Con ocho años en el mercado, la empresa fundada por Félix Rodríguez busca posicionar la cultura del café de especialidad en Perú y promover las variedades locales en el competitivo mercado estadounidense.
Don Artidoro era un líder natural: reunía a sus paisanos y los organizaba para cultivar café a gran escala. Cuando llegaba la temporada de cosecha, buscaba los mejores mercados para obtener ganancias y así, posicionarse a largo plazo, entre las comunidades de Rodríguez de Mendoza, una provincia del departamento peruano de Amazonas, ubicada en la selva alta del país andino.
Su nieto Félix nunca llegaría a conocerlo, pero esta historia lo inspiraría a retomar el legado cafetero de la familia y convertirlo en un negocio con proyección internacional. “Así nació el proyecto, pero quisimos hacerlo ya no vendiendo café verde, sino tostando los granos y dándole valor agregado. Con esto consolidamos un mercado final para poder repercutir también de igual forma al campo, pero en mayor volumen”, declaró Félix Rodríguez, CEO de Artidoro Rodríguez Café, para AméricaEconomía. La marca lleva ocho años dedicándose a la comercialización del café de especialidad peruano, tanto dentro como fuera de las fronteras del país.
En líneas generales, Perú se encuentra en una posición ventajosa al ser uno de los 10 mayores productores mundiales de café arábica: representa el 4% de la producción mundial, con un total de 3,6 millones de sacos de 60 kg (216.000 toneladas) durante la campaña 2022-2023, según datos recopilados por Artidoro Rodríguez. Asimismo, el cultivo del grano brinda empleo a más de 236.000 productores, quienes trabajan en unas 660.000 hectáreas.
La coyuntura actual también es favorable: el Ministerio de Desarrollo Agrario y Riego de Perú (Midagri) señala que las exportaciones de café superaron los US$ 132 millones entre enero y febrero de 2024. Supone un aumento del 66% en comparación al mismo periodo del año anterior. Entre los principales socios comerciales se destacan países como Estados Unidos y Canadá, Alemania, Suecia y Países Bajos. Cabe destacar que este boom exportador no solo se debe al esfuerzo de los caficultores locales.
“Desde el año pasado, tuvimos una crecida en exportaciones de materias primas desde Perú, ya que hubo retrasos en las cosechas de Brasil. Hay que tomar en cuenta que este país genera la mayor cantidad de café en commodities para el mundo. Entonces, su producción se atrasó, lo que hicieron los compradores fue voltear la mirada a Bolivia, Ecuador y por supuesto, Perú”, explica Rodríguez.
LA VENTAJA PERUANA
Sin embargo, Perú no se limita a ser un suplente de sus competidores, sino que produce café de especialidad a gran escala. Se trata de granos que alcanzan más de 80 puntos sobre 100 en la calificación de un catador. A su vez, se valoran rasgos como fragancia, sabor, aroma, cuerpo, entre otros.
“La riqueza que más tenemos como país es que las distintas regiones del país tienen una diversidad de ecosistemas y pisos altitudinales. Eso le hace variar en sabores, en perfiles y aromas de café. Entonces, las mezclas o blends que se manejan en el país como variedades también hacen muy exquisito al producto peruano”, sostiene Rodríguez.
Entre las variedades cafeteras cultivadas en Perú se mencionan la Caturra, oriunda de Brasil; Catimor, resistente a enfermedades; Pacamara, de alta productividad; Geisha, conocido por su aroma floral, entre otras. Por otro lado, los granos también varían en propiedades, dependiendo de su origen geográfico y el procesamiento. Rodríguez destaca que los granos de café son ácidos y el tueste se realiza, dependiendo de las preferencias del mercado local.
Es así que en zonas caficultoras como el departamento de Amazonas o la ciudad de Jaén (Cajamarca), se pueden encontrar sabores cítricos y afrutados como base. En contraste, en la localidad de Villa Rica (Pasco), abundan cafés con frutos rojos como sabores base, mientras que en Cusco, se puede identificar chocolate o nueces en el café puro. “Aunque esto no quiere decir que en el norte no puedas encontrar perfiles como en el sur. Eso va a depender también de la selección de variedades que cultiva el caficultor en cada zona”, aclara Rodríguez.
Al contrario de lo que se puede creer, Artidoro Rodríguez no inició en las tierras que dejó el abuelo de Félix. Tras su fallecimiento, no hubo un relevo generacional en el negocio, por lo que las hectáreas quedaron descuidadas y Félix se vio obligado a trabajar mediante alianzas con productores locales de café en Amazonas y Villa Rica. El objetivo principal es estabilizar el precio de compra del café, así como el traslado de la unidad de negocio.
“Como el precio del café es un commodity, entonces cuando la bolsa subía, el caficultor se beneficiaba, pero corría riesgo de quiebre o el tostador pero cuando la bolsa baja el tostador se beneficia y el que corre riesgo de quiebre es el caficultor. Entonces lo que hemos hecho es generar un estudio de precios desde el producto final, es decir, desde el café ya tostado al cliente final y que se haya generado un margen compartido entre todos”, expone Rodríguez.
De esta manera, la empresa obtiene un margen bruto que comparte con sus socios productores y las eficiencias operativas generan un negocio rentable. Bajo este esquema, Artidoro Rodríguez espera que los caficultores dispongan de un ingreso proyectado promedio en cada campaña y planificar ganancias a mediano plazo. Así, se logra “profesionalizar” el campo y que los caficultores devenguen empresarios.
“La idea es que esta fórmula de negocio llame la atención de otros agricultores y se comiencen a unir a esto. Así, nos abastecemos de más café y ganaremos más mercados. Muchas veces el problema se da en que podemos ser muy efectivos comercialmente, pero también hay que ser efectivos en la organización de las comunidades”, aclara el CEO.
EL VÍNCULO CON EE.UU.
Cada dos semanas, Félix viaja de Perú a Estados Unidos y viceversa para ponerse al frente de la difusión de Artidoro Rodríguez en la potencia norteamericana. Por ahora, el foco principal es consolidar la marca en los restaurantes peruanos al posicionarla como el “mejor acompañante” para la comida del país andino. Félix reconoce que es un desafío, porque usualmente se sirven tipos comerciales de café, que dejan a un lado las variedades más finas como Bourbon o Geisha.
Se pierde así, una oportunidad para promocionar el café peruano, de manera similar a como otros países difunden sus vinos más prestigiosos. Aunque para llegar a este punto es necesario aumentar el procesamiento y/o mezcla de estas variedades en Perú para obtener una mayor oferta en EE.UU. y por ende, precios asequibles.
“Nosotros tenemos la meta de masificar la primera línea del café de especialidad en Perú. Este ya tiene un mayor valor agregado para el caficultor al tener un mejor precio. En una siguiente etapa, queremos aprender a obtener mayor cantidad de volumen para abastecer hoteles o restaurantes. Hay que crecer la capacidad de instalar procesos de tostado en Perú para exportar en mayor cantidad”, señala Rodríguez.
No obstante, ya hay en marcha otro modelo de negocio novedoso: las barras de degustación. Estos servicios están instalados en múltiples restaurantes peruanos de EE.UU. que permiten comparar las propiedades del café de especialidad con las variedades corrientes.
Por otra parte, se sirven cold brews, bebidas frías a base de café, con sabores de frutas, que se ofrecen como alternativa a los cócteles. Sobre las barras de Artidoro Rodríguez, Félix opina que se matan dos pájaros de un tiro: se promociona el café peruano y los dueños de restaurantes aprenden nuevas estrategias para vender sus propios productos con mayor eficacia.
LA APUESTA POR EL LABORATORIO
En paralelo a su presencia en locales del extranjero, la marca ha incursionado en el desarrollo de capital humano con “Artidoro Lab”. Consiste en una iniciativa que creció en los últimos años para capacitar ciudadanos en la elaboración de café de especialidad. “Nos dimos cuenta que necesitábamos un espacio en donde poder capacitar a los baristas en Perú. Y no hay muchas personas que se dediquen a esta carrera técnica. Así que le dimos la oportunidad de trabajar con nosotros en nuestra cafetería para que luego, se introduzcan en otras barras o abran un negocio propio”, explica Rodríguez.
El éxito inicial del proyecto llevó a la apertura de talleres especializados en la formación de tostadores y catadores. Posteriormente, el laboratorio ha incorporado equipos que analizan variedades de café provenientes de zonas rurales para obtener el mejor perfil posible a comercializar. “Nuestro objetivo a largo plazo es ser la organización que trabaje en pro de la caficultura peruana. Tenemos la misión de que el caficultor se vuelva un gestor de igual rango profesional o con conocimientos que un tostador o vendedor de café”, resume Félix. Cabe preguntarse si en los próximos años Artidoro Rodríguez se posicionará en la marca insignia del café peruano en Estados Unidos y más allá.