El CEO de la plataforma turística con alcance global anunció una serie de cambios que apuntan a una mayor asequibilidad de precios, así como una optimización de los motores y filtros de búsqueda, pero ¿séra suficiente para calmar las críticas de los últimos años?
Airbnb anunció esta semana la introducción de varias mejoras para el servicio. Esta decisión fue tomada a raíz de una consulta que obtuvo 3.300 respuestas en mayo de 2023. Por aquel entonces, las principales sugerencias incluyeron gastos de limpieza más bajos, mejorar la búsqueda de los filtros, la verificación de anuncios, implementar programas de fidelidad para huéspedes, entre otros.
Cuatro meses más tarde, Brian Chesky, el CEO de la plataforma digital con sede en San Francisco (EE.UU.) dedicada a la oferta de alojamientos, reveló las medidas que está tomando la compañía para abordar algunas de estas sugerencias.
En primer lugar, la aplicación ha renovado su motor y filtros de búsqueda, utilizando una inteligencia artificial más minuciosa. La finalidad de la medida es ajustarse a las preferencias de los usuarios. De esta forma, a partir de hoy, si los resultados de búsqueda son limitados, automáticamente aparecerá un carrusel en la parte inferior de los resultados. A través de esta herramienta, los clientes podrán visualizar otras opciones de espacios disponibles para fechas cercanas.
Con respecto a los filtros de búsqueda, ahora se incluyen espacios pet friendly y alojamientos con camas king.
Sin embargo, las novedades llegan en un periodo difícil para Airbnb, marcado por restricciones en sus principales ciudades de operación, así como la advertencia de un crash inmobiliario en camino.
RESTRICCIONES EN EE.UU.
Para empezar, el pasado 5 de septiembre, en Nueva York se aprobó una nueva norma que prohíbe los alquileres de menos de 30 días en residencias. En consecuencia, una maniobra usual como rentar un departamento en Brooklyn para abaratar costos o conseguir un espacio familiar con cocina y habitaciones cercanas a museos, ya no sería posible para estadías a corto plazo.
Esta tendencia a implementar restricciones también se ha manifestado en otras “ciudades azules” de Estados Unidos. Por ejemplo, en California, San Francisco ha impuesto un límite de 90 días de alquiler y un estricto código de normas de cumplimiento para la plataforma. En la misma línea, Chicago prohibió los alquileres de una sola noche, con la finalidad de evitar la organización de fiestas en los alojamientos.
Cabe resaltar que en Europa, también se han impuesto restricciones similares. Actualmente, en Berlín, solo se pueden alquilar habitaciones un máximo de 90 días al año; en Portugal, se han dejado de emitir licencias para este tipo de alquileres; en Barcelona, no se puede alquilar una habitación durante menos de 30 días, entre otras restricciones que se abren paso en el viejo continente.
Se trata de una oleada reguladora que ha sido percibida por algunos analistas como el inicio del fin para el boom inmobiliario de Airbnb. En esa línea, Peter St. Onge, economista de Heritage Foundation y ex profesor de MBA, explicó hace una semana en su cuenta de X: “Los precios caen mientras las reservas disminuyen, reduciendo los ingresos de los anfitriones en un 13% en medio de preocupaciones de que el “Airbnbust” (la explosion de Airbnb) finalmente ha llegado. Y podría empeorar entre una recesión inminente y el agotamiento de los ahorros excesivos”, reconoce St. Onge.
Asimismo, el economista Robert Kiyosaki, autor del best seller de finanzas “Padre rico, padre pobre”, escribió en su cuenta de X a mediados de semana que esperaba que “Airbnb encabece el crash del mercado inmobiliario”.
Por otro lado, la verificación de anuncios se ha convertido en otra prioridad de Airbnb ante la problemática constante de lidiar con los estafadores.
En consecuencia, Chesky ha anunciado también un sistema de verificación en EE.UU, Canadá, Australia, Reino Unido y Francia. La estrategia entrará en vigencia en forma de íconos de “verificado” a partir de febrero de 2024. En los meses posteriores, Airbnb aspira a introducir la medida en 30 países adicionales, bajo la consigna de superar la meta de 157.000 anuncios falsos bloqueados en lo que va de 2023.
Asimismo, la compañía espera optimizar otros rubros. Por ejemplo, se anunció que a partir de noviembre, Airbnb introducirá mejoras de atención en el servicio al cliente, con la finalidad que ni bien los huéspedes llamen, se les asigne agentes especializados para resolver problemas de forma rápida. Cabe destacar que en los meses anteriores, la plataforma logró responder el 94% de las llamadas en inglés en menos de dos minutos, así como atender solicitudes en otros idiomas.
“Recibimos muchos comentarios de que Airbnb no es tan asequible como solía ser”, declaró Chesky en una entrevista reciente, sobre uno de los aspectos más criticados de Airbnb en la encuesta: la asequibilidad de los precios.
Para cambiar esta realidad, se implementó el “precio dinámico estacional”, una herramienta para comparar tarifas hoteleras con anuncios similares: hasta la fecha, cerca de 680.000 anfitriones la han tomado en cuenta. Por otro lado, más de 260.000 anuncios de la plataforma eliminaron sus tarifas de limpieza, sumándose a los casi 3 millones de anuncios que actualmente no cobran ninguna. Esta tendencia se debe a la decisión de Airbnb de brindar a los consumidores los medios para ordenar sus anuncios según el precio total.
Aunque también responde a una polémica que saltó en septiembre de 2022 con la publicación de un artículo del Wall Street Journal que relataba cómo los huéspedes de Airbnb en EE.UU levantaban quejas similares en Twitter y TikTok. ¿El motivo? La plataforma obligaba a pagar tarifas de limpieza de hasta US$ 143 a los anfitriones bajo la excusa de que “debían pagar adecuadamente a sus equipos de limpieza”. En respuesta, varios denunciados se negaron a rebajar la tarifa, mientras que otros las retiraron inmediatamente. Como era de esperar, la competencia de Airbnb capitalizó el descontento: la cadena hotelera Hilton lanzó una campaña que recuerda a sus clientes cómo los hoteles no demandan pagos de esa índole.
No obstante, en los siguientes meses, la reputación de Airbnb pareció mantenerse intacta de acuerdo con una encuesta de Morning Consult. En febrero de 2023, el 42% de 5.000 encuestados en Estados Unidos declaró tener una visión favorable de Airbnb. Se registró así un crecimiento de 4% con respecto a la encuesta anterior de enero de 2022.
EXPERIENCIA LATINOAMERICANA
Entre las ciudades latinoamericanas que han acogido Airbnb destaca la Ciudad México donde operan 25.000 unidades. De esta cifra, 15.000 son rentas de unidades enteras. El crecimiento de Airbnb se ha visto acompañado de problemas como el encarecimiento de la vivienda, el desplazamiento de los habitantes locales, así como la dismuinución de la oferta habitacional.
Julian Stastny, director general y cofundador de la proptech Mica informó que entre 2010 y 2020, el incremento de propiedades en renta tradicional fue de 10% en la capital mexicana. Mientras que la oferta de inmuebles para renta de corta estancia se disparó en un 324%.
En este contexto, si se aplican restricciones similares a las de Nueva York, más de la mitad de espacios para alojar turistas y nómadas digitales podría desaparecer. “Tal vez se escuche poco, pero es un volumen impactante para el sector. Existe un riesgo al limitar la derrama económica del turismo en la capital: se reciben alrededor de 20 millones de turistas al año”, resaltó Stastny. Asimismo, el experto añadió que el precio promedio de renta podría volverse más competitivo si estas unidades regresan al mercado convencional.
Por otro lado, en Sudamérica, Airbnb inició el año con un cambio de mando. La publicista y relacionista pública brasileña Fiamma Zarife fue nombrada directora general de la plataforma en Sudamérica. Desde su nombramiento en marzo, Zarife tuvo como principal objetivo la expansión de la comunidad de Anfitriones y huéspedes, así como encabezar la evolución de los mercados locales. Asimismo, en esta región, Airbnb tampoco ha sido ajena a la implantación de legislación restrictiva.
Como ejemplo, en Perú, la bancada parlamentaria de Podemos presentó en julio un proyecto de ley que creaba un impuesto de estadía corta. Esta propuesta buscó gravar las actividades de aplicaciones que funcionan como nexo para el alquiler de una habitación o vivienda por estadías cortas con una tasa del 4%. La iniciativa no fue finalmente aprobada, debido a ciertas imprecisiones como el hecho que no se especifica quién será el encargado de pagar el impuesto. El principal riesgo era que se termine gravando sobre el impuesto de alquiler, incluido actualmente en el impuesto a la renta peruano.
Por otro lado, en febrero, el gobierno de Uruguay presentó un proyecto de ley que evaluaba la creación de un registro mediante el cual las viviendas de uso turístico cumpieran con las mismas obligaciones que la hotelería tradicional del país. El proyecto estaba orientado a afrontar la “competencia desleal” de las plataformas digitales como Booking o la propia Airbnb. Meses después, en julio, un grupo de anfitriones de esta última se presentaron ante la Comisión de Industria, Energía, Comercio, Turismo y Servicios del Senado uruguayo para defender sus actividades. Más de un vocero declaró que era jubilado y los ingresos por ofrecer sus viviendas en Airbnb les permitían subsistir.
La iniciativa del gobierno de Lacalle Pou si bien no fue aprobada, sentó un precedente para un país vecino de Uruguay.
En Argentina, el pasado 1 de septiembre, los senadores del oficialista Frente de Todos y el derechista Juntos por el Cambio firmaron un dictamen junto que regula los alquileres temporales en el país. Había dos intenciones: en primer lugar, al igual que en el país charrúa, se busca crear un registro de inmuebles turísticos a nivel nacional.
Sin embargo, la cuestión de fondo es desdolarizar las plataformas de Airbnb para que pasen a regulación estatal. Todo apunta a que el futuro próximo de Airbnb se verá marcado por la respuesta de los usuarios al plan de mejoras, así como a los desafíos que plantean legislaciones cada vez más estrictas ante la ruptura del status quo hotelero.