Mientras el gobierno de Colombia es optimista frente a una recuperación de precios, productores locaes señalan una tendencia a la baja. En medio, el debate por los auxilios monetarios.
Las cifras dicen que Brasil produce cerca de un tercio del café del mundo. Por esa razón, cualquier anuncio que haga el país vecino pone a productores, exportadores y Gobierno a esperar atentos casi en el borde de la silla. La intensa sequía por la que atravesó ese país el año pasado hizo que el rendimiento de su producción de café se redujera 7,7% con respecto a 2013, para un total de 45,3 millones de sacos de 60 kilogramos.
Los pronósticos de la prensa internacional especializada han hablado de una producción para 2015 que se mantendrá estable, en un rango entre 44 millones y 46 millones de sacos, mientras que medios como Forbes y el Wall Street Journal hablan de un máximo de 43 millones y un mínimo de 40 millones de sacos. La variación de 5 millones con respecto al año anterior no es menor para el mercado colombiano, pues representa un poco menos de la mitad del total de la cosecha, que en 2014 fue de 12,2 millones de sacos.
El verano en Brasil tuvo como consecuencia para los productores colombianos unos buenos precios del grano que rondaron los US$2 el año pasado. Pero hoy la situación es diferente: de enero a mayo el precio externo ha pasado de cerca de US$1,80 a US$1,26 por libra la última semana, mientras que la carga internamente pasó de costar más de $800.000 a $635.000 en los últimos días, según el reporte de la Federación Nacional de Cafeteros.
El Gobierno ha dicho que es optimista. “Parece ser que el precio del café tenderá al alza, como empezó a suceder desde la semana anterior”, dijo el ministro de Agricultura, Aurelio Iragorri, el 19 de mayo, cuando justamente desde el 14 de este mes el precio del grano escaló desde US$1,37 a US$1,42. Desde ahí, volvió a descolgarse a los US$1,24 que se registraban ayer al cierre de esta edición.
“El precio de US$1,26 (de la semana pasada) es interesante porque es el promedio de los últimos 20 años del café”, dijo Carlos Rojas, presidente ejecutivo de la Asociación de Exportadores de Café de Colombia (Asoexport). Explica que ese nivel no es bueno ni malo, es sólo el promedio. Sin embargo, “el US$1,26 de hoy es un precio peor que el US$1,26 de hace 20 años sólo por la pérdida de valor de la moneda”.
El presidente de Asoexport mantiene cierta distancia frente a los precios en los que confía el ministro de Agricultura. “Es perfectamente posible, pero creo que todos los informes al contrario señalan que la tendencia es a la baja en la medida que la cosecha de Brasil siga saliendo. El verano pasó, y en principio no hay razón para pensar que se va a repetir en el próximo año”.
Óscar Gutiérrez, dirigente de Dignidad Cafetera, asegura que hay quienes hoy están produciendo a pérdida, pues los costos de producción de una arroba han llegado a $70.000, con lo que superan lo que por ésta se paga. “Si no está más caído el precio interno es porque hay una devaluación del peso que hace que no sea peor”. Dice, entonces, que los preocupa una descolgada del dólar y que también están expectantes frente a los anuncios de producción que pueda hacer Brasil el mes entrante.
Ante la coyuntura, los productores han pedido que vuelva la Protección del Ingreso Cafetero (PIC) de 2013, que desembolsó $1,5 billones. La posición del Gobierno es negativa, más aún por la confianza en la recuperación de los precios de la que habla el ministro de Agricultura.
“Renovaron los incentivaron a que sembraran, sembraron y ahora de premio los dejan a su suerte”, agregó Óscar Gutiérrez. Uno de los logros que más se han destacado tras la salida de Luis Genaro Muñoz de la gerencia de la Federación es que Colombia superó la barrera de los tres mil millones de árboles de café renovados en los últimos seis años.
De las recomendaciones entregadas por la Misión Cafetera, el estudio del sector que ordenó el presidente Juan Manuel Santos hace cerca de dos años y cuyos resultados finales salieron en marzo pasado, una de las más reprochadas por los productores fue la de la no repetición del PIC. La Misión lo vio asistencialista y no lo avaló porque, según el documento, 60% del PIC fue para el 10% de los caficultores más ricos y, entre otras cosas, porque los $1,3 billones que en 2013 se desembolsaron es un monto similar al de Familias en Acción ($1,7 billones). “No obstante, mientras Familias en Acción cubre unas 2,5 millones de familias, el PIC apenas cobijó 348.449 familias cafeteras; y no se otorgó a los restantes 231.551 (...), posiblemente los más pobres que más lo necesitan”.
Juan Camilo Restrepo, exministro de Agricultura, dijo que, si bien la petición de los cafeteros de un nuevo subsidio es respetable, no hay que perder de vista que el PIC fue dado en una coyuntura de baja producción en el país, situación que se ha superado, al igual que una postrada tasa de cambio. Un otorgamiento de ese tipo “se ve improbable a la luz de la situación fiscal del país, que es mucho más grave de lo que se ha revelado hasta el momento”, concluyó.