El banco multilateral presentó un estudio que analiza las opciones de para descarbonizar la región, basado en una mayor participación de las fuentes renovables no convencionales y el desarrollo de combustibles de bajas emisiones. Además, releva el rol del gas durante la etapa de transición.
Las energías renovables son el futuro de Latinoamérica. Pero el gas estará presente por un buen tiempo más.
Es lo que resume en breves palabras el nuevo Reporte de Economía y Desarrollo de la CAF, el banco de desarrollo, titulado Energías renovadas: Transición energética justa para el desarrollo sostenible.
En él, la institución aborda cada año los desafíos simultáneos de hacer crecer el ingreso por habitante de manera considerable y sostenible, con miras a disminuir los niveles de emisiones de CO2 y gases de efecto invernadero, pero además reducir la desigualdad económica de la región en los próximos años.
El reporte, denominado RED, desarrolla un análisis exhaustivo de la situación energética actual de la región, para luego focalizarse en las agendas de oferta y demanda de energía, con énfasis en tres sectores: el transporte, la industria y el sector residencial y cierra con un análisis de los impactos que la transición tendrá en la macroeconomía en su conjunto, en particular sobre las finanzas públicas, el sector externo y el mercado laboral.
El lanzamiento regional del RED se realizó esta semana en la capital chilena, con la participación de la ministra de Medio Ambiente, Maisa Rojas, el presidente ejecutivo de CAF, Sergio Díaz-Granados y expertos en transición energética.
En este reporte, la CAF apunta al powershoring -descentralización de la producción hacia países que ofrecen energía limpia, segura, barata y abundante y cercanos a los grandes centros de consumo, además de otras virtudes- como una gran alternativa para atraer inversiones industriales.
América Latina y el Caribe (ALC) cumple con muchas de las condiciones de la economía de powershoring. Después de todo, la región está geográficamente cerca de América del Norte y Europa y varios países ya cuentan con matrices energéticas limpias o mayoritariamente limpias, mientras que otros caminan por el mismo camino.
TRANSICIÓN JUSTA
Comparativamente, América Latina y el Caribe contribuye poco en materia de emisiones (11 % del total global), pero es particularmente vulnerable a los efectos negativos del cambio climático, lo que a su vez demanda esfuerzos de adaptación y resiliencia climática.
“Por ello, la transición energética deberá ser justa, favorecer un crecimiento económico vigoroso e inclusivo, y contribuir al cierre de brechas de ingreso per cápita respecto al mundo desarrollado y a la reducción de la desigualdad y la pobreza. Eso implica que, si bien todos los países de la región deben sumarse a los esfuerzos de disminuir las emisiones energéticas, la velocidad y las estrategias para hacerlo serán específicas a la realidad de cada país”, destaca la CAF en el documento de 60 páginas.
“Somos una región de soluciones, con capacidad para contribuir al proceso mundial de transición energética aprovechando las oportunidades que surgen para los países con reservas de minerales críticos –como el litio, el cobre o el níquel–, con reservas de gas cuyo uso durante la transición reduciría las emisiones sin abandonar inmediatamente los combustibles fósiles y para los países con potencial de producción de energías renovables en la relocalización de actividades intensivas en energía, el llamado powershoring”, afirmó Sergio Díaz-Granados, presidente ejecutivo de CAF.
EL APOYO DE LA CAF
“Con este RED, el banco de desarrollo de América Latina y el Caribe ratifica su compromiso de acompañar a la región mientras afronta con éxito el desafío de una transición con energías renovadas”, agregó Díaz-Granados.
Las acciones por el lado de la oferta para la descarbonización propuestas en el RED son el incremento de la capacidad de generación de electricidad impulsada por una mayor participación de las fuentes renovables no convencionales y el desarrollo de combustibles de bajas emisiones como los biocombustibles o el hidrógeno de bajas emisiones.
Además, durante la transición, el reporte sostiene que el gas, tanto natural como licuado de petróleo, puede jugar un rol crucial sustituyendo combustibles fósiles más contaminantes como el petróleo y el carbón: en un escenario de sustitución del 50% de los usos actuales de petróleo y carbón por gas se podrían reducir en un 7% las emisiones de la región, lo que representa casi un 65% del total de compromisos que la región se fijó para 2030.
Ese mismo año, la Agencia Internacional de la Energía prevé un peak de demanda del petróleo, y solo a partir de ese año disminuiría globalmente su uso, se indicó esta semana.
En el caso del sector industrial, la transición pasa por la electrificación de algunos procesos o usos que actualmente dependen de combustibles fósiles al igual que el fomento de la economía circular. En movilidad urbana, es importante el uso de transporte público sostenible (masivo y activo).
En la logística urbana hay espacio para la electrificación, mientras que, en el caso de transporte de carga, la promoción de la eficiencia y el uso de combustibles alternativos son medidas que pueden ser efectivas en el corto plazo.
“Una transición justa también precisa cerrar las brechas de acceso y calidad de energía que aún persisten en la región”, sostiene el estudio.
Para afrontar los retos de la transición energética, el RED plantea además cuatro políticas transversales: el financiamiento verde, los mercados de carbono e impuestos al carbono; las tecnologías de captura y uso de carbono; y la economía circular.
Como parte de su estrategia de ser el banco verde y del crecimiento sostenible e inclusivo de la región, CAF se ha comprometido a dedicar al menos el 40% de sus aprobaciones a proyectos verdes, incluidos los que facilitan la transición energética. Lo que implica que podrán ayudar a distintos países que así lo soliciten con financiamiento para esta transformación.
“Tanto el reporte de 2023 como el de 2024 de CAF han sido sobre medio ambiente y con cada estudio hacemos las presentaciones de todos los países invitando a los gobiernos, así como al sector privado y de la sociedad civil a discutir estos temas. También CAF puede acercarse a los países para ofrecer su ayuda”, detalla Lian Allub economista principal de la CAF.
El RED presenta un contexto regional en el cual resulta vital coordinar esfuerzos nacionales y regionales para transitar el camino de la transición energética. En ese sentido, la institución supranacional iniciará un roadshow por el continente presentando el reporte.