"Antes ni sabíamos cuántas hectáreas tenían nuestras tierras. Ahora ya tenemos el mapa y la dimensión", dijo a Reuters la líder de Teju, Cornelia Flores, sobre el proyecto impulsado por la FAO que capacitó a ocho jóvenes indígenas de cuatro comunidades Mbya en Caaguazú, 200 kilómetros al este de Asunción.
Isla Jovai Teju, Paraguay.- Rumilda Fernández es una de las primeras técnicas en monitoreo forestal que pertenece a un pueblo indígena de Paraguay.
Con un teléfono móvil y el conocimiento que adquirió en los últimos meses, recorre los estrechos caminos de tierra de la comunidad Isla Jovai Teju en el centro del país para registrar los límites de su territorio, una iniciativa que busca preservar los bosques en una de las naciones más afectadas por la deforestación de Sudamérica.
Fernández, de 28 años, es de la etnia Mbya Guaraní, la de mayor población de las 19 que habitan Paraguay.
Las tierras de su comunidad, rodeadas de enormes plantaciones de soja y maíz de colonos menonitas, se fueron reduciendo con los años en extensión y calidad hasta quedar en apenas 30 hectáreas aptas para la agricultura, donde cultivan mandioca, poroto, maíz y maní, además de criar animales.
"Antes ni sabíamos cuántas hectáreas tenían nuestras tierras. Ahora ya tenemos el mapa y la dimensión", dijo a Reuters la líder de Teju, Cornelia Flores, sobre el proyecto impulsado por la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación (FAO) que capacitó a ocho jóvenes indígenas de cuatro comunidades Mbya en Caaguazú, 200 kilómetros al este de Asunción.
"El bosque era nuestro supermercado y no necesitábamos más. Ahora con el desmonte cambió todo", comentó Flores, de 60 años.
Los monitores marcan los puntos de referencia que delimitan el terreno, que por lo general son árboles o arroyos, tomando una fotografía a través de una aplicación en un teléfono celular y los registran con los nombres que les dieron sus ancestros: yvyra pyta, guajayvi o ygary. Luego, los puntos se unen para configurar el mapa.
"Para mí fue fácil aprender. La parte de computación sí me costó más", comentó la técnica en monitoreo Fernández, que nunca había utilizado antes una computadora o un GPS.
Los líderes mbya creen que incorporar tecnología para conocer y controlar su territorio les va a permitir proteger las tierras que en el pasado han sido ocupadas por grandes productores o campesinos, y preservar los bosques que guardan alimentos y plantas medicinales.
La pérdida de tierras o de control sobre los recursos naturales es un tema clave para los indígenas de Paraguay -que representan el 2% de la población total del país-, ya que es una de las principales causas de que un 75% viva en situación de pobreza o pobreza extrema.
"El problema indígena es que hace 500 años estamos en Paraguay y nunca nos han ayudado", dijo Teófilo Flores, líder de la comunidad Pindo'i que alberga a 750 personas en 1.400 hectáreas también en el departamento Caaguazú.
"Necesitamos saber cómo preservar el bosque que queda como reserva. Por ejemplo, que nos den las herramientas y apoyo para que nosotros mismos no lo deforestemos", agregó.
El ministro de Desarrollo Social, Mario Varela, consideró que la inclusión es una de las claves para luchar contra la pobreza en estas comunidades.
"Ellos (los pueblos indígenas) nunca fueron incluidos, nunca se respetó su cultura originaria. Ahora estamos dándoles apoyo desde una perspectiva más antropológica que busca preservar su cultura y a la vez darles esa protección social que necesitan", dijo en una entrevista telefónica.
"Deforestación cero". El territorio paraguayo está dividido en dos regiones: la Oriental con un modelo productivo de agricultura mecanizada que ha ejercido presión sobre los bosques nativos las últimas dos décadas y el Chaco, una zona ganadera donde el desmonte está permitido bajo condiciones que en la práctica apenas se cumplen.
El país perdió medio millón de hectáreas de bosques nativos en la región Oriental desde el 2004, año en que se aprobó la ley de Deforestación Cero que impide la tala de masa boscosa, que representan un 3 por ciento de la superficie total de la zona.
Antes de la existencia de esa norma, Paraguay ya era uno de los países con mayor índice de deforestación en Sudamérica.
La esperanza es que la tecnología no solo ayude a los miembros de las comunidades indígenas a asegurar y conocer mejor sus tierras sino que se convierta en una aliada para luchar contra la corrupción encastrada en organismos estatales como el encargado de vigilar y castigar la deforestación.
La presidenta del Instituto Nacional Forestal (INFONA), Cristina Goralewski, una ingeniera de 28 años, quiere acabar con todos los puestos de control forestal a los que considera "un gasto innecesario" y utilizar en cambio una plataforma global que provee datos confiables en tiempo real.
"Sabemos que había un esquema de corrupción instalado que apoyaba esta deforestación desmedida (...) yo no te voy a mentir, no te voy a decir que esta es una institución correcta porque no, a leguas vemos los resultados", dijo Goralewski, quien apuntó que en cinco años se detuvieron apenas 20 camiones con madera producto de talas no permitidas.
La corrupción ha marcado la administración del Estado por décadas en Paraguay y el presidente Mario Abdo prometió "tolerancia cero" con los funcionarios corruptos.
Paraguay es el primer país en Sudamérica que utiliza la plataforma del Instituto de Recursos Mundiales (WRI por sus siglas en inglés) para vigilar sus bosques, según el Infona, que firmó un convenio con la organización no gubernamental y se encuentra en un proceso de adaptación de la herramienta a las normas locales vigentes.
"La prioridad para el Gobierno es detener la deforestación ilegal en la región Oriental y utilizar la tecnología para eso porque vemos que los controles no están funcionando", agregó Goralewski.