Así como en otras industrias, este esquema de negocio ha llegado a la industria automotriz como una alternativa que puede resultar mas económica que un crédito vehicular o una compra inteligente y, de paso, más amigable con el medio ambiente.
El carsharing es un modelo en tendencia mundial. La suscripción de autos en América Latina, que tuvo su boom durante la pandemia por el cambio de comportamiento en relación al transporte y la movilidad, empezó en Brasil, luego Argentina, y ahora en Chile.
La propuesta de la industria automotriz es pasar de vender autos a ser proveedores de servicios, es decir, ofrecer al usuario todos los beneficios de un auto sin la necesidad de comprar uno e incluyendo todos los requerimientos asociados, como patente, revisión técnica, seguros y mantenciones, entre otros.
Además, considerando el reporte de la Asociación Mexicana de Distribuidores de Automotores (AMDA) en conjunto con el proveedor de información JATO Dynamics y la empresa global de consultoría Urban Science (2022) sobre el financiamiento automotriz y el hecho de que las financieras de marca acaparan el 80% de este, las ventajas económicas que propone la suscripción resultan atractivas.
La Asociación Brasileña de Empresas de Alquiler de Autos (ABLA), en un balance que solo incluye vehículos pertenecientes a sus afiliados, indica que la flota destinada al servicio de autos por suscripción de las empresas de alquiler del país creció un 16,4% en 2022, un total de 106.000 unidades al cierre de septiembre, frente a las 91.000 del mismo mes en 2021. “Este es un nicho relativamente nuevo en el alquiler de autos, pero sin duda llamó la atención de aquellos que valoran más el uso que la propiedad”, dijo el consejero gerente de la asociación, Paulo Miguel Júnior. “La pandemia hizo que la gente evite aglomeraciones en el transporte colectivo, por ejemplo”.
También es una alternativa sostenible. De acuerdo a un estudio realizado por la Federación Internacional del Automóvil para Latinoamérica y ONU Ambiente, mejorar la movilidad urbana para 2030 en la ciudad de Buenos Aires permitiría ahorrar más de US$ 10.500 millones, evitar la muerte prematura de más de 6.200 personas debido a la contaminación del aire y reducir más de 65 millones de toneladas de gases de efecto invernadero.
Por otro lado, en Chile el ministro de Transportes y Telecomunicaciones, Juan Carlos Muñoz, dijo a finales de julio que la ley que regula las empresas de aplicaciones de transporte (EAT), entrega nuevas orientaciones y requisitos para empresas, conductores y vehículos de aplicaciones digitales como Uber, Cabify y DiDi. Recordó que las nuevas exigencias “deberán corresponder como mínimo a las establecidas para los taxis básicos” y aclaró que no se ha tomado ninguna decisión sobre el fin de los city cars en las apps de transporte.
“Tenemos que esperar el reglamento”, dijo.
Alberto Escobar, gerente de movilidad del Automóvil Club de Chile, advirtió que existe la posibilidad de que entre 10.000 a 20.000 conductores ocasionales de city cars queden fuera del sistema de aplicaciones. ¿Esto impulsaría (in) directamente el negocio de suscripción de autos?
SMARTYCAR: RENTING EN CHILE
“Chile es el mercado más desarrollado en términos de impulso financiero”, dijo Benjamín Salineros, CEO de Smartycar a AméricaEconomía comparando el país con otros a nivel regional. “Hoy en día hay alrededor de 15 actores que están llevando alguna propuesta de esta nueva forma de movilidad, y a nivel latinoamericano la verdad es que hemos visto incipientes propuestas en algunos países como México y Colombia que aún son pequeños si lo comparo con el mercado chileno que tiene mucho potencial”.
Smartycar, de la empresa automotriz Salinas y Fabres S.A. (SALFA), ofrece un auto cero kilómetros por medio de una suscripción mensual a través de un trámite que se puede realizar de forma 100% online a través de su plataforma y con planes que van desde los US$ 353,22 mensuales, con una duración de 12, 24, 36 y hasta 48 meses. Al término del contrato el cliente lo devuelve, extiende o renueva.
“Recordemos que el auto se desvaloriza en el tiempo”, dijo Salineros sobre la experiencia financiera que ofrecen, pues contrario al modelo está el alto costo de los vehículos, incertidumbre del valor residual o el valor de venta de en un par de años, y la incertidumbre técnica. Versus un crédito o una compra inteligente, implica un ahorro del 30%.
Asimismo, cuenta con cuatro líneas de negocio: Smartycar tradicional, que son todos los vehículos; Smartycar Black, que son vehículos de lujo; Smartycar Eco, que es donde está su propuesta de vehículos eléctricos y movilidad; y Smartycar Seminuevo, que es una propuesta más conveniente en términos de precio porque son los vehículos de los clientes que devuelven con anticipación. Es también su propuesta más flexible.
Con respecto a los vehículos eléctricos, considera que el modelo tiene “tremendo potencial para que los clientes entren y experimenten la electromovilidad, ya sea híbridos o híbridos eléctricos. ¿Por qué? Porque disminuye las barreras de entrada en este tipo de vehículos”.
TOYOTA EN LA REGIÓN
El gigante automotor japonés también apunta a esta tendencia. “La idea es que todos los países lo tengan (suscripción de autos)”, dijo Nicolás Poblete, jefe de movilidad de Toyota Chile, a AméricaEconomía. Kinto Share (del japonés “nube que te mueve de un lugar a otro”) es la división de alquiler de autos de Toyota, misma que no solo se enfrenta al hábito de las personas con este tipo de negocio, sino también con lograr que hispanohablantes y otros extranjeros asocien el concepto (en japonés) de la marca con la movilidad.
Kinto Share, con presencia en más de 40 países en el mundo, ofrece en la región autos híbridos y comerciales, como camiones. Esta división de Toyota brinda el servicio Kinto One, a través del cual los clientes pagan una cuota fija en pesos y acceden a un auto Toyota con todo incluido. Este se divide en Kinto One Business, orientado a pequeñas y medianas empresas, y Kinto One Personal.
A pesar de que los contratos de carsharing son personales, sobre la posibilidad del uso del vehículo para realizar transporte público, movilidad, entre otros, Nicolás Poblete dijo: “Ese es un tema que hemos revisado porque en el contrato que firma la persona se merma un poco eso, pero finalmente es modificable. Lo que sí va a limitarse es la cantidad de kilometraje”.
Toyota tiene opciones de kilometraje de 15.000 y 24.000 kilómetros al año. “Una persona que maneja un Uber puede andar, me imagino, sobre los 100.000 kilómetros al año. Entonces, no le va a convenir esta opción”, concluyó.
COMPETENCIA Y EXPANSIÓN
“Hoy en día la competencia es plana”, aseguró Poblete.
“No se conoce el renting en otros países o se conoce muy poco por lo que hemos investigado”, dijo Salineros.
Con respecto a la expansión en Latinoamérica, el CEO de Smartycar comentó que proyectan expandirse a Colombia y México, pero recalca que su primera meta es alcanzar el 10% del mercado de autos en Chile que hoy en día representan alrededor de 400.000. Hoy en día cuentan con 1.200 autos suscritos y una inversión sobre los US$ 20 millones en activos.
El representante de Toyota aseguró que el carsharing este año va a estar en todos los países funcionando.
Cada vez más, las opciones de carsharing proliferan en la región. En Uruguay, por ejemplo, existen dos nuevas aplicaciones para el renting de autos: OlaCar y TripWip que, pese a no estar operativa aún, ya cuenta con 300 autos.
Asimismo, en mayo pasado, Keko, aplicación argentina de arriendo de autos, aterrizó en Ciudad de México tras una inversión de US$ 5 millones. Para fin de año, la compañia espera contar con 110 vehículos en la capital mexicana. A diferencia de las otras apps de carsharing, los usuarios de Kenko toman un auto en un estacionamiento ‘A’ y para llevarlo a uno ‘B’. Por ello, la tarifa se calcula entre minutos manejados, tiempo estacionado y kilómetros recorridos en lugar de un fee mensual. A la fecha la empresa -que inició operaciones en 2021-, tiene más de 60.000 usuarios y más de 25.000 viajes realizados. En Buenos Aires cuenta con 65 puntos para recoger vehículos.
De esta forma, el modelo de carsharing ha iniciado su ruta en varios mercados latinoamericanos y viene apretando el acelerador para convertirse una una alternativa dentro de la industria automotriz. ¿Logrará ganar la carrera a la antigua práctica de compra de autos particulares?