Algunas startups de la región ya incluyen variables ambientales, sociales y de gobernanza tanto en su negocio nuclear como en su gestión. Aunque son opciones de carácter voluntario, indican al mercado que el espíritu de cumplimiento y diferenciación son igualmente fuertes que para las grandes firmas que deben responder ante shareholders y stakeholders.
La sostenibilidad ya no es un asunto exclusivo de las grandes empresas. Y es que llevar a cabo operaciones respetuosas con el medioambiente atañe a todas las organizaciones, sin importar el tamaño o rubro. La presión y demanda de los consumidores, por otro lado, ha promovido los esfuerzos corporativos sostenibles para incorporar temas ambientales, sociales y de gobernanza (ESG, por sus siglas en inglés) en la estrategia de creación de valor, a tal punto que muchos emprendimientos han identificado la sostenibilidad como su core de negocio, pero también como una oportunidad para ayudar a empresas a alcanzar un enfoque sostenible.
“No es un problema de tamaño, es un problema de convicción y de entender que tu vinculación hoy en un contexto digital de redes sociales donde todo se sabe, es muy desafiante y es muy distinto [al del pasado]. Tú ya no te relacionas con clientes aislados, te relacionas con comunidades de clientes, los clientes conversan entre ellos, se comunican a través de las evaluaciones que hacen de un determinado servicio, de los comentarios que hacen y, por lo tanto, es un escenario muy distinto”, dice Claudio Pizarro, profesor de Ingeniería Industrial de la Universidad de Chile.
Dicho de otro modo, cualquier empresa debería operar con la lógica de que debe cumplir la promesa que hace a sus clientes. Y eso se está siendo entendido también por los inversionistas, especialmente en el mundo del venture capital, donde la inversión sostenible va tomando forma debido al crecimiento de más emprendimientos y startups enfocadas en este mercado.
Asimismo, existe un consenso en que las startups que adoptan e implementan los criterios ESG ganan mayor relevancia y atractivo frente a los ojos de inversionistas de capital de riesgo, ansiosos por proyectos con un modelo sostenible y flexible a las necesidades del cambiante mercado.
Según datos de Endeavor, en 2022 las inversiones de empresas en Latinoamérica cayeron 47% versus 2021. No obstante, la organización que apoya a emprendedores con potencial de impacto económico y social en sus regiones, aclara que el 75% del capital que está dirigido hacia Brasil y México es captado por startups que han adoptado estrategias relacionadas con ESG.
BUSCANDO EL MARKET FIT
Hasta el momento, los criterios ESG no se están midiendo en las startups, salvo aquellas que se adhieren a la filosofía de las empresas B y buscan el denominado triple impacto, es decir, no solo trabajan por beneficios económicos sino también por crear valor social y ambiental para la comunidad donde se asientan.
En forma paralela, los consumidores latinoamericanos están recién aprendiendo a entender acerca de la sostenibilidad, y el concepto ESG no ha permeado lo suficiente, sí están más cercanos a medir coherencia y a alinearse con los propósitos de las organizaciones, consideran desde la agencia BeeOK, una firma chilena que ayuda a startups a cumplir con criterios ambientales
“El consumidor espera que una empresa que dice y declara que va a hacer algo, lo cumpla con acciones concretas: de descarbonización, de reciclaje, de reducción del consumo de agua. Es lo que desea ver, coherencia entre lo que se dice y lo que se hace, pero también va a querer verificarlo y poder tener evidencia externa, a través de acreditaciones, certificaciones o declaraciones que sean trazables, medibles y auditables”, indica Cristian Bustos, CEO de Beeok.
Al mismo tiempo, las startups regionales están en el proceso de definir “tanto sus modelos de negocios como su product market fit, para evaluar el rendimiento de un producto en un mercado determinado, establecer modelos de gobernanza, de desarrollo social y de desempeño ambiental acorde con el producto o servicio que quieran poner el mercado y el propósito que definieron”, complementa.
En otras startups esto se ve menos, salvo la presencia de algunos líderes o fundadores que provienen de industrias que ya tienen la componente sostenibilidad integrada y le imprimen su sello personal a sus nuevos emprendimientos y partes con esta filosofía.
Desde la academia, el profesor Pizarro dicta los cursos de Estrategia de Negocio y el electivo Estrategia de Humanidades y, con el paso del tiempo, ha visto cómo el componente de sostenibilidad ha cobrado relevancia entre futuros profesionales y empresarios.
“Hay una línea de pensamiento que está surgiendo con mucha fuerza ya hace unos 10 años que dice relación con comprender a las organizaciones y empresas como un buen vecino, entendiendo que si no tenemos una comprensión amplia del problema estratégico que enfrentan las empresas, vamos a tener enormes dificultades para darle sostenibilidad al negocio en el largo plazo”, detalla el académico e investigador.
¿Qué significa eso? Que las empresas -de acuerdo con el pensamiento del profesor de Harvard Colin Mayer sobre el propósito- deben concebirse como capaces de resolver los problemas del planeta y de las personas, aportando valor económico y utilidades. “Ese es el sello por el cual van a estar en condiciones de poder operar en el mercado. De lo contrario, si crean problemas, van a tener muchas dificultades para que el contrato social entre la empresa y la sociedad funcione”, asevera Pizarro.
A continuación, AméricaEconomía presenta tres startups que tienen los criterios ESG en su ADN y avizoran un gran futuro para este tipo de empresas:
PICKIT Y SU TRIPLE IMPACTO
Nacida en Argentina en 2016, la startup de logística Pickit afirma funcionar con un modelo de logística que ha denominado como sustentable y de triple impacto.
Ayudado por un floreciente e-commerce, donde las ventas online se han multiplicado varias veces por efecto del COVID-19, la firma hoy tiene clientes como Nike, Dafiti, Zara, y Falabella, entre otros, con volúmenes de envío mensual de más de 1 millón de compras a nivel Latinoaméricano.
Su internacionalización comenzó en 2019 cuando aterrizó en México, Colombia y Uruguay. En 2021 llegaron a Perú y Chile, y este año evalúa la posibilidad de llegar a Brasil.
“Proyectamos posicionarnos como la empresa líder en logística en Latinoamérica y acompañar el crecimiento del e-commerce, que se estima cierra el año con un crecimiento del 16%”, explica Facundo Schinnea, CEO y cofundador de Pickit.
Su modelo de negocio se apalanca por una parte en el uso de IA en diferentes etapas del proceso logístico para hacerlo cada vez más eficiente, mejorando la precisión en la geolocalización de direcciones, el armado de rutas para la colecta y entrega, que incrementa en 60% la efectividad en el delivery.
También usa toda una red de puntos físicos de recolección que sirven a los vendedores y usuarios como opción de retiro y devolución de los envíos. Esto permite una reducción de 30% en los costos de entrega, pero además reduce casi en 50% la duración de los viajes y de emisiones de CO2 a la atmósfera.
Actualmente Pickit tiene más de 7.000 puntos físicos y entrega, en promedio, más de 1 millón de paquetes por mes en toda Latinoamérica.
“El mercado del e-commerce es cada vez más grande y todo indica que seguirá creciente en la región, a no menos de 25% año a año (...) Por lo tanto, el éxito de las ventas on line dependerá de la calidad, flexibilidad y cobertura del servicio de entrega que un e-commerce pueda ofrecer”, completa el CEO.
Actualmente Pickit promueve buenas prácticas ambientales desde sus oficinas con una política de “no impresión” e iniciativas de reciclado en todos los países donde opera.
“Ofrecemos opciones de envío que reducen el impacto ambiental, apoyamos a las economías locales, optimizamos rutas y fomentamos la participación en acciones de Responsabilidad Social Empresarial”, concluye Facundo Schinnea.
SENSIFY Y LA CONSERVACIÓN SOSTENIBLE
La industria alimentaria no ha sido ajena al lanzamiento de startups que apuestan por la sostenibilidad. Es el caso de Sensify, una iniciativa argentina que busca evitar pérdidas de alimentos al impulsar su preservación mediante refrigeradores que trabajan con inteligencia artificial y Big Data. “Cuando vamos a un supermercado y tomamos un producto, no conocemos la trazabilidad de la cadena de frío y por lo tanto, lo consumimos sin saber en el fondo, cuál fue su estado real”, comenta Eugenio Harraca, cofundador de Sensify, startup que recientemente fue beneficiaria del fondo de inversiones Kamay Ventures.
Bajo la consigna de que miles de personas fallecen a nivel global por consumir alimentos en mal estado, Harraca y su equipo fundaron Sensify, comenzando sus operaciones en colaboración con pymes. Hoy en día, trabajan para marcas como la cadena de fast food Burger King, las bebidas Seven Up y Pepsi, así como Quilmes, una de las principales cervezas de Argentina. “Sabíamos que la pérdida de alimentos por mala conservación tiene un impacto negativo en las compañías que fabrican y distribuyen los productos. Además, no solo hay un impacto económico, sino también ambiental”, añade.
Gracias a la IA incorporada a los refrigeradores, no solo se previenen cortes en la cadena de frío, sino que también se obtienen datos sobre el target de los consumidores en locales de venta y así, se predice la demanda. Sin embargo, lo más resaltante en términos ESG es una nueva función que reduce el consumo energético de los refrigeradores. Harraca sostiene que casi el 70% del consumo energético de muchos comercios proviene de estas máquinas, lo que representa un gasto enorme para los dueños de los comercios y marcas, así como un obstáculo para ser más sustentables y reducir la huella de carbono.
“Entonces, comenzamos a trabajar una función que tiene un algoritmo que predice y entiende en qué momento durante las 24 horas, un refrigerador funciona con mayor o menor rendimiento. Obviamente durante el día, hay momentos sin tanto volumen de venta y personas. Y así, nuestro algoritmo entiende y va prediciendo esos patrones de consumo y de esa manera activamos de forma remota y en tiempo real, algunas acciones sobre el control de la refrigeradora que permite reducir el consumo energético”, explica Harraca. Las pruebas preliminares han sido un éxito, al punto que se ha logrado disminuir en un 20% el consumo. Estos resultados animaron al equipo a apostar masivamente por esta nueva función en 2024.
Mientras que a largo plazo, se prevé conectar un millón de coolers a la IA de la startup en los próximos cinco años. Sobre el impacto social que buscan generar, Harraca sostiene que Sensify no conecta solo una refrigerador, sino también un punto de venta, porque el cooler permite recopilar la información de lo que sucede en las tiendas. “Por otro lado, a través de nuestras alertas preventivas y nuestras predicciones de fallas en nuestros equipos de frío, se reduce mucho la merma que hay en torno a los alimentos desperdiciados”, aclara.
De este cambio, nace el eslogan de la startup “Transformamos lo reactivo en predictivo”. Según Harraca, en el pasado, los dueños de comercios y corporaciones de retail afrontaban la mala conservación como un problema, cuando los productos se echaban a perder. Y si querían obtener el historial de las refrigeradoras con la ayuda de un técnico, demoraba buen tiempo. “Nuestros clientes visualizaban la información cada 30 y 50 días. Ahora con Sensify lo hacen cada 15 minutos y gracias a los algoritmos podemos predecir ciertos patrones como fallas técnicas en estos equipos de frío. Hemos llegado a predecir hasta 60 días antes que una máquina se iba a romper”, explica Harraca.
AZIMUT Y EL AHORRO ENERGÉTICO
Azimut, palabra árabe para referirse a la brújula cuando marca el rumbo hacia el norte, es actualmente el nombre de una startup de servicios energéticos. Desde hace 13 años busca ahorrar energía para sus casi 1.000 clientes en Colombia, Ecuador, Guatemala y Panamá.
“Hay apetito por este tipo de soluciones. Nos buscan grandes compañías, fondos de inversión internacionales, accionistas y stakeholders para descarbonizar su inversión y ofrecer soluciones que se alineen con la E del ESG”, afirma Camilo Montoya, CEO y fundador de Azimut. “Estamos convencidos de que se vienen cinco años dinámicos en inversiones alrededor del mejoramiento del impacto ambiental, de la eficiencia energética y de las energías limpias”.
La compañía atiende al Top 50 de los más grandes consumidores de energía de Colombia, como Grupo Argos, Nutresa y la empresa minera Cerro Matoso. En Guatemala, tienen a Colgate como cliente.
El modelo en el cual se basa el negocio de Azimut es el ESCO (Energy Service Company), es decir, que se enfoca en convertir servicios en activos en el ámbito energético. Asimismo, implica arrendar equipos en lugar de adquirirlos, financiando las cuotas mensuales con los ahorros obtenidos mediante la actualización tecnológica.
En este contexto, Azimut creó y utiliza Energy Management System (EMS), un software interno, para monitorizar en tiempo real los consumos de energía de sus clientes. De acuerdo con Montoya, el EMS desempeña un papel crucial al validar los ahorros logrados a través de intervenciones como la modernización de equipos y la incorporación de energía solar, ya que según señala, en muchos casos la compensación de la empresa está vinculada directamente a estos ahorros, destacando la importancia del EMS en cuantificar y respaldar los beneficios económicos y ambientales del modelo ESCO.