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La intención del Gobierno ecuatoriano es poner en funcionamiento un reactor de 1.000 megavatios.
El reciente anuncio del Gobierno ecuatoriano de implementar un plan de energía nuclear en los próximos cuatro años ha generado una intensa discusión sobre las prioridades de las inversiones en el sector energético.
Del ambicioso proyecto se conoce que en el mediano y largo plazo se espera poner en funcionamiento un reactor de 1 gigavatio (GW), lo que es igual a 1.000 megavatios (MW), adelantó Fabián Calero, viceministro de Electricidad, el pasado viernes 21 de febrero durante la presentación del plan de inversiones del sector eléctrico para los años 2025-2030.
Para el presidente del Colegio de Ingenieros Eléctricos del Azuay, Diego Morales, y el analista energético Jorge Luis Hidalgo, Ecuador debería enfocar los esfuerzos primero en el aprovechamiento de sus abundantes recursos naturales —como la energía hidroeléctrica, solar, eólica, geotermia, gas natural— antes de embarcarse en una tecnología que, según ellos, representa alta complejidad, tomando en cuenta el potencial riesgo sísmico del país.
Una opinión distinta tiene el presidente ejecutivo de la Cámara de Energía de Ecuador (CEDE), Roberto Aspiazu, quien considera que la iniciativa nuclear es válida dentro del propósito de diversificar la matriz energética y debe encaminarse a la par del resto de proyectos.
El Ministerio de Energía y Minas aún no ha revelado información más precisa sobre el plan; por ejemplo, cuál sería el monto de inversión necesario para construir la central nuclear. Lo dicho por el viceministro Calero fue breve y mostró una lámina con acciones por desarrollar y fechas estimadas.
“Estamos trabajando a la par en la implementación, ya que sea realidad, el tema de la energía nuclear en el país. Va a haber noticias importantes respecto a este tema en las próximas semanas. Nada más ya tenemos trazada una hoja de ruta”, mencionó ante empresarios y autoridades.
En el mediano plazo se espera tener un reactor modular de alrededor de 300 MW y con miras a la instalación de “una gran planta de un gigavatio, en el mediano y largo plazo”.
La lámina que exhibió Calero al auditorio, sin explicar detalles, mostraba una línea de tiempo desde diciembre de 2024 a diciembre de 2029, dividida en una fase preparatoria y cuatro etapas:
- Preparatoria:
Informe técnico de necesidad para el establecimiento de un Plan Nuclear Ecuatoriano (PNE) aprobado por el viceministro. Informe ejecutivo con los puntos macro a cumplir, considerando rectoría, control y operación (plazo estimado: diciembre 2024 a enero 2025).
- Etapa 1:
Ecuador ha solicitado asistencia al Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA). Reunión del viceministro de Energía con el OIEA.
Evaluación para ingresar en un programa para contar con la generación de energía nucleoeléctrica, con fondos estatales y/o privados. Inclusión de la energía nucleoeléctrica en la Estrategia Energética Nacional.
Proyecto de acuerdo ministerial para reformar la estructura del Ministerio de Energía<b> </b>y Minas (MEM) y contar con la rectoría en el tema nuclear. Proyecto de decreto ejecutivo para crear la Agencia de Regulación y Control de Energía Nuclear (plazo estimado: febrero 2025 a mayo 2025).
- Etapa 2:
Emisión del marco normativo, instituciones creadas y reformadas, que abarca la rectoría del MEM, la agencia de regulación y control de la seguridad nuclear y radiológica, y una operadora privada o estatal (plazo estimado: mayo 2025 a octubre 2025).
- Etapa 3:
Proceso público de selección simplificado o proceso de negociación para la primera central nuclear. Tiempo de implementación de esta etapa es de uno a dos años (plazo estimado: octubre 2025 a junio 2026).
- Etapa 4:
Construcción, explotación, clausura. Vida útil del reactor en alrededor de 40 años. Un reactor modular de 150 MW y un reactor de potencia de 1 GW (plazo estimado: diciembre 2026 a 2029).
La exploración de la energía nuclear es una opción viable para el futuro. Es una tendencia que está resurgiendo a nivel mundial, debido a que es considerada barata y confiable, a pesar de los riesgos asociados, observa Aspiazu, quien asistió a la presentación del plan de inversiones del sector eléctrico.
“Es de costo bajo y no tiene mayor impacto ambiental, lo cual es beneficioso. Es una energía más barata que la propia energía hidroeléctrica”. Y sugiere que Ecuador debería considerar avanzar en esta dirección, mientras también invierte en otras fuentes de energía, como la geotermia, fotovoltaica, eólica.
“Esto es en el largo plazo. Está bien pensarlo, planificarlo, tomar contacto con organismos internacionales que se dedican a este ministerio, en el marco de la propia Organización de Naciones Unidas. Es decir, hay formas de conseguir asistencia. Países de la región como Argentina tienen plantas nucleares. Hay cómo aprender. No hay que verlo como algo que está fuera del alcance de Ecuador. Y en esos términos creo que está bien que seamos ambiciosos”, comenta el vocero de la Cámara de Energía.
Jorge Luis Hidalgo también estuvo presente en la presentación del plan de inversiones y, en cambio, expresa su preocupación y decepción respecto al anuncio en materia de energía nuclear, ya que, a su criterio, no se tiene una comprensión real de las potencialidades del país y se pretende impulsar algo que es más apropiado para países —como el caso de Francia— que no cuentan con los recursos naturales suficientes.
“Por supuesto que Francia ya no tiene potencialidades importantes para nueva hidroelectricidad, no tiene una capacidad importante de sol, tiene escasos o moderados potenciales eólicos, que ya los está aprovechando. No tiene gas, por lo cual tiene que importar. Dentro de la estrategia país, Francia le apuesta más a la energía nuclear, porque ese es su potencialidad. Ecuador es absolutamente distinto. Es un país enormemente generoso en potencialidad de recursos energéticos. Tenemos unos recursos hídricos, por lo menos para crecer 20 veces más (en generación energética). No podemos distraernos con novelerías como es el tema de la energía nuclear, debemos aprovechar nuestras potencialidades”, opina Hidalgo.
Y agrega que además de aprovechar los recursos naturales disponibles para aumentar la generación de energía e incrementar los sistemas de transmisión, el Gobierno de Daniel Noboa debería enfocarse en revisar las tarifas que se ha pagado a Colombia por la importación de energía, así como otros egresos por importación de combustibles y contratación de generación de energía.
Morales, por su parte, aclara que es factible desarrollar el proyecto nuclear en el país en el largo plazo, con los estudios y procedimientos técnicos respectivos, que tomen en cuenta el alto riesgo sísmico del país.
Sin embargo, lo que llama la atención es que se coloque como una prioridad, cuando considera que lo que se debería procurar es priorizar la utilización de los recursos disponibles y cumplir con los proyectos del Plan Maestro de Electricidad.
El plan nuclear “no debería ser una prioridad. Si se quiere estudiar este recurso energético, es interesante, pero no debería ser una prioridad. Las prioridades son los proyectos que están declarados en el Plan Métrico de Electricidad”, remarca.
Señala que en hidroenergía el país tiene un potencial de 26.000 megavatios, en eólico cerca de 900 MW, solar cerca de 1.000 MW, superficie térmica 2.000 MW, entre otros. “Sumado a todos los recursos potenciales que se cubren, apenas estamos hablando de más de 30 gigavatios, que se encuentran planificados y se encuentran declarados en el Plan Maestro de Electricidad”.
Puso como ejemplo que algunos proyectos, como las centrales hidroeléctricas Santiago y Cardenillo, llevan varios años guardados en el cajón. Ahora se espera que sean una realidad, ya que hace poco el Comité Interinstitucional de asociación público-privada aprobó que las hidroeléctricas, que requieren inversiones por más de US$ 6.000 millones, sean incorporadas al Registro Nacional APP.
¿DÓNDE PODRÍA INSTALARSE LA PLANTA NUCLEAR?
Respecto de la ubicación que podría tener la planta nuclear, Morales explica que, dependiendo de la potencia de los reactores, se requiere de un área extensa, por el impacto que pueda generar. Debe ser una zona que no tenga un elevado riesgo sísmico.
Lo más importante, dice, son los sistemas de enfriamiento, para que el uranio se encuentre siempre en las temperaturas adecuadas. Por ello, normalmente las infraestructuras nucleares se encuentran cerca de las costas, describe el ingeniero.
En el evento del viernes, la ministra de Energía y Minas, Inés Manzano, firmó un acuerdo ministerial que viabiliza la política pública enfocada en la generación de energía nucleoeléctrica y seguridad nuclear y radiológica, en las aplicaciones nucleares.
Ahí se indicó que el acuerdo tiene por objeto promover proyectos de energía nucleoeléctrica, garantizando la operación segura y confiable, así como sostenible, de las instalaciones. Se incentivará la participación de la inversión pública y privada, para lo cual se gestionarán convenios e instrumentos para fomentar la investigación científica en este campo.
Hasta el lunes 24 de febrero no se publicaba el acuerdo ministerial suscrito por Manzano.