El responsable de la estrategia fintech de Mastercard para Latinoamérica valora el papel de la banca tradicional como pieza importante del engranaje para la bancarización, que durante la pandemia se ha acelerado de forma importante. Sin embargo, está convencido de que la transformación que ya se observa es necesaria y cree que es posible en un futuro la bancarización sin banca.
La más reciente investigación realizada por Americas Market Intelligence en asociación con Mastercard revela que 40 millones de personas en América Latina fueron bancarizadas durante los primeros cinco meses de la pandemia, como parte de un esfuerzo colectivo entre banca tradicional, las fintech y los gobiernos. Thiago Dias, vicepresidente de Fintech Strategy and Labs de Mastercard, explica en entrevista con AméricaEconomía el resultado de esa sinergia en la que los llamados neobancos ganan protagonismo dentro del ecosistema financiero, en el que persisten barrreras por derribar para alcanzar una mayor bancarización. Aunque Dias destaca el papel de la banca tradicional como pieza importante del engranaje, está convencido de que su transformación es necesaria e, incluso, proyecta para un futuro no muy lejano, una bancarización sin banca.
- 40 millones de nuevo bancarizados es una cifra considerable. ¿En cuánto han contribuido las fintech a cerrar la brecha?
Latinoamérica tiene una población muy grande. Por lo menos el 45% de la población adulta, 205 millones de personas, aún se encuentra fuera del sistema financiero. Pero, además, el estudio de Americas Market Intelligence estima que hay otros 120 millones de personas desatendidos, porque tienen una cuentan y no la usa. Este total llega a unos 330 millones de personas que deben ser incluidos, y que son potenciales clientes para las fintech. Estos jugadores no tradicionales (también conocidos como neobancos) contribuyen cada vez más a cerrar la brecha de inclusión en la región, al propiciar el uso de servicios financieros digitales a través de la reducción y eliminación de tarifas, o la simplificación de requerimientos para abrir una cuenta bancaria. La región tiene más de 1.700 compañías en este segmento, que crece a una taza de 35% interanual.
- El estudio destaca el aporte de Brasil, México y Argentina en la inclusión financiera. ¿Qué pasa con el resto de la región?
Estos tres países tienen un mayor número de compañías y un importante volumen de clientes que podemos considerar incluidos. Son jugadores muy relevantes. Cuando miramos todo el tema de la regulación, Brasil y México están mucho más adelantados en ese tema, con legislaciones específicas para fintech, open banking, crowdfunding. Mientras que otros países de la región, como por ejemplo Perú y Colombia, están desarrollando un ambiente favorable para las fintech de forma muy rápida, pero aún están un poco atrás en el sistema regulatorio.
- ¿De esta cifra de nuevos bancarizados, cuántos corresponden al sistema tradicional y cuántos prefirieron la banca digital?
El tema de la bancarización está siempre relacionado con un esfuerzo que no es individual, sino colectivo que incluye a los Gobiernos, la banca tradicional y las fintech, que bien pueden ser independientes o iniciativas digitales conectadas a bancas tradicionales. Cada uno de estos jugadores tiene un papel muy importante. Un ejemplo que muestra esta necesaria cohesión fue lo que ocurrió en Brasil: Caixa −un banco tradicional propiedad del Gobierno Federal− lanzó la aplicación Caixa Tem inmediatamente decretada la cuarentena y funciona como una cuenta digital para que la población reciba sus ingresos. A este programa, que involucra a los tres actores, se incluyeron 36 millones de personas que no tenían otra cuenta.
- Pero abrir una cuenta digital no implica necesariamente inclusión. ¿Cómo ha sido el comportamiento de este grupo para ser considerados bancarizados?
Para nosotros la verdadera inclusión financiera no es solo tener una cuenta abierta o tener una tarjeta de crédito o débito; pasa por la educación financiera, la inclusión digital y el efectivo uso de los servicios digitales. Cuando Caixa Tem fue lanzada en marzo, todos los montos depositados en la cuenta digital (el 96% para ser exactos) fueron retirados en efectivo a través de cajeros electrónicos o transferidos a otras cuentas, un comportamiento que estaba lejos de lo deseado. Cinco meses después, en agosto, las personas mostraron un mejor entendimiento de los servicios digitales. En ese mes, el 65% del volumen de pagos se usó para pagar cuentas de servicios y hacer compras haciendo uso de la tarjeta virtual, sin retirar el dinero en efectivo. Eso es lo que llamamos la verdadera inclusión financiera.
- El ejemplo de Caixa involucra más a la banca tradicional y al Gobierno. ¿Qué tanto aportan las fintech a esta inclusión en medio de la pandemia?
Las fintech están contribuyendo a cerrar la brecha de inclusión en Latinoamérica. Los neobancos propician el uso de servicios financieros digitales al reducir y eximir tarifas, facilitar los requerimientos para abrir una cuenta bancaria y ofrecer una experiencia móvil completa. Pero, además, están sumando cada vez más clientes porque tienen una cobertura y una velocidad de implementación de nuevas soluciones de servicios que no se compara con los bancos tradicionales. Un ejemplo de ello ocurre en Colombia, donde las tres billeteras digitales más conocidas, DaviPlata, Movii y Nequi participaron directamente de los programas del Gobierno como el medio de pago formal para los programas de ayuda (ingreso solidario). Estos programas lograron incluir 1,5 millones de personas en el sistema financiero.
- ¿Esta sinergia entre banca tradicional, fintech y gobierno, que ha funcionado bien durante la pandemia, debe prevalecer como el nuevo accionar aún en la postpandemia?
Sí, perfectamente, por dos razones: una, porque tenemos evidencia que demuestra que trabajar en conjunto trae beneficios para todos los actores; y dos, porque los consumidores tienen un conocimiento y una forma de interactuar con los servicios digitales cada vez más relevante, y eso no se puede ignorar. Todo lo que teníamos planificado antes de la pandemia para el mediano y largo plazo se aceleró y ahora hay que apalancarlo y enfocarnos en el crecimiento.
- ¿En comparación con el ritmo que tenía antes de la pandemia, en cuánto se ha acelerado?
Hoy existen tres veces más proyectos comparados con los meses antes de la pandemia. Todos los temas de comportamiento del consumidor, participación y confianza creada en torno a las fintech está en un estado como nunca antes para seguir acelerando la inclusión financiera. Hay un interés muy grande de todos los actores para hacerlo de una forma más relevante en la región.
- ¿Con esta tendencia, es posible que en un futuro no muy lejano la bancarización ya no se dé desde la banca tradicional?
Si, totalmente. Lo que ocurre es que las fintech ofrecen inteligencia y un mayor acceso a datos adicionales que crean condiciones a un bajo costo y, al mismo tiempo, con alta transparencia. Están ofreciendo acceso a créditos de una forma más fácil, brindando seguridad financiera a los clientes. Con toda esta combinación, nosotros creemos que las fintech tienen una ventaja más grande que la banca tradicional, porque se puede acceder a ellos más fácilmente y de esa forma, irán conquistando cada vez más clientes.
- ¿La banca tradicional está condenada a desaparecer o a transformarse?
Los bancos tradicionales se están adaptando, están creando sus billeteras digitales y esta es una tendencia que ha ganado fuerza. Tenemos a Davivienda con DaviPlata, Santander con Superdigital, o Itaú Unibanco con Iti, por ejemplo. Los bancos se están preparando para que las cuentas digitales −con el respaldo de su marca−, conquisten a los clientes. Y este movimiento también nos va a ayudar a acelerar la inclusión porque están diseñados como un modelo de negocios para trabajar con clientes de un menor ingreso y que no necesariamente sea tan lucrativo. Usualmente, el negocio de la banca tradicional busca tener una lucratividad mínima y sabemos que un cliente que necesita de inclusión financiera generalmente toma más tiempo en ser lucrativo.
- En el caso de las fintech, por más innovadoras que sean, tienen influencia y participación de actores tradicionales, como Mastercard, que terminan siendo el soporte de sus operaciones financieras...
Esa es la misión de Mastercard, nosotros lo tenemos clarísimo. Cómo trabajar con diferentes jugadores y utilizar el poder de la colaboración para, cualquiera que sea la compañía, grande o pequeña, tenga condiciones muy buenas de crear su negocio, crear espacio y promover la competencia. Nosotros tenemos una relación más directa con el dinero y, por ello, nuestra misión es promover el ecosistema de innovación, la creación de nuevas soluciones para que cada vez más el efectivo sea retirado de circulación y sea sustituido por pagos digitales, porque trae seguridad financiera e historial crediticio.
- ¿Qué obstáculos quedan por derribar para lograr una mayor inclusión financiera?
Lo que nos ha dejado el estudio de Americas Market Intelligence como aprendizaje está directamente relacionado con la creación de un nuevo modelo para entender la inclusión financiera, porque para nosotros está claro que ahora no se trata solo de abrir una cuenta. El estudio recalca cómo el desarrollo de la inclusión financiera significa eliminar barreras como tarifas y restricciones elevadas, aumentar el valor de los productos y servicios al consumidor, una mayor educación digital y financiera, así como una mejor experiencia general del usuario, para construir una base de confianza para el futuro. Todavía tenemos que avanzar en la comprensión de los tipos de consumidores, acelerar más los partnership con las fintech y banca tradicional enfocados en entes públicos y hacer que la inclusión financiera se prolongue por más tiempo. En concreto, debemos ver cómo diseñamos productos que sean de bajo costo, que tengan acceso a una base muy grande de clientes y que de verdad adicione valor a la vida de las personas, que traiga soluciones reales.
- ¿Cómo proyectan el futuro del ecosistema financiero en Latinoamérica?
Ahí tenemos tres temas: primero, una rápida adopción de tecnologías sin contacto que ha ido creciendo aceleradamente; segundo, pagos digitales con más seguridad, aunque sea en un ambiente físico; y tercero, siempre apalancando múltiples tipos y formas de pago, porque al final el cliente es el que va a elegir lo que es más conveniente para sus pagos. En Mastercard nos preparamos para ser parte de todos estos temas de open banking, real time payments y cualquiera forma de pagos digitales.