Pese a la compleja situación macroeconómica —y dependiendo del país o de la industria—, existen distintos drivers que podrían impulsar el crecimiento de las compañías durante los siguientes años. El nearshoring, la industria del litio o herramientas como la inteligencia artificial generativa servirán de salvavidas en un mar de incertidumbre que promete prolongarse, por lo menos, hasta 2024.
Con perspectivas bastante tímidas y modestas de crecimiento económico, el camino de la expansión se torna cada vez más cuesta arriba para las empresas latinoamericanas.
A inicios de octubre, el Fondo Monetario Internacional (FMI) daba cuenta de que, tras una fuerte recuperación post COVID-19 y la resiliencia registrada a inicios de 2023, el crecimiento económico en América Latina y el Caribe se moderaría desde 4,1% en 2022 hasta 2,3% en 2023. Y todo apunta a que en 2024 la cifra será similar.
Esta desaceleración económica viene acompañada de factores como altas tasas de interés e inflación, devaluación de monedas y países en etapa electoral, que obligan a las empresas a navegar entre la incertidumbre y lo impredecible. Todo mientras intentan mantener el enfoque en el largo plazo.
Ese es el caso, por ejemplo, de la multilatina de alimentos Alicorp, que puso en marcha un programa de eficiencias apalancado en dos principales habilitadores: la innovación y la transformación digital. A la par, la compañía mantiene las fortalezas de un portafolio de productos diferenciados, fabricados con altos estándares de calidad y con una cadena de suministro que le permite llegar a todos los rincones de los mercados.
En Argentina, su segundo mercado más importante después de Brasil, el reto de Arcos Dorados, la principal operadora de McDonald’s en Latinoamérica y el Caribe, no es menor al de Alicorp. La empresa debe gestionar su operaciones en medio de una creciente inflación, que impacta también en la predictibilidad y la inversión.
“La inflación es algo que nos afecta muchísimo. Inflación por la situación macroeconómica y también porque en los últimos dos años hubo una suba de commodities que son alimentos. Eso impacta en nuestras estructuras de costos. En estos momentos, hay impactos en la ecuación de negocios. Nuestras decisiones de precio no están desacopladas de eso. También tenemos una propuesta con una visión muy clara: estar cerca del consumidor. Eso termina afectando nuestros márgenes de rentabilidad. Pero entendemos que tiene que ver con acompañar los ciclos. Tenemos claro que la máxima prioridad es estar lo más cerca de los bolsillos de los consumidores. Más adelante habrá tiempo también para que, con estabilización macro, cambiaria y de inflación, estemos menos afectados. Pero nuestro foco es que la propuesta con el consumidor sea afectada de la menor manera posible”, explicaba Eduardo Lopardo, Director General de Arcos Dorados Argentina, al diario El Cronista sobre cómo la compañía venía sorteando las dificultades en el país sudamericano.
Ana Morales, office leader de la oficina de Perú de BCG, afirma que, si bien una economía difícil aumenta la presión y puede generar mayor estrés, esta además puede convertirse en un motor que lleve a tomar decisiones importantes para impulsar el crecimiento de manera rápida. Y es que el 2023 ha dejado claro que la incertidumbre será una constante que deberá ser tomada en cuenta en todas las decisiones de las organizaciones. Según una encuesta de BCG realizada a más de 750 C-Suite (directivos de nivel ejecutivo), el 73% espera que la incertidumbre macro sea un desafío clave para sus empresas en 2023.
Para Daniel Zaga, Director de Análisis Económico de Deloitte Spanish Latin America, los principales drivers que las empresas deberían tener presentes en este nuevo contexto son mejorar la productividad y apuntalar la innovación, porque “está probado que son los principales detonantes del crecimiento económico”.
“Aquellos que están abordando los costos y las turbulencias mientras planifican el crecimiento serán quienes mantengan una ventaja competitiva en el mercado. Los mejores CEOs entenderán también que no pueden quitar el pie del acelerador en la innovación, incluso en épocas de incertidumbre”, acota Morales.
ARMAS PARA CRECER
Aun cuando la fotografía del momento económico no es la mejor, los especialistas consultados para este artículo coinciden en que, además de generar eficiencias y ajustar los costos de la cadena de producción, la innovación y el uso de la tecnología serán importantes drivers de crecimiento para las empresas a crecer en el corto y mediano plazo. “Las tecnologías digitales —incluidas las redes sociales, almacenamiento en la nube, el análisis de datos y los dispositivos móviles— están teniendo un profundo impacto en las empresas de todos los sectores, desde los retailers y los bancos hasta los fabricantes de automóviles y las empresas energéticas”, dice Jorge Acosta, socio líder de Consultoría de EY Perú.
En ese sentido, Ana Morales asegura que es la primera vez que se ve que la innovación tiene el potencial de cambiar industrias enteras tan rápido. “Las empresas están gestionando e implantando la IA a una velocidad increíble, intentando aprovechar rápidamente las ventajas y las posibles ganancias de productividad. Hemos notado también una fuerte correlación entre el uso de la inteligencia artificial generativa y un mayor optimismo”, agrega.
Para Lucía Muñoz, socia Líder de Capital Humano de Deloitte Spanish Latin America, hoy resulta fundamental comprender que la innovación genera valor para los clientes, al actuar como catalizadora para el crecimiento exponencial. “La innovación permite generar una ventaja competitiva y destacarse en la industria. Igualmente, permite reaccionar de manera más efectiva ante las oportunidades imprevistas, los desafíos y disrupciones que inevitablemente surgirán en el contexto empresarial”, acota.
Las multilatinas saben que la tecnología es un habilitador importante en momentos de crisis. En marzo de este año, Petrobras incorporó Tatu, una supercomputadora, a sus operaciones. Esta se utiliza en actividades de exploración y producción. El equipo está diseñado específicamente para ejecutar soluciones basadas en IA, que explotará datos para resolver las demandas de manera más rápida y precisa, aumentando el éxito exploratorio y reduciendo el costo de las operaciones. “Esto es importante para habilitar iniciativas de tecnología digital, beneficiando la eficiencia de las operaciones, haciendo que la empresa sea más resistente a los cambios en los escenarios de negocios”, dijo Paulo Palaia, director de Transformación Digital e Innovación de Petrobras, en un comunicado de prensa.
DRIVERS POR TERRITORIO
Si se analizan las oportunidades geográficamente, estas se diversifican. En México, el nearshoring es el tema del momento. La apuesta de trasnacionales —especialmente del sector automotriz— por recolocar fábricas y operaciones para optimizar sus cadenas de suministros ha dinamizado la inversión de forma notable.
A inicios de octubre, Raquel Buenrostro, secretaria de Economía de México, contabilizaba que a la fecha se han anunciado inversiones por más de US$ 110.000 millones, de los cuales US$ 30.000 millones son inversiones de empresas nacionales y US$ 80.000 millones de empresas extranjeras. “Hay varios factores que están confluyendo en América Latina para que se pueda impulsar el crecimiento económico en la región. Por un lado, el nearshoring está teniendo un impacto positivo en México y en algunos países de Centroamérica (como Costa Rica), no solo por un aumento en las inversiones recibidas y anunciadas, sino especialmente a través de una mejora en la confianza de los consumidores y las empresas”, afirma Daniel Zaga.
Por lo pronto, las acereras buscan aprovechar la fiebre del nearshoring. La Asociación Latinoamericana del Acero (Alacero) prevé que la demanda en México crezca 2,5% en 2023 y 2,6% en 2024, mientras que la previsión para América Latina es que en 2023 el consumo de acero crezca en promedio 1,8% y, en 2024, 2,5%. La siderúrgica de origen argentino Ternium anunció que invertirá US$ 3.200 millones en su planta de Pesquería Nuevo León para incrementar su producción y aprovechar el aumento de la demanda de acero por parte de la industria internacional.
En el extremo sur, los recursos naturales siguen jugando un papel importante para el crecimiento. “En Sudamérica, la explotación del litio en algunos países, así como el aumento exponencial del gas natural en los yacimientos de Vaca Muerta, en Argentina, pueden ser una oportunidad importante para el desarrollo de esas regiones. Pero, primordialmente, para un crecimiento sostenido”, argumenta Zaga.
Aunque el grueso de las inversiones provienen de gigantes globales de la industria minera y automotriz, empresas locales también se quieren subir a la ola del oro blanco. Por ejemplo, el Grupo Techint. A través de su empresa energética Tecpetrol, quiere entrar a la industria del litio con una inversión inicial de US$800 millones en Tolillar, uno de los dos yacimientos que tiene en Argentina Alpha Lithium, minera canadiense sobre la cual el grupo tiene abierta una oferta pública de adquisición.
Para Acosta de EY, la minería sigue siendo una apuesta segura en el Perú. “El sector minero no va a continuar creciendo si no tenemos mayores inversiones y, para ello, tenemos que incentivar la inversión extranjera para desarrollar nuevos proyectos”, argumenta.
Pese al difícil contexto, las oportunidades en la minería peruana aún son atractivas. “Ofrece oportunidades de oro para los inversores, ya que gran parte del país aún no ha sido objeto de una vasta exploración. Esto deja un inmenso potencial para futuras exploraciones. Perú también disfruta de la ventaja de tener uno de los costos operativos más bajos del mundo y cuenta con una gran reserva de personas capacitadas. Se espera que la demanda mundial de cobre crezca para satisfacer las necesidades de la sociedad moderna y permitir la transición energética verde en curso. Esto presenta oportunidades sustanciales para Perú, el segundo mayor productor del mundo”, detalla la Guía de Inversión Minera en el Perú 2023/2024 de EY.
Acosta también vislumbra la expansión a otros mercados como una buena oportunidad de crecimiento, especialmente para diversificar el riesgo ante turbulencias políticas en algunos países latinoamericanos. “Las empresas están buscando volverse mucho más eficientes en cuanto a costos para poder salir a otros países de la región con modelos replicables. Es necesario tener un modelo operativo que permita replicar la operación afuera, con una compra o adquisición o mediante la implementación de una empresa que implica desarrollo de operaciones eficientes; por ejemplo, de servicios compartidos. Perú está un poco atrasado, pero empresas de México ya están lista para el crecimiento vía adquisiciones. Probablemente el próximo año va a estar mucho más activo el tema que en años anteriores”, prevé.
El gran desafío de las compañías latinoamericanas es cómo seguir creciendo en medio de una economía de lento desarrollo. Existen varias rutas que permitirán que estas se mantengan a flote. Solo queda elegir la que mejor se ajuste a sus metas y necesidades.