Las automotrices ya están entrando en el período de tiempo en que deberían tomarse decisiones respecto a qué tecnologías de motores y de ahorro de combustibles, como vehículos híbridos o completamente eléctricos, estarán en uso en 2021 y después.
Ejecutivos de las principales automotrices estadounidenses están presionando al Gobierno y al estado de California para que acepten estándares para la eficiencia de combustibles y emisiones de carbono hasta 2025, mientras aumentan los riesgos de que se cumpla un plazo para fijar parámetros nacionales sin llegar a un acuerdo.
Las automotrices ya están entrando en el período de tiempo en que deberían tomarse decisiones respecto a qué tecnologías de motores y de ahorro de combustibles, como vehículos híbridos o completamente eléctricos, estarán en uso en 2021 y después.
En agosto, el Gobierno del presidente Donald Trump propuso congelar los requerimientos de eficiencia a los niveles de 2020 hasta 2025 y despojar a California de la capacidad de imponer reglas más estrictas. Las autoridades también podrían eliminar créditos de cumplimiento que obtienen las automotrices por fabricar vehículos eléctricos.
El congelamiento propuesto por Trump podría resultar en un consumo adicional de petróleo de 500.000 barriles por día a la década de 2030. El Gobierno dice que reducirá los costos regulatorios para las automotrices en más de US$300.000 millones en la próxima década.
Un grupo de cerca de 20 estados, liderados por California, han impugnado la propuesta del Gobierno, que consideran ilegal, y prometieron que demandarán si los reguladores federales proceden con el congelamiento.
El Gobierno debería terminar de preparar las nuevas regulaciones a fines de marzo para que los requerimientos más flexibles entren en efecto para los modelos de 2021, pero algunas automotrices y funcionarios dudan que cumpla con ese plazo ante el cierre parcial federal en curso.
La mayoría de las automotrices se oponen a los requerimientos de congelamiento, pero también quieren un alivio de estándares de la época del Gobierno de Obama, que llaman a una reducción anual de cerca de 5% en emisiones de carbono, metas que se traducen en requerimientos de eficiencia de combustibles para varias clases de vehículos.
Las automotrices de Detroit son las que tienen más que perder. General Motors Co, Ford y Fiat Chrysler Automobiles NV generan la mayor parte de sus ganancias globales a partir de ventas de grandes camionetas y vehículos deportivos utilitarios en Estados Unidos, que consumen mucho combustible.