Solo 2 de 10 empresas evaluadas demostraron que sus trabajadores reciben al menos el salario mínimo, tras descontar gastos vinculados al trabajo como el combustible o el mantenimiento del vehículo. Pero ninguna pudo demostrar que ofrece un salario digno.
En la economía de plataformas o colaborativa no todo es felicidad. Si bien ha traído inversiones al continente y ha probado ser fuente de desarrollo tecnológicos, el eslabón más débil es el de los trabajadores. O más bien los 'no trabajadores', pues muchas de ellas prefieres denominarlos como socios repartidores o socios conductores.
En el “Reporte Fairwork Ecuador 2023: Modelos híbridos de plataformas”, realizado por FLACSO Ecuador y la Universidad de Oxford defundido esta jornada, se examinaron por tercer año consecutivo las condiciones de trabajo en 10 de las plataformas de reparto, transporte y servicios domésticos en base a cinco principios de trabajo justo.
El último año ha estado marcado por el debate sobre la regulación del trabajo de plataformas y la salida del país de una de las empresas internacionales más importantes del sector. A su vez, el informe apunta a una mayor experimentación e innovación en los modelos de negocio de las plataformas en Ecuador, como los modelos cooperativistas o creados en cooperación con sindicatos.
Por segundo año consecutivo, las empresas locales lideran la clasificación de trabajo justo.
Resalta en especial la plataforma de servicios domésticos Asoclim, con la mayor puntuación hasta la fecha en Ecuador (8 sobre 10). Asoclim es una cooperativa creada por miembros de la Unión Nacional de Trabajadoras Remuneradas del Hogar y Afines, cuyas trabajadoras cobran por encima del salario mínimo y reciben seguridad social y acceso a diversos cursos.
En contraste, seis plataformas internacionales evaluadas (Cabify, Didi, Rappi, Uber, Uber Eats y PedidosYa) no pudieron evidenciar ningún parámetro de trabajo justo.
Resultados por principio:
- Pago justo: Solo 2 de 10 empresas evaluadas, Tipti y Asoclim, demostraron que sus trabajadores reciben al menos el salario mínimo (450 USD/mes) tras descontar gastos vinculados al trabajo como el combustible o el mantenimiento del vehículo. Pero ninguna pudo demostrar que ofrece un salario digno (767 USD).
-Condiciones justas: Solo 3 plataformas, Asoclim, Digitaxi y Tipti, pudieron demostrar que ofrecen medidas para proteger de los riesgos laborales como robos o accidentes.
-Contratos justos: Solo 3 plataformas, Asoclim, Tipti y Digitaxi, pudieron demostrar que tienen términos y condiciones claras y transparentes, y que operan bajo la legislación ecuatoriana.
-Gestión justa: Asoclim y Tipti son las únicas plataformas que evidenciaron políticas para ofrecer un debido proceso a trabajadores que son desactivados o despedidos por la aplicación y ofrecen medidas para promover la igualdad de oportunidades.
-Representación justa: Asoclim y Digitaxi pudieron demostrar que ofrecen una representación justa de los trabajadores al operar ambas con modelos basados en el cooperativismo.
Los resultados del informe apuntan a los beneficios de modelos de negocio más democráticos en los que los trabajadores pueden expresar su voz.
Plataformas con modelos cooperativistas como Asoclim o Digitaxi pudieron demostrar condiciones condiciones más justas.
Por ejemplo, estas dos plataformas ofrecen una gestión más justa al no usar sus algoritmos para supervisar o penalizar a los trabajadores. Aun así, estas plataformas siguen estando sujetas a las presiones del mercado y de su competencia. La regulación del sector puede ofrecer una oportunidad para igualar el terreno y asegurar garantías básicas para los trabajadores de plataformas.
María Belén Albornoz, profesora de FLACSO Ecuador e investigadora principal de Fairwork Ecuador comenta: “Está llegando a su fin la era de la novedad ingenua y de la disrupción de las plataformas de la gig economy. Cada vez son más evidentes los problemas y efectos secundarios del funcionamiento no regulado de estas plataformas, así como las oportunidades y ventajas que ofrecen. Desde Fairwork Ecuador abogamos por encontrar un terreno común, incluyendo un conjunto básico de normas laborales que permita que todos los actores puedan aprovechar por igual los beneficios que ofrecen estas nuevas configuraciones socio-técnicas”.