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Joaquín Villarino, Consejo Minero: “En Chile, hay proyectos en los que se han invertido hasta US$ 5.000 millones y no se ha explotado una onza de oro”
Jueves, Septiembre 5, 2024 - 18:30
Joaquin Villarino crédito foto Honeywell

La gran minería del país sudamericano se mueve entre altos estándares de eficiencia junto a un proceso constante de reconversión tecnológica y adaptación ambiental, mientras debe transitar en un clima de “permisología”, en el que distintas organizaciones gubernamentales demoran la puesta en marcha de nuevas faenas.

La pelea entre mineros y sociedad civil en Chile no es nueva. Conflictos por el agua, emisiones de gases de efecto invernadero, destrucción de glaciares y alteración de ecosistemas, por un lado, versus inversión, impuestos y empleos, por el otro. 

En el medio se ubican los gobiernos, que deben encontrar un esquivo equilibrio. Y en torno a eso, hace un tiempo ya que el Ejecutivo chileno reconoció el problema de la denominada “permisología”, la excesiva burocracia y solicitud de permisos de toda índole por parte del Estado.

Posiblemente ninguna otra industria aluda tanto a este fenómeno como la minería local. A fines de agosto, la Sociedad Nacional de Minería lamentaba US$ 10.000 millones paralizados por esta causa.

Del mismo modo, el Consejo Minero –que agrupa a las grandes firmas mineras del país, como  AngloAmerican, Barrick, BHP, Collahuasi o Escondida– abordó el tema este jueves durante el Mining Summit, un evento sobre tecnología minera, a cargo de la estadounidense Honeywell realizado en la capital chilena.

Su vocero, Joaquín Villarino, recordó proyectos por casi US$ 24.000 millones en ejecución y hay otros por casi US$ 45.000 millones adicionales, en distintas etapas de evaluación.

En efecto, la cartera de inversiones 2023-2032 de la Comisión Chilena del Cobre (Cochilco), contiene  49 proyectos, sumando una inversión total de US$ 65.712 millones e incluye proyectos en el sector del cobre de empresas tanto estatales como privadas, abarcando también la minería de oro, hierro, litio y otros minerales industriales en distintas escalas. 

El año pasado algunos proyectos de la cartera previa finalizaron con éxito, con una inversión acumulada de US$ 7.770 millones, entre ellos el proyecto Quebrada Blanca de Teck. Pero ajustes estructurales han resultado en la retirada de cuatro proyectos que sumaban US$ 12.691 millones en inversiones

El tema es que, como Cochilco mismo reconoce, en contraste con la cartera previa del período 2022-2031, que contabilizaba 53 proyectos con una inversión de US$ 73.655 millones, se ha observado una reducción significativa, con 10 proyectos, por US$ 20.461 millones excluidos de la cartera actual. 

Al mismo tiempo, se añadieron seis nuevas iniciativas, lo que inyecta US$ 6.307 millones adicionales a la cartera, como iniciativas como "Aumento de Capacidad de Molienda QB2", de Teck y la "Adecuación Operacional Spence", de BHP.

Con todo, Villarino no quiso hablar de ‘permisología’, ni criticar al gobierno actual.

“No es que estén paralizados en el aparato público, no estoy diciendo eso”, aclaró a AméricaEconomía el directivo. “Hay una cartera por desarrollarse; el recurso está descubierto, y lo que ocurre ahora es que hay que pasar por todas las etapas para hacerlo viable”.

Villarino, que durante su exposición buscó la ecuanimidad del problema minero -no ser autoflagelante ni autocomplaciente- destacó el trabajo hecho por el Ministerio de Hacienda junto con la Comisión Nacional de Productividad y Evaluación para las áreas que presentan más ‘cuellos de botella’.

“Creo que no hay que buscar unos [servicios gubernamentales] más malos que otros. Lo que hay que hacer es buscar y trabajar en cómo ‘eficientamos’ al Estado (…) estos foros permiten ver muchas tecnologías que están disponibles para el desarrollo empresarial ¿por qué no las incorporamos en el desarrollo de la actividad estatal?”, reflexionó Villarino.

Pero sí resaltó la necesidad de apurar el tranco, en pos de la inversión. 

“Si continuamos al ritmo que estamos, no vamos a poder incrementar la producción. Chile podría estar produciendo siete millones de toneladas, hay una cartera de proyectos de más de US$ 40.000 millones…hay inversionistas que le creen a Chile. Hay capital humano. Hay recursos, hay infraestructura”, recalcó en su presentación. 

MINERÍA  EN LA TRANSICIÓN ENERGÉTICA

Para el dirigente minero, es su industria la que debe liderar la transición energética que permita enfrentar los efectos negativos del cambio climático.

“Para eso el mundo requiere de minerales y, por lo tanto, debiéramos tener una actitud responsable, de proporcionarlos produciendo de manera responsable y contribuyendo al mejor bienestar global”, destacó Villarino.

La lista de avances ambientales de la minería chilena que hizo Villarino es abultada y espectacular: en emisiones, el sector buscará la neutralidad en 2040, mientras que la meta oficial de Chile es al 2050.

“Hemos hecho una transformación de nuestra matriz energética única. Hoy, en la matriz energética del sector minero, el 70% proviene de la energía renovable, y fue este sector el que inició su introducción”, destacó Villarino. La meta del sector es elevar eso a 90% en la siguiente década. “En algunos lugares tenemos compañías mineras con 100% de energías renovables, es decir, aquí hay un compromiso”, agregó. 

En el tema hídrico, hoy a minería declara consumir el 4% del agua del país. Pero, además recicla el 75%. “Somos tremendamente eficientes (…) Antes daba lo mismo, podíamos utilizar el agua sin ningún tipo de responsabilidad. Hoy en día sabemos que no”, dijo Villarino en su alocución, mostrando cómo el consumo de agua por tonelada de cobre procesado desde el año 2010 al año 2022 bajó casi a la mitad. 

La introducción de agua de mar, cruda o desalada también es parte de la innovación del sector minero destacada por el dirigente gremial.

“El 34% del consumo hídrico de la mayoría del agua del mar, y sabemos que tenemos que movilizarnos a ser una industria que prácticamente no utiliza agua continental”, complementó. 

Aún con estos avances, Villarino sabe que esta industria genera controversia ambiental y no es valorada positivamente a veces por ciertos sectores de la sociedad.

“Creo que nunca nadie ha desconocido que hay impactos ambientales [en minería] y por algo pasamos por estudios de impacto ambiental para remediar, paliar compensar los daños ambientales que produce la actividad minera (…) Probablemente esta es la industria que tiene necesidad de más permisos, que tiene la mayor cantidad de fiscalizaciones y estamos enfocados en tener un impacto en la naturaleza, ya no solo neutro, sino que positivo”, enfatizó.

MINERÍA, BUEN VECINO

A pesar de ello, el factor más difícil para su sector es la a veces difícil relación con las comunidades. En ese sentido, Villarino recordó la tradicional tesis de la minería y el buen vecino.

“No puedes llegar a instalarte para hacer peor la vida de la gente. Hoy, tan importante como tener un buen recurso para desarrollar la actividad, es tener una buena relación con las comunidades. En Chile hay casos de éxito y de fracaso rotundo. Hay proyectos mineros en los que se han invertido US$ 4.000 a US$ 5.000 millones, y no se ha explotado una onza de oro, un gramo de cobre. ¿Y por qué? Porque si no tienes buena relación con las comunidades, tu proyecto puede llegar a ser inviable", recordó.

Villarino destacó que pasó algo similar durante la tramitación y estudio de la llamada Ley de Royalty, cuando se popularizó la frase "La minería se lleva todo y no deja nada".

"Esto, para justificar que había que ponerle un incremento de impuesto importante. Pero (...) de todos los recursos que generó la industria en un momento dado, un 56% fue a pago de proveedores, insumos de servicios. Eso inyectados a la economía nacional en gran parte. Compras a proveedores y bienes de capital, fue el 19%. Por lo tanto, tenemos prácticamente un 75% de inyección a la economía nacional. En aporte al Fisco, un 12%. Prácticamente el 80% de los flujos se quedan en el país", reafirmó. 

Su mensaje final de apoyo al sector es que la explotación de minerales es un negocio válido y capaz de combatir el cambio climático. Solo ahí es más duro en su discurso.

"Nadie puede tomar palco en esta conversación. Si uno quiere mejorar la calidad de vida, se requieren más minerales y por tanto, es muy fácil tomar la actitud más bien egoísta de decir: ‘aquí yo no quiero minería, pero quiero gozar de todos los beneficios de una sociedad moderna y con mayores niveles de bienestar’. Yo creo que aquellos que combaten la industria, la verdad es que gozan, o sufren, de un egoísmo bien dramático, porque quieren vivir en un ambiente global libre de contaminación, donde podamos contrarrestar el calentamiento global, pero no están dispuestos 'a poner el hombro' y eso, la verdad es que no me parece acertado", concluyó Villarino.  

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Autores

Gwendolyn Ledger