El Gobierno y Petróleos Mexicanos (Pemex), que arrastra una deuda financiera de US$113.200 millones y que perdió US$24.000 millones en 2020, alegan ahora que hay que preservar el recurso para futuras generaciones y producir solo lo necesario para la "autosuficiencia energética".
Ciudad de México. Poco antes de asumir el poder en 2018, el aún presidente electo Andrés Manuel López Obrador aseguró desde su petrolero estado natal que la gigante estatal Pemex produciría al menos 2,6 millones de barriles por día (bpd) de crudo al final de su sexenio.
Pero dos años y medio después, el líder de 67 años anunció hace unos días que al 2024 la producción rondará 2 millones de bpd, un volumen que aunque resulta superior a los 1,7 millones de bpd promedio entre 2019 y lo que va de 2021, se sitúa lejos de aquella meta.
El Gobierno y Petróleos Mexicanos (Pemex), que arrastra una deuda financiera de US$113.200 millones y que perdió US$24.000 millones en 2020, alegan ahora que hay que preservar el recurso para futuras generaciones y producir solo lo necesario para la "autosuficiencia energética".
Aquella meta de producción de 2,6 millones de bpd, que ya había sido ajustada a la baja en varias ocasiones, cifraba sus esperanzas en el desarrollo de 20 campos por año bajo contratos de servicios, pero una serie de retrasos causados por diversas circunstancias, desde la escasez de recursos hasta la pandemia del coronavirus, truncaron los planes.
Y la difícil situación económica de Pemex también pesa en la decisión de ajustar. Octavio Romero, un ingeniero agrónomo muy cercano a López Obrador que dirige Pemex, alega que no se trata sólo de metas de producción y que la visión política-estratégica, la disponibilidad de dinero y tiempo para desarrollar campos determinan su cumplimiento.
"El tema no es si se tiene la capacidad para llegar, o de incrementar de manera sustancial la producción", dijo el funcionario de 62 años a Reuters en una reciente entrevista en el estado sureño y petrolero Tabasco, tras anunciar un hallazgo petrolero en tierra. "Es un tema de definición política, es un tema de tiempos, es un tema de recursos".
López Obrador ha prometido "rescatar" Pemex y a la también estatal eléctrica CFE, las cuales dice estaban a punto de la quiebra por el manejo de sus predecesores y ha dicho que emprenderá una contrarreforma para revertir en parte la profunda reforma del sector de 2013-2014 que ha calificado de nefasta.
En un intento de dar más oxígeno a Pemex, el Gobierno asumirá desde este año sus amortizaciones de deuda, que solo en 2021 alcanzan unos US$6.400 millones. Además durante su gestión, el presidente -conocido como AMLO- ha inyectado ingentes recursos y dado beneficios fiscales a petrolera.
Apuesta fallida. En opinión del experto petrolero mexicano Gonzalo Monroy, Pemex sobreestimó sus objetivos apoyándose en campos pequeños que aunque son de rápida producción, también son vulnerables a sufrir retrasos. La estatal además subestimó los problemas para sostener la producción en sus campos grandes, algunos de ellos en rápido declive, amén de los problemas de escasez de dinero.
"En el caso más optimista la producción se puede mantener en 1,6-1,7 millones de bpd. Los 2,6 millones de bpd no eran razonables," dijo. "Todo tenía que salir bien (...) apostaron a sumar un millón de barriles diarios a la producción con nuevos descubrimientos".
Romero aseveró que particularmente el 2020 fue "terrible" para la mayor empresa del país por la pandemia, lo que impidió el desarrollo de muchos proyectos en marcha en México y provocó una dramática caída de sus ingresos.
A ello sumó la adhesión de México a un histórico recorte petrolero global por parte de la OPEP y naciones aliadas para detener el dramático derrumbe de los precios y responder a la veloz caída en la demanda del crudo el año pasado.
México retiró del mercado 100.000 bpd entre mayo y junio luego de que su crudo bandera, el Maya, entrara en terreno de precios negativos.
Los ingresos de Pemex se desplomaron un 32% interanual en 2020 y el plan de inversiones se ejecutó en un 70% ó US$10.900 millones, tras haberlo recortado por la crisis. En exploración y producción, el corte fue de unos US$2.000 millones y la ejecución de unos US$9.000 millones.
De dónde sacar. Romero dijo que para este año el panorama es mejor pues espera que tres relevantes descubrimientos en tierra durante este Gobierno, que según Pemex albergan entre 900 millones y 1.200 millones de barriles de petróleo crudo equivalente, ayudarán a apuntalar la producción y las reservas probadas (1P).
Reafirmó que la empresa, que tiene previsto un gasto de capital de unos US$13.000 millones este año, seguirá enfocada en campos en aguas someras y tierra y no invertirá en aguas profundas, clave para la reposición de reservas y el alza de producción, pese a tener varios contratos para explorar y explotar en la vasta zona.
Por el contrario, afirmó, va a seguir apuntando a la adjudicación de contratos de servicios que, según expertos, no suelen ser atractivos para importantes jugadores del mercado petrolero, en momentos que Pemex adeuda a proveedores, incluyendo grandes firmas de servicios, casi US$15.000 millones un 52% más que en 2019.
"No vamos a compartir producción, no vamos a compartir utilidades", dijo al ser preguntado sobre qué tipo de contratos ofrecería Pemex, que enfrenta un persistente flujo de caja negativo e ingentes pasivos, por lo que sigue recibiendo auxilio del Gobierno en forma de fondos y beneficios fiscales.
"Sí vamos a permitir que empresas extranjeras se contraten con Pemex en otro tipos de contratos, en donde nosotros le estaríamos dando a las empresas prestadoras de servicio la posibilidad de un pago por barril extraído, una especie de maquila", expresó.
Pemex terminó 168 pozos en desarrollo en 2020, 34 menos que en 2019, principalmente debido a retrasos en el desarrollo de campos nuevos, dijo la firma en su reporte anual.
Cuando AMLO llegó al poder puso freno a las licitaciones de contratos para exploración y desarrollo de hidrocarburos iniciadas durante la reforma energética que impulsó el Gobierno previo, alegando que no había cumplido la promesa de elevar la producción de crudo y gas y había dejado casi en ruinas a Pemex.
Entonces, la empresa lanzó una veintena de invitaciones restringidas a inversores -mayormente locales- para explotar campos en tierra y aguas someras, que asegura aportan ahora unos 160,000 bpd de producción y que espera sumen 465.000 bpd al cierre del 2021, cuando la firma espera producir casi dos millones de bpd.
"Se busca el desarrollo acelerado de campos", dijo Romero al enfatizar que la estrategia ahora es acortar tiempos en explorar, perforar, encontrar un yacimiento y poner la infraestructura a producir.
"Tenemos de dónde sacar petróleo, pero desde luego hay una racionalidad y hay una definición política en esto", afirmó.