Incluso antes de que Andrés Manuel López Obrador asumiera en diciembre, se había comenzado a talar vegetación protegida en un enorme terreno de Pemex en la costa del estado de Tabasco para alojar a la nueva refinería al lado del puerto de Dos Bocas.
Paraíso. La carrera del presidente de México por construir una refinería en tiempo récord en tierras en las que hace poco había manglares, gatos salvajes y boas constrictoras, ha tropezado con obstáculos, complicando sus esfuerzos por mejorar la delicada salud de la petrolera estatal Pemex.
Incluso antes de que Andrés Manuel López Obrador asumiera en diciembre, se había comenzado a talar vegetación protegida en un enorme terreno de Pemex en la costa del estado de Tabasco para alojar a la nueva refinería al lado del puerto de Dos Bocas.
Sin embargo, el regulador ambiental de la industria petrolera, la ASEA, dictaminó en enero que el contratista que deforestó el predio no tenía los permisos adecuados para hacerlo y le impuso una multa de unos US$700.000.
ASEA, dice que el proyecto de la refinería sólo puede seguir adelante una vez que se haya hecho y aprobado un estudio completo del impacto ambiental, y se tengan los permisos de uso de suelo para ello.
Eso podría retrasar el proyecto de la refinería por meses o incluso años, justo cuando el gobierno está tratando de aumentar la producción de petróleo, modernizar seis refinerías de Pemex, además de construir la nueva en Tabasco, el estado natal de López Obrador, conocido como AMLO.
Gustavo Alanis, director del Centro Mexicano de Derecho Ambiental (CEMDA), un importante organización de defensa del ambiente, aseguró que Pemex se meterá en problemas legales si sigue actuando apresuradamente con la refinería de Dos Bocas.
"Si avanzan rápido sin contemplar las leyes que tienen que cumplir, ellos se van a convertir en su propio enemigo", dijo.
El gobierno ha dicho que planea licitar la construcción de la refinería de US$8.000 millones en marzo y terminarla en tres años. Pemex no respondió a pedidos de comentarios para este artículo.
Halcones, gatos salvajes. Pemex llegó a la localidad de Paraíso a finales de la década de 1970, en búsqueda de una sede para un puerto petrolero tras el hallazgo del inmenso yacimiento Cantarell en el Golfo de México.
En esa época, el área que ahora ocupa el puerto Dos Bocas, la mayor terminal petrolera del país, y el terreno en el que se edificaría la nueva refinería, eran ranchos productores de coco y cítricos que fueron expropiados para construir el puerto.
Sin embargo, Pemex no utilizó el predio semicircular ahora destinado para la refinería y los habitantes pudieron seguir cosechando frutos durante varios años. Finalmente, la zona fue abandonada, la vegetación creció y empezó a regresar la fauna.
Varios tipos chorlos, garzas y una de halcón, así como un par de especies de iguanas y culebras clasificadas como amenazadas, además del chorlo chiflador en peligro de extinción, fueron identificados en Paraíso por la Conabio, una prestigiosa comisión gubernamental que estudia la biodiversidad.
La Conabio también ha identificado varias especies de aves, reptiles y anfibios bajo protección especial en Paraíso.
En el sitio donde se construiría la refinería se hallaron huellas del yaguarundí, un gato salvaje, dijo ASEA a Reuters, junto con una gran variedad de especies de aves y tortugas.
La tierra era tan rica en vida silvestre que hace una década un grupo de funcionarios en Pemex propusieron que se declarara reserva privada por su importancia ambiental en la zona, dijeron fuentes de la compañía.
Un estudio realizado por un instituto gubernamental hace varios años concluyó que Paraíso era un lugar de riesgo para una refinería debido a la biodiversidad que alberga.
Una imagen satelital tomada el 17 de noviembre y proporcionada a Reuters por la Conabio, muestra que fue talada una amplia franja de manglar que recorría el predio de un extremo al otro y se conectaba con otra franja que bordeaba todo el terreno y aún permanecía en pie hasta esa fecha.
La Conabio identificó, además de manglar protegido por las leyes mexicanas, zonas de cultivos de palma y elementos remanentes de selva entre la vegetación que fue removida.
Cuando López Obrador visitó en diciembre el puerto de Dos Bocas para anunciar la nueva refinería, el terreno fangoso y la maquinaria pesada habían reemplazado a la espesa alfombra de árboles que cubría el terreno.
Después de que la vegetación fue removida, fueron identificadas en el terreno cuatro especies amenazadas o protegidas, incluyendo un tipo de puercoespín, una boa constrictor y una iguana rara. Reuters no pudo establecer el destino de los otros animales que se detectaron en el sitio.
En Paraíso, pescadores de ostión temen que la refinería empeore las condiciones de la laguna de Mecoacán, apenas a unos pocos kilómetros de distancia y que ha sido su medio de subsistencia por generaciones.
"Lo que nosotros queremos es que la laguna no se dañe", dijo Manuel de la Cruz, líder de una federación pesquera en Paraíso y quien pesca desde que tenía ocho años de edad. El pescador dijo que entregó un documento a AMLO cuando visitó Paraíso en diciembre diciéndole que los pescadores ya no quieren seguir recibiendo "migajas" del gobierno.
Compañía petrolera en apuros. AMLO no ha hecho comentarios acerca de la sanción de la ASEA por el desmonte del predio. En su fallo, el regulador ambiental también ordenó la reforestación de casi 83 hectáreas de manglar y un programa de preservación de flora y fauna silvestre.
La secretaria de Energía, Rocío Nahle, dijo a mediados de noviembre que los manglares permanecían en el terreno y respondió a las acusaciones de ambientalistas diciendo que el gobierno municipal de Paraíso otorgó los permisos para "limpiar" el predio. Pero la ASEA es la única que puede otorgar permisos ambientales para proyectos de hidrocarburos.
El potencial retraso de la refinería llega en un momento crucial para Pemex.
La semana pasada, el gobierno anunció un rescate de US$3.900 millones para evitar la pérdida de la calificación crediticia de grado de inversión de la empresa.
Las calificadoras dicen que los planes de López Obrador sobre Pemex ponen a prueba la ya difícil situación financiera de la petrolera. La agencia de calificación Fitch dice que Pemex es "insolvente".