“Son personas que están en Uruguay que representan capitales extranjeros”, señaló Fernando Oyanarte, secretario del Sindicato Obrero de la Industria de la Madera (Soima).
La maderera Urupanel, cuya dirección se retiró a fines de julio, tiene cuatro inversores extranjeros interesados y que han avanzado en consultas sobre la situación de la empresa, dijo a El Observador, Fernando Oyanarte, secretario del Sindicato Obrero de la Industria de la Madera (Soima). Los trabajadores también aguardan a que la Justicia elija el interventor, al tiempo que sopesan qué hacer con la materia prima que permanece en la planta sin procesar.
“Han aparecido cuatro inversores” y sus datos se los “pasamos al Ministerio de Industria”. “Son personas que están en Uruguay que representan capitales extranjeros”, señaló Oyanarte sin brindar mayores detalles al respecto. Sin embargo, fue cauto sobre los resultados. “Con los inversores se ha generado una expectativa que no queremos, porque en general te paraliza. Estamos trabajando como si no hubiera nadie y empujando una salida hacia la autogestión”, por si falla la llegada de un nuevo privado.
La firma maderera de Tacuarembó dejó de funcionar ante la salida del inversor ecuatoriano Aglomerados Cotopaxi y dejó a 420 trabajadores en seguro de paro. Los directivos dijeron que la clausura responde a que hubo “pérdidas significativas en su operativa” por las que debieron destinar más de US$ 20 millones en los últimos tres años. Por tanto, resolvieron abrir un procedimiento de concurso voluntario de acreedores. En ese sentido, aguardan la elección del interventor por parte de la Justicia, lo que provoca retrasos en el proceso para volver a funcionar, alertó el directivo sindical del Soima.
Esta lentitud, además, provoca inquietud referente a la materia prima que está estancada en la planta y que no ha podido ser procesada desde fines de julio. “Quizás tomemos alguna medida en ese aspecto aunque no haya una orden legal. Porque está la razón moral de procesar la materia prima para no perderla. Estamos jugando carrera contrarreloj, estamos casi al límite. Hay madera que vino de los montes, y si no la procesamos se mancha y no sirve. Las láminas verdes ya tienen muchos hongos. Si no habrá que chipearla y servirá únicamente como combustible para la caldera. También la resina también tiene fecha de vencimiento”, advirtió Oyanarte.