Durante las últimas dos décadas, desde el nacimiento del computador, y en particular desde la popularización de internet hace casi diez años, el mundo ha sido impactado por el cambio tecnológico a una velocidad nunca antes vista.
Ese cambio tecnológico, el de las tecnologías de la información y las comunicaciones, comenzó a gestarse desde la primera mitad del siglo XX con avances en las ciencias de la computación, la cibernética, la teoría de la comunicación, la comunicación satelital, los desarrollos en banda ancha, etc.
Todo eso ha conducido a una reducción dramática en los costos de manejar y trasmitir información; y con esa reducción se ha producido un aumento, también dramático, en el uso generalizado de las nuevas tecnologías.
En 1965, Gordon Moore, co-fundador de Intel Corporation, productora de microprocesadores, predijo que la densidad de los transistores en un microprocesador se duplicaría cada 18 a 24 meses. Esa afirmación, hoy conocida como la "Ley de Moore", ha venido cumpliéndose. Y ha significado una reducción exponencial en el costo de efectuar una operación en el computador. En 20 años ese costo se ha reducido considerablemente. A ritmo similar ha venido reduciéndose el costo de almacenar o guardar información en forma digital.
Para los sistemas educativos de los países en desarrollo, y en particular para los latinoamericanos, todos estos avances tecnológicos implican grandes desafíos y grandes oportunidades. El principal desafío es la exigencia de nuevas competencias para los ciudadanos del siglo XXI, competencias cuyo aprendizaje y desarrollo deben ser satisfechos por los sistemas educativos. Algunas de esas competencias son el uso apropiado de las nuevas tecnologías, el manejo de la información en un ambiente de superabundancia, la conciencia global y la necesidad del manejo del idioma inglés.
Como sociedad estamos pasando de una época en la que contábamos con muy poca información, especialmente información escrita, a una en la que internet nos ofrece un exceso de información de fácil acceso. El desarrollo de la ciencia avanza a pasos veloces. Se calcula que el conocimiento de bases disciplinarias publicado y registrado internacionalmente habría demorado 1.750 años en duplicarse por primera vez, contado desde el inicio de la era cristiana, para luego volver a duplicar su volumen, sucesivamente cada 150 años, 50 años, y ahora cada cinco años. Se calcula que hacia el año 2020 se duplicará cada 73 días. Frente a este nivel de desarrollo, la cantidad de obras que se publicarán, tanto en medios impresos como digitales, será inmenso. Hoy vemos cómo internet comienza a tener contenidos de las más diversas clases.
En países avanzados, el desarrollo de una competencia en el manejo de la información es ya una tradición. Nuestros sistemas escolares deben comenzar a formar a sus estudiantes en el reconocimiento de la necesidad de información, en su búsqueda, en la evaluación de la calidad de la información obtenida y en su uso efectivo. Herbert Simon, ganador del Premio Nobel de Economía, ha dicho: "el significado de 'saber' ha cambiado de ser capaz de recordar y repetir información, a ser capaz de encontrarla y usarla".
Pero al mismo tiempo que internet y las Tecnologías de la Información (TI) presentan los retos descritos, a la educación latinoamericana le ofrece también grandes oportunidades.
El primero es el fácil acceso al "World Wide Web", ese inmenso y creciente repositorio de conocimientos. Miles de colegios que han tratado de cumplir su misión con bibliotecas y laboratorios, de pronto, y con inversiones muy bajas, pueden acceder a documentos, libros, revistas, enciclopedias, diccionarios y mapas en grandes cantidades; pueden también emplear laboratorios virtuales para diversos campos de las ciencias, y pueden organizar viajes virtuales a lugares lejanos o visitas a museos famosos de artes o de ciencias.
Quizá la más importante oportunidad que ofrecen internet y las TI a la educación es la de enriquecer los ambientes de aprendizaje. Los más recientes hallazgos de la investigación en pedagogía señalan que, para mayor efectividad, los ambientes de aprendizaje deben estar centrados en el Aprendiz, en el Conocimiento, en la Evaluación y en la Comunidad.
El desarrollo de las TI en los últimos años ha permitido que éstas lleguen a las aulas de clases. El acceso de las redes a las instituciones de educación primaria, secundaria y terciaria, han originado que muchos profesores comiencen a usar las TI para transmitir sus conocimientos a través de internet, con el fin de poder entregar a sus alumnos información propia o ajena para ser analizada y estudiada.
Dentro de los próximos años la educación a distancia, bajo modalidad electrónica denominada e-learning, se espera que tenga un gran desarrollo. La demanda por educación continua, “Life long learning”, está creciendo en la población a interesantes tasas, porque el destinar tiempo para la familia y el trabajo impiden dedicarse completamente a estudiar o asistir presencialmente a las instituciones de educación, por lo que surge allí el uso de las TI como un método de apoyo para masificar la educación.