En 2018, se produjo la consolidación para los exportadores chilenos de los envíos de carne al exterior, logrando una cifra por sobre los US$1.000 millones. Un éxito que daría paso a una nueva etapa: posicionar estas carnes en mercados que destacan por su exigencia. De competidores regionales, discusiones políticas y el fantasma de los transgénicos, AméricaEconomía conversó con el presidente de la Asociación de Exportadores ChileCarne.
-El reporte del 2018 los pone con cifras más que positivas. ¿Consiguen con esto la visibilización que buscaban?
-Este reporte se generó en base a dos hechos relevantes que pasaron durante el 2018 y fines del mismo año: primero, esta asociación se creó el 2016, porque al reunirse los exportadores, se dieron cuenta de la invisibilización de los buenos números de la exportación de carne. Todo el mundo sabía que se exportaba fruta, salmón o vino, pero ¿carne? La mayoría no tenía idea.
-¿Por qué se da eso?
-En Chile, comemos harta carne y uno asocia el consumo de carne al vacuno, por lo tanto, de origen brasilera, argentina o paraguaya. Pero nadie se le ocurriría pensar que exportamos carne, y efectivamente se exporta y se exporta harta carne. Entonces, lo que primero se hace es centrarse en el mercado interno, a nivel de autoridades; ni siquiera a consumidores, porque estos productos son para exportación. Y ese trabajo de darse a conocer lo hicimos bajo el rotulo de "ExpoCarne", logrando un hito de superar los US$1000 millones en exportaciones de carne como país. Por lo tanto, ya con una espalda de US$1.000 ya no tienes que darte a conocer, porque es evidente que lograste relevancia.
-¿Qué buscan transmitir como asociación de exportadores de carne hacia el exterior?
-Lo que más queremos transmitir es nuestro origen. Ese origen te marca mucho el nivel de los productos que se exportan, por las altas exigencias sanitarias que se tienen en el país al momento de exportar alimentos, y eso es reconocido en todo el mundo. Es lo mismo que pasa cuando una persona quiere comprar un vino en el mundo y comienza a pensar de qué tipo compro; puede ser italiano, francés, californiano, argentino o chileno... Y comienzas ahí a pensar el origen de los valles de esa cepa y terminas pensando en las marcas. En esas decisiones, lo primero que se piensa es en el país, por lo tanto, de dónde viene el producto, en este caso el país, pesa mucho, y a veces pesa más que una marca determinada.
Ahora estamos en la creación y poniendo en carpeta lo relevante que es construir la marca Chile para alimentos. Ya que una cosa es ocupar Chile como distintivo y otra cosa es que el atributo exista. Nosotros creemos firmemente en que sí está. Si miras Chile, es una realidad que los alimentos están geográficamente "aislados", libre de enfermedades, por tener esta cordillera.
-¿Cuáles características exitosas se han replicado de otros mercados?
-Otras características copiables son la tecnología, el conocimiento. De hecho, los granos, la soya con la que se alimenta a los animales, toda viene de afuera. Hoy la genética es una en el mundo; no es que vayas a criar a un pollo o un cerdo muy especial acá en Chile... Pero hoy Chile está reconocido como un lugar destacado en el turismo mundial, y si a eso le sumas un alimento que venga de ese destino, te logras poner en el mapa mundial de forma muy relevante.
POLLOS PARA EL SUPER BOWL
-¿Cómo se ven frente a otros actores que ya muy consolidados como Argentina, Brasil o el mismo Paraguay?
-La gracia de la industria chilena es el tamaño. En el fondo, si eres un monstruo de productos como EE.UU. o como Brasil, es más difícil responder a las medidas del cliente. Por eso, la característica únicas de la industria chilena es su tamaño medio, que atrae a los clientes de afuera. Somos una industria más flexible, y lo segundo, es que nuestra industria se creó para exportar, porque nosotros no abastecemos al mercado nacional. Por ejemplo, en la producción de cerdo el 65% se exporta y con la fruta pasa lo mismo. Por ejemplo, Estados Unidos solo exporta el 15% de lo que produce; el resto va para consumo interno.
-Entonces, ¿están llegando a mejores mercados, destacando por calidad y no cantidad?
-Así es. Hoy nosotros estamos exportando a más de 64 países, y pocos mercados pueden decir eso. Por ejemplo, Brasil no puede entrar a China con carne; Estados Unidos no puede entrar Inglaterra con pollos. Nosotros sí. Los tratados de libre comercio y los tratados sanitarios que tiene Chile nos dan una ventaja comparativa frente a los demás países de la región a la hora de exportar carne.
-¿En qué países la carne chilena es líder?
-Por lejos en Japón y Corea. En el caso de estos países asiáticos, toman los "cortes" más finos, más caros del animal. En Corea, comerse un costillar de cerdo es de elite, es un producto premium.
Después tienes a China, que tuvo una gran apertura hace seis años con exportación directa de Chile a China.
El 68% del volumen de las exportaciones de carne chilena se van a Asia, y el resto de los productos se van a Rusia, Europa y Centroamérica.
-¿Qué mercado ha quedado sin explorar por falta de productos?
-Hace diez años, Europa era un mercado muy interesante, pero hoy no tenemos productos para enviarle, ya que los mercados de Corea, Rusia y China tienen mucho mejor oportunidad de precios. Algo curioso es que el mayor destino de exportación de pollos chilenos es el mercado de Estados Unidos, que es el mayor productor y exportador de ese producto en el mundo.
-¿Por qué se produce esa situación ahí?
-Se da porque los productores estadounidenses están buscando diversificar, ya que no quieren depender de dos o tres empresas que ofertan esos productos en el país. Por ello se ha dado que más países hayan tenido llegada al mercado interno. Y prefieren los productos chilenos, porque sanitariamente tienen mejores condiciones.
POLLOS Y FRANKENSTEIN
-El tema de los transgénicos sigue siendo una discusión relevante en el mundo de los alimentos. ¿Cómo lo han ido manejando y qué medidas han resuelto?
-El tema de los transgénicos afecta básicamente la alimentación de los animales, a raíz de los granos. Para que tengan una idea, por ejemplo, el cerdo y el pollo comen principalmente maíz y soya, donde el 60% de los costos de producción es el gasto en maíz. Nosotros traemos todos los granos desde afuera y acá fabricamos los alimentos. Pasa que traemos maíz de Estados Unidos, criamos, engordamos, faenamos y les mandamos de vuelta pollo. Es más, les mandamos trutros de pollo para el Super Bowl; a ese nivel de especialización.
-Pero, entonces, el tema de afectar a la población con elementos que pudieran ser transgénicos, ¿está controlado?
-En el fondo uno podría decir "mi pollo come solo maíz no transgénico", pero eso es prácticamente imposible, y nadie lo ofrece porque no se puede. Es tanto el volumen de maíz que se necesita... Los principales productores son Argentina, Estados Unidos y Brasil, y es todo transgénico. Entonces, para hacer lo contrario tendrías que tener un huerto acá (Chile), pero conseguirte semilla no transgénica...
-Algunos productos están asociados a la modificación "frankenstiana" de genes.
-Sí, claro, es una discusión "Frankestiniana"; pero en los pollos, cerdos y animales no pasa. Lo transgénico está en el maíz, porque no existe maíz no transgénico, ya que hoy las semillas están controladas por esas grandes empresas como Monsanto y otras; no hay más alternativa.
DISCUSIÓN
-En Chile, es fuerte la discusión por el CPTPP (Tratado Integral y Progresista de Asociación Transpacífico), que tiene conexión directa con el aumento de exportaciones e importaciones de productos, en lo relacionado a la “liberalización arancelaria". ¿Cuál es la postura del gremio? ¿Se declaran proteccionistas o liberales en precios?
-Para mí es una discusión país. Yo entiendo que siempre hay gente que tiene reservas con el tema. Si yo soy un productor de vacuno, claro, estaría preocupado de que no me llegará carne de Europa, ya que sé que tiene subsidio y eso me perjudica; pero estas en un país de 18 millones de habitantes que ya tomó hace 30 años la decisión de abrir la economía. Hoy nadie podría decir cerremos la fronteras y auto abastezcámonos de todo. Efectivamente hay sectores que dirán que están perdiendo, pero al final en un país pequeño como el nuestro, si no tienes acceso a los mercados internacionales, estás perdido; no hay vuelta atrás.
Chile ya se decidió por el libre mercado, hace mucho tiempo, por eso ahora venir a decir "esta frontera o sector lo quiero cerrar"... Pierdes competencia si lo haces, porque tu vecino ya lo firmó. Por ejemplo, México ya lo hizo, entonces, cuando Japón quiera comprar palta (aguacate) va a preferir comprar las paltas mexicanas por precio y arancel. Chile vive de las exportaciones, pero algunos parlamentarios han tenido problemas para entenderlo en nuestro país.