Si el primer paso de las fintechs fue ampliar la oferta de medios de pago alternativos, el siguiente parecer ser crear un plástico propio, a la medida del cliente. La argentina Pomelo que, como la fruta que le da el nombre, busca exprimir las oportunidades que da la tecnología aplicada a las finanzas en el continente.
“Fintech as a Service” puede considerarse una tecnología, una solución de mercado o un modelo de negocio. Sin embargo, lo que importa es su finalidad: permitir que cualquier empresa -de cualquier industria-, ofrezca productos financieros a su comunidad de usuarios.
Así explica a AméricaEconomía Santiago Witis, Head of Business Development en Pomelo, lo que su fintech pretende hacer en su desembarco en Chile.
Las razones de su llegada son las condiciones excepcionales para el desarrollo de negocios que tendría el país, en general, y un contexto auspicioso para el desarrollo de la industria fintech y la digitalización de servicios financieros en particular, con un mercado muy dinámico con un nivel de bancarización alto, un usuario sofisticado y exigente, y una alta digitalización de los pagos.
En América Latina somos más de 450 millones de personas y 33 países que necesitamos un mejor acceso a servicios y productos financieros, que nos impulsen a desarrollar sociedades más inclusivas y sostenibles. Existe un gran desafío para la inclusión financiera y la tecnología. Hoy, la infraestructura de servicios financieros es obsoleta, fragmentada por países y muy cara”, enfatiza.
También el cambio hacia el modelo de cuatro partes –con un tarjeta habiente, un adquiriente, una red de tarjetas y un banco emisor- y los marcos regulatorios como la recientemente promulgada Ley Fintech, “marcan un claro camino de optimismo hacia la apertura de nuevos servicios y hacia la innovación, sentando las bases para el desarrollo de nuevos modelos de negocio, la competencia, y en definitiva la oferta de más y mejores servicios para el consumidor y ciudadano”, precisa Witis.
De hecho, con esta ley se espera que las inversiones en la industria se acerquen a los US$ 400 millones anuales y que las empresas fintech operativas alcancen las 400 a fines de 2024, según datos de la asociación de fintechs local, FinteChile.
Como empresa latinoamericana, Pomelo ya está operando en otros cuatro países, Argentina, Colombia, Brasil y México, con clientes internacionales y regionales de diversas industrias.
Esta fintech considera que aún hay espacio para seguir lanzando nuevos productos en el mercado, en todos los segmentos fintech - desde inversiones hasta préstamos y cripto. “El desafío va a estar en cómo cubrir esas necesidades y nuevas demandas de los usuarios, y su time-to-market, que son cada vez más exigentes y conectados, y que esperan ‘instantaneidad’ y la mejor experiencia posible” afirma el gerente de desarrollo de negocios.
Pomelo además llega precedida de un reconocimiento del Foro Económico Mundial (WEF, por sus siglas en inglés) que la destacó en mayo de 2022 como una de las 100 technology pioneers del año. Un premio que en años anteriores se ha otorgado a Google, Twitter y Airbnb.
En tan solo 18 meses de vida, Pomelo ha logrado captar US$ 60 millones: la primera ronda de capital semilla fue de US$ 10 millones en mayo de 2021. Luego se realizó en octubre de ese año su Serie A, con la que recaudó US$ 35 millones. Por último, se realizó una extensión de la serie A por US$ 15 millones en agosto de 2022. Las rondas fueron lideradas por fondos internacionales como Index Ventures, Monashees, Tiger Global, Insight, QED, Sequoia, Section 32, Box Group y fundadores como Block, Checkout, Marqeta, Affirm, Twitter, Plaid, N26 o Kavak, pasando en año y medio de tres a 300 personas.
TARJETAS FÍSICAS Y VIRTUALES
En su aterrizaje en Chile, Pomelo llega con toda su propuesta de valor: soluciones de emisión y procesamiento de tarjetas (Visa o Mastercard) y cuentas digitales, que permiten a fintechs o empresas en procesos de transformación digital contar con una tecnología de rápida implementación para lanzar y escalar sus productos y servicios financieros.
Así, las instituciones financieras en Chile que estén buscando modernizar, optimizar sus costos de operación o lanzar nuevos productos de tarjeta de crédito, prepaga o débito, podrán contar con la tecnología de procesamiento de tarjetas de Pomelo, afirma la compañía.
“Somos una plataforma de tecnología propietaria, modular y flexible conectada directamente a las banderas, certificada por los más altos estándares de calidad y seguridad como el PCI 4.0”, indica Witis.
En simple, lo que Pomelo está ofreciendo es habilitar la posibilidad de lanzar tarjetas físicas o virtuales en cuestión de semanas, resolviendo además el problema de la fabricación y distribución de las tarjetas para los usuarios de sus clientes.
“Típicamente estas instituciones financieras ya están reguladas y tienen sus propias licencias con Visa o Mastercard”, dice el ejecutivo de Pomelo. Sin embargo, se trata de entidades que necesitan una plataforma de procesamiento que se conecte a la red tecnológica global de las banderas, también llamados intermediarios que son empresas responsables de definir las reglas de negocio para compras realizadas con tarjeta de crédito.
“Son ellas que definen los patrones por los que los adquirentes deben procesar las transacciones realizadas por ese medio de pago, donde cada bandera tiene sus propias reglas”, detalla el ejecutivo.
Las banderas mantienen una relación cercana con los adquirentes para garantizar la aceptación de sus tarjetas de crédito en los establecimientos. Así, ellas promueven su uso y amplían la base de usuarios.
“Adicionalmente, y como parte de nuestro modelo de negocio y propuesta de valor, apalancamos nuestra licencia regulatoria para poder ofrecer este servicio de emisión y procesamiento de tarjetas a empresas no reguladas de diversas industrias que estén buscando sumar una tarjeta y una cuenta a su negocio robusteciendo así su propuesta de valor”, detalla el ejecutivo argentino.
FINANZAS INTEGRADAS
El “Fintech as a service” puede considerarse una tecnología, una solución de mercado o un modelo de negocio.
“Sin embargo, lo que importa es su finalidad: permitir que cualquier empresa -de cualquier industria-, ofrezca productos financieros a su comunidad de usuarios”, dice Witis.
Todo esto, realizado a través de la integración con distintas tecnologías ofrecidas por otras empresas, tiene el objetivo de aumentar o complementar la propuesta de valor de distintos actores, a fin de diferenciarse de su competencia, desbloquear nuevas líneas de ingreso y fidelizar aún más sus clientes.
El fintech as a service, a su vez, da lugar a desarrollos como el de las finanzas integradas o embedded finance, modelo que surgió como una oportunidad para que distintas empresas permitan a cualquier segmento ampliar su cartera de productos, “incluso, si su core de negocios no tiene proximidad al sector financiero. Además, este modelo también llegó para robustecer el uso de los servicios financieros y para promover la inclusión de más personas, aumentando la digitalización del sector”, agrega Witis.
“Durante mucho tiempo este fue el escenario: solo los bancos y las instituciones altamente reguladas podían ofrecer servicios financieros. Hoy en día, afortunadamente esto cambió, en gran parte gracias a las soluciones de embedded finance”, enfatiza.
Como reitera Witis, el alcance va desde aplicaciones de delivery y movilidad, hasta retailers, telcos y gasolineras.
“Dado que las mismas empresas cuentan con toda la información de sus usuarios y tienen un fuerte conocimiento de su ecosistema de servicios, saben exactamente las necesidades a cubrir con un producto financiero customizado”, explica.
Allí es cuando entra su tecnología, que complementa a las industrias tradicionales sumando una capa de servicios financieros en los distintos negocios a fin de aumentar su propuesta de valor para ganar principalidad con sus clientes y generar mayores ventajas competitivas.
Pomelo ya cuenta con 100 clientes en la región, de los cuales muchos están interesados en desembarcar con sus productos Chile para así regionalizar sus servicios en alianza con la fintech.
“El beneficio para las empresas con este modelo es que no solo pueden entrar a un nuevo nicho de mercado y ofrecer más productos, sino que, además, ofrecen una mejor experiencia para sus usuarios y clientes, promoviendo la fidelización con soluciones complementarias a las que ya ofrecen”, finaliza Witis.