Petroecuador prevé un déficit de 7,51 millones para el próximo año. La renegociación para ampliar el periodo de entrega será la primera opción.. Petrochina es la mayor acreedora de crudo con 41,34 millones de barriles.
Quito. Ecuador prevendió más petróleo que el que podía entregar y así en el 2022 presentará problemas para cumplir sus compromisos a nivel internacional. De acuerdo con información de las empresas Petroecuador y Petroamazonas, hoy fusionadas, los compromisos de entrega de crudo son de al menos tres tipos.
En primer lugar están las preventas con países asiáticos que en 2022 alcanzan los 75,2 millones de barriles; el contrato con Shell (8,64 millones de barriles) y las ventas spot (al mejor postor) que ascienden a 8,48 millones. En total se requieren 92,32 millones de barriles en 2022.
Sin embargo, la oferta exportable (el crudo que se tiene disponible para la venta) sería de apenas 84,81 millones de barriles ese mismo año. Así se produce un faltante de 7,51 millones de barriles. Con esto, tendrá un saldo en rojo.
Desde ya las autoridades petroleras están buscando las soluciones frente a este escenario complejo. De acuerdo con Fernando Santos Alvite, asesor del ministro de Energía, René Ortiz, existen varios caminos para evitar los incumplimientos.
El plan A es renegociar las entregas de crudo con las empresas asiáticas Petrochina, Unipec y Petrotailandia; esto significa proponer la ampliación del plazo de entrega. Explicó, por ejemplo, que Petrotailandia, con la cual hay compromisos en 2022 que llegan a 30,78 millones de barriles y está muy dispuesta a conversar. Sin embargo, Petrochina es la mayor acreedora de crudo con 41,34 millones de barriles.
"La verdad es que nos hemos endeudado más allá de nuestra capacidad, que sirva de lección para que en el futuro no haya este tipo de preventas que se hicieron en el gobierno de Correa", afirmó Santos Alvite.
Asegura que en el caso no consentido de que no se pudieran renegociar las entregas, entonces hay un segmento de crudo destinado para ventas spot que tal vez se podría usar. Este escenario no sería recomendable, ya que de acuerdo con la ley se deben hacer este tipo de ventas tomando al menos el 10% de la oferta exportable total. Según Santos, es importante cumplir los porcentajes legales, y recordó que en el contrato con Shell se establece que el precio de esas entregas se fija con base en el precio spot.
Pese a ello, en octubre pasado se conoció de la intención de suspender por dos años (2021 y 2022) las ventas spot. La propuesta provenía en ese momento de la viceministra de Hidrocarburos, María Eliza Soledispa. La intención en ese momento parecía ser darle más espacio a la oferta exportable para acceder a un nuevo crédito, atado a petróleo, con China.
Entre tanto, Santos también comentó que no es viable el incremento de la producción de manera inmediata. Explicó que una de las opciones para mejorar la producción es justamente la explotación del Campo Ishpingo del Bloque ITT, pero este está demorado por falta de dinero para la construcción del camino que sirve para transportar las torres.
Al ser consultado Santos sobre si el país se vería obligado en 2022 a comprar petróleo de otro país para cumplir los compromisos, dijo que “no creo que lleguemos a eso”. Además explicó que para 2023 y 2024 ya los compromisos de venta bajan de manera importante.
Financiamiento con China avanza. Para el analista petrolero Miguel Robalino, frente a la situación de la falta de crudo, el Gobierno requiere hacer de manera urgente una renegociación de los contratos de largo plazo de la preventa petrolera, tanto con Petrochina como con Petrotailandia.
Robalino, explicó que si no hubiese crudo con el cual responder a los contratos, entonces el Gobierno tendría como opción destinar parte del crudo que va a las refinerías para el cumplimiento de esos compromisos, sobre todo tomando en cuenta que los contratos tienen cláusulas de multas en caso de no cumplimiento. Pero también tendría que comprar crudo, para las refinerías, o incluso comprar derivados para abastecer el mercado interno.
Ecuador al 2021 produciría 172 millones de barriles al año, mientras en 2022 podría bajar a 160 millones. De este total el 55,3% y 47,5%, respectivamente, representa el crudo que va destinado para las refinerías de Esmeraldas, La Libertad y Shushufindi. El resto es lo que se vende en el exterior, es decir, la oferta exportable.