Los países de América Central son los que más están sufriendo los efectos de la devastadora plaga de la roya, un hongo que también ha afectado a las cosechas de México y el Caribe y otras naciones latinoamericanas.
Londres. Los estragos causados por la plaga de roya en los cafetales de Centroamérica centraron la reunión semestral del Consejo de la Organización Internacional del Café (OIC), que se ha comprometido a "hacer lo posible" para ayudar a resolver la situación.
Así lo afirmó en una rueda de prensa al término de la cumbre el director ejecutivo de la OIC, el brasileño Robério Oliveira Silva, quien expresó su "preocupación" por la situación que viven los caficultores de la región.
Los países de América Central son los que más están sufriendo los efectos de la devastadora plaga de la roya, un hongo que también ha afectado a las cosechas de México y el Caribe y otras naciones latinoamericanas.
"Nos hemos comprometido a facilitar la ayuda técnica desde países como Brasil y Colombia a esas zonas afectadas e intercederemos ante los organismos internacionales para que contribuyan a resolver el problema", declaró Oliveira.
El jefe de operaciones de la OIC, el colombiano Mauricio Galindo, reconoció que la plaga -la peor desde que el hongo se detectó por primera vez en Latinoamérica en los años 70- tendrá un efecto significativo en la producción mundial de café.
Según las primeras estimaciones, que se confirmarán el mes próximo, se calcula que habrá 2,5 millones de sacos de café menos en el actual año cafetero 2012/13 respecto a las previsiones iniciales, lo que podría elevarse "incluso a cuatro millones de sacos" en el siguiente ejercicio.
Dado que Centroamérica es responsable de un 14% de la producción mundial de café, podría tener un grave efecto en el equilibrio entre oferta y demanda, lo que podría resultar a medio plazo en un incremento del precio de la taza.
Las actuales previsiones de la OIC son que la producción en este año cafetero, que va de octubre a septiembre, será de alrededor de 145 millones de sacos (sin contar aún los efectos de la roya), frente a unos 142,2 millones de sacos de demanda.
Este margen se estrechará por los efectos de la demoledora plaga, que se concretarán en el próximo informe mensual de la organización.
Según Galindo, el impacto de la roya podría contrarrestar algo "si crece, como se está previsto, la producción de Colombia", que ha podido erradicar el hongo de la mayor parte de sus cosechas y además ha renovado sus cultivos.
No obstante, la OIC instó a los caficultores colombianos a trabajar con la Federación Nacional de cafeteros para conseguir un acuerdo con el Gobierno sobre subvenciones que consiga poner fin a la huelga de más de diez días que ha atenazado el país.
En cuanto a la demanda de café, el organismo auspiciado por la ONU augura que seguirá creciendo a un ritmo anual del 2,5 %, aupada sobre todo por el aumento del consumo en los países emergentes, que en algunos casos, como Brasil, son también productores.
Es precisamente el aumento de la demanda en esos países una de las razones del destacado aumento del precio del café de tipo robusta, otro asunto que se trató esta semana en la reunión del Consejo.
El precio de esta clase de grano, que suele ser la base del café soluble que se prefiere en muchos países emergentes, se situó en US$104 en febrero, un 4,4% más que el mes anterior y su nivel más alto desde octubre.
Por contra, el precio de los arábica, cultivado en América Latina, se desplomó en torno al mismo porcentaje, hasta unos 50 dólares, lo que se ve "con mucha preocupación" en la OIC, según Oliveira.
En conjunto, el precio de la canasta de café se sitúa en torno a los US$131, lo que "podría parecer históricamente alto pero no lo es tanto si se tiene en cuenta el aumento de los costes de producción", señaló Galindo.
De hecho, la OIC advierte de que el desplome de los arábicas roza "el límite de la sostenibilidad para los productores" y constata que "el mercado está muy dividido".
En general, el valor de las exportaciones de café en todo el 2012 se calcula en US$2.500 millones, un descenso del 9,6% respecto a 2011, pese a un considerable aumento del volumen exportado.
El valor de los robustas creció un 19,9%, hasta unos US$6.100 millones, frente a la caída de los arábica.