La asociación gremial de fintechs chilena tiene esta semana su evento anual, con una recientemente aprobada ley que empezará a regular la gestión de más de 200 compañías que han surgido para desafiar a la banca tradicional. Más aun, buscan convertir al país en un hub financiero que atraiga a otras empresas de la región para establecerse y saltar desde ahí hacia otras naciones latinoamericanas. Pero hay que saltar ciertos escollos en el camino: “La proporcionalidad es la gran preocupación que tenemos como industria”, reconoce.
“Estamos tremendamente optimistas, porque si bien la ley es una buena ley, el diablo está en los detalles”. El abogado Samuel Cañas, director de FinteChile y Chief legal Oficer (CLO) del cripto exchange local Buda.com, es tan optimista como directo cuando se le pregunta por el gran desafío de su sector para este año, el que ha crecido un 233% durante los últimos años en Chile.
Y es que justo antes de la navidad de 2022 fue promulgada la ley que promueve la competencia e inclusión financiera a través de la innovación y tecnología en la prestación de servicios financieros, también denominada Ley Fintech.
Con ella se establece un establecer un marco general para incentivar la prestación de servicios financieros a través de medios tecnológicos, “pero ahora viene toda la parte de la regulación secundaria, que será más técnica y precisa por parte de instituciones como el Banco Central, la Comisión para el Mercado Financiero (CMF) y la Unidad de Análisis Financiero (UAF)”, detalla Cañas.
Su objetivo es que una buena regulación permitirá reglas claras para proteger a los clientes y a la vez atraer a emprendedores e inversionistas.
En eso Samuel Cañas es enfático y hasta tiene los números: “Esperamos un aumento de la inversión y de empresas fintech en el país y apostamos a que empresas se instalarán desde Chile para operar hacia otros mercados de Latinoamérica. Estimamos que podríamos llegar a 400 el próximo año – hoy las fintechs en Chile son 270 y más de la mitad esta dentro de la asociación gremial que él dirige - y con una inversión de US$ 400 millones de dólares durante el 2024, el primer año de vigencia plena de la ley fintech. Luego irá subiendo”, asevera.
Todo eso lo dice a horas de que inicie Chile Fintech Forum, la tercera versión de su encuentro anual, esta vez con ejecutivos y fundadores de startups chilenas e internacionales, los presidentes de asociaciones fintech de cuatro países de la región, autoridades económicas y un público esperado de 1.200 personas.
“Una señal clara de que Chile está llamando la atención y que la ley fintech ha hecho ruido en el buen sentido; Empresas de EE.UU., Brasil, Canadá, UK y Australia están mirando Chile para instalarse acá.
Recientemente el país fue destacado por en ranking de Finnovating, una plataforma española de colaboración fintech que conecta a corporaciones e inversores de todo el mundo, como el tercero en índice de madurez del sistema y quinto en número de fintechs a nivel latinoamericano.
Esos números y la reciente nominación de Santiago como la capital administrativa de Fintech Iberoamérica, donde 14 países eligieron a Chile por su estabilidad, construyen una perspectiva futura basada en la confianza del sector para su crecimiento dadas las bondades del modelo fintech.
“Hay mucho espacio para crecer localmente. En Chile aun la industria financiera está muy concentrada. Los proveedores bancarios hacen de todo, son corredora, banca, préstamos, remesas, cuentas de ahorro. En cambio, las fintechs hacen pocas cosas muy bien y les quitan mercado al competir con los servicios que ofrecen actores tradicionales y además están sumando nuevas personas al sistema financiero. Si hay una razón por la que la ley tuvo apoyo transversal en dos gobiernos distintos es porque está demostrado que los servicios fintech traen inclusión financiera apuntando principalmente a los clientes que históricamente no han sido vistos como rentables por la banca tradicional”, explica.
Para Cañas, hoy en Chile los bancos han hecho un cambio hacia nuevos modelos de servicio pidiendo menos requisitos a los clientes nuevos productos y servicios. "Hoy todos los actores financieros quieren transformarse en fintech", recalca.
BUSCANDO LA PROPORCIONALIDAD
Para este 2023, la asociación trabajará fuertemente en apoyar la implementación de la ley. Su convicción es que los 18 meses dados por el cuerpo legal para contar con los elementos que permitan que entre en vigor es un plazo bastante acotado, si se piensa que deberá abarcar muchos modelos de negocios diferentes entre sí.
“Sin embargo, hemos participado activamente de todas las iniciativas que la CMF está diseñando para que la discusión sea inclusiva con el sector privado, a través de mesas consultivas que van a operar desde mayo o junio, que será el kick off de la regulación”, detalla Cañas.
Uno de esos desafíos es que la autoridad que los fiscalizará tenga los recursos adecuados, dada la envergadura y la cantidad de actores que se les van a sumar.
En cuanto a la regulación del sector, el tema de la proporcionalidad es la gran preocupación que tienen como industria, reconoce Cañas.
“Se refiere a la manera en que el regulador define obligaciones y reglas distintas según su tamaño o actividad. Porque si por ejemplo todas las empresas deben tener un capital mínimo de US$ 1 millón, por ejemplo, esto hace imposible el emprendimiento a las más pequeñas. Entonces, esta proporcionalidad se refiere a tener distintos niveles de exigencias y obligaciones a cumplir, dependiendo del tamaño, tipo de servicio que presta la fintech. Así vas, gradualmente a medida que las empresas van creciendo, exigiéndoles más, dado que su riesgo va aumentando”, enumera.
La asociación aboga por que el regulador pueda determinar esa proporcionalidad de forma tal de que no sea una ley que solo beneficie a los grandes actores, e impida a los chicos emprender, pues han sido los pequeños los que han generado la innovación, hasta ahora.
“Gente de a pie, con pocas lucas [dinero] , hartos computadores y buenas cabezas, generan servicios financieros sin tener que partir con un capital de 1 millón de dólares. Nos preocupa muchísimo que ese principio que está en la ley se pueda plasmar en la práctica en la regulación que emita la CMF”, comenta Cañas.
Pero la ley contempla además un segundo capítulo sobre crear un sistema finanzas abiertas, u Open Finance, que permitirá a los clientes dar su consentimiento para compartir libremente sus datos financieros con las fintechs que ellos decidan. Este sistema correrá principalmente sobre APIs, que son sistemas computacionales que permiten a distintas entidades conectarse entre sí y compartir información con el consentimiento del cliente.
Y eso será otro desafío para las fintechs en su relación con la banca tradicional.
“Según la amplitud de los casos de uso que quieras incorporar al sistema, las entidades financiera van a tener que invertir más o menos en la creación y mantención de estas APIs, porque los bancos tienen toda la información guardada en su propios estándares, y ahora todos van a tener el mismo estándar para compartirla, según requerimientos del cliente”, adelante el directivo de FinteChile.
Otro reto es el denominado webscraping. Un aspecto de la relación de fintechs y banca que aún no se soluciona.
“Esto sigue siendo, para la banca en Chile, algo que se mira con desconfianza ya que a la banca no le acomoda”, reflexiona Samuel Cañas.
Lo que si logró FinteChile fue alcanzar un acuerdo con la asociación de bancos respecto de ciertos estándares para hacer webscraping. “Pero eso es algo general que tiene que llevarse a contratos, porque es solo un marco general para lectura de datos, no para iniciación de pagos. Porque finalmente será un robot quien haga el webscraping, y sobre esos pagos aun
no hay acuerdo y la posición de los bancos es que prefieren que sea a través de APIs que es una tecnología distinta y que es mucho más cara y que pueden controlar ellos, porque son los bancos los que deciden construir las APIs”, enfatiza.
Cañas recuerda también que antes de que la ley Fintech fuese una realidad, algunos sectores conservadores pedían primero una ley de protección de datos. Sin embargo, la ley Fintech prosperó rápidamente mientras que la norma que regulará la protección de los datos personales sigue discutiéndose en el parlamento chileno.
“Eso fue lo que nosotros defendimos desde siempre, que no era necesario esperar una ley de datos personales, porque la ley fintech se construyó teniendo conciencia de la complejidad del tema datos y se incluyeron normas para aumentar la protección de datos para los servicios financieros, con conciencia de que existía este proyecto de ley, por lo que ambas normas son complementarias y no deberían crear fricciones entre sí”, finaliza Cañas.