Cuando llegó la pandemia, las instituciones financieras tradicionales no fueron capaces de abastecer las urgentes necesidades de un grupo gigante de latinoamericanos excluidos del sistema. Este espacio vacío fue aprovechado por los nuevos actores digitales que, a través de nuevas tecnologías como el open banking y criptomonedas, comenzaron a conquistar el mercado.
2020 claramente fue el año de la transformación digital, donde todas las industrias atravesaron por cambios que han llevado a sus ejecutivos a teletrabajar, comunicarse con sus clientes a través de pantallas y colocar sus operaciones en la nube.
El mundo retail lo hizo con mayor fanfarria, pero si hubo una industria que atravesó a todas es, definitivamente, el financiero, específicamente el de los medios de pagos. El cierre de las sucursales bancarias obligó a las personas y compañías recurrir – en muchas ocasiones, por primera vez – a las transferencias electrónicas, muchos cambiaron el uso de dinero en efectivo (el medio favorito del 91% de los latinoamericanos en una época pre-pandemia) por tarjetas o billeteras electrónicas y a otros recibir – de nuevo, por primera vez – algún tipo de crédito o subsidio gubernamental a través de servicios financieros digitales.
Pero esta urgencia por servicios financieros, la mentalidad digital de los nuevos usuarios, como el de los millenials, y el rechazo por dinero en efectivo también creó una nueva duda: ¿son los bancos tradicionales, que han dominado el mercado hasta ahora, realmente eficientes en esta situación? Viendo las estratosféricas cifras de crecimiento de los neobancos como Ualá o Nubank o de proveedores de servicios de pagos digitales como Paypal no necesariamente son los más ajustados a las necesidades de los clientes latinoamericanos.
El boom de los nuevos actores en el mercado de medios de pagos se explica además por la apuesta por la nueva tecnología, como el Open Banking y las criptomonedas, como también por los comportamientos de los reguladores que, viendo la negligencia de los actores tradicionales que no han podido satisfacer las necesidades de sus ciudadanos durante la emergencia, están comenzando a favorecer la transformación digital de la industria.
En este contexto, AméricaEconomía conversó con diversos actores del mercado, desde neobancos como la peruana B89, nuevos proveedores de pagos como la ecuatoriana Kushki, los que apuestan por las criptomonedas como la mexicana Bitso y los facilitadores de open banking como la uruguaya Prometeo.
Para leer el reportaje completo visita el siguiente enlace: La piedra en la honda: la batalla de los medios de pago