El gran repunte de la producción de crudo en el país latinoamericano se consiguió luego de que la empresa estatal venezolana lograra acuerdos que le permitieron extraer y procesar más crudo extrapesado para convertirlo en variedades exportables.
Venezuela logró casi duplicar su producción de petróleo en el 2021 con respecto a los mínimos históricos de 2020, después de que su empresa estatal firmara acuerdos que le permitieron extraer y procesar más crudo extrapesado para convertirlo en variedades exportables.
La sorprendente reversión comenzó con el apoyo de pequeñas empresas de servicios petroleros que aceptaron pactos de amortización de deuda con Petróleos de Venezuela (PDVSA), a lo cual se sumó luego un contrato clave con Irán que aseguró al país la estabilización del suministro de diluyentes.
Venezuela elevó su producción a 824.000 barriles por día (bpd) en noviembre, muy por encima de los primeros tres trimestres de 2021 y 90% más que el promedio del mismo mes del año anterior.
Pero el desempeño de 2021, aunque notable tras años de letargo, no necesariamente implica que la estatal podrá continuar aumentando producción.
Los logros recientes de PDVSA, que incluyen superar 1 millón de barriles de petróleo producidos en un día por primera vez en casi tres años, lo que el ministro de Petróleo, Tareck El Aissami, describió como una "gran victoria" en un mensaje de Navidad a trabajadores, no fueron suficientes para lograr la meta trazada por su actual administración de producir 1,28 millones de bpd al final de este ejercicio.
Años de facturas impagas, mala administración y, más recientemente, sanciones de Estados Unidos le han recortado el acceso a equipos de perforación especializados e inversión extranjera. Las sanciones también han limitado su portafolio de clientes, ahora de empresas sin experiencia comercial.
Trabajadores de varias regiones productoras dicen que la reapertura de campos petroleros continúa y esperan que se reactiven más estaciones de flujo. Sin embargo, expertos destacaron que PDVSA ha hecho todo lo que está a su alcance por ahora y que su progreso futuro podría verse limitado por la falta de taladros adicionales, así como de mejoradores funcionales para procesar su crudo extrapesado.
"La producción base en 2021 estuvo muy por debajo de la capacidad de producción de PDVSA", dijo Francisco Monaldi, director del Programa Latinoamericano de Energía del Instituto Baker de la Universidad Rice, en Houston.
"Estamos alcanzando esa capacidad ahora. Para ver un aumento en la producción durante 2022, se necesita inversión en nuevos pozos e infraestructura disponible para mejoramiento", agregó.
Ayudado por aliados
El principal punto de inflexión provino de un acuerdo de intercambio entre las estatales PDVSA y la Compañía Nacional de Petróleo de Irán (NIOC) que arrancó en septiembre, demostrando ser crucial para generar crudos de exportación a partir del petróleo extrapesado de la principal región productora de Venezuela, la Faja del Orinoco.
Ingresos en moneda dura, provenientes de las ventas locales de combustibles y mayores exportaciones de petróleo a Asia, también permitieron a PDVSA amortizar algunas deudas con empresas de servicios y liquidar deudas vencidas con la promesa de trabajo futuro y el otorgamiento de permisos para que algunas compañías de servicio pudieran operar equipos en los campos.
Algunas de esas firmas también aceptaron pagos en especie, principalmente subproductos del petróleo y combustible residual que luego fueron vendidos en el país y en el extranjero, según personas familiarizadas con el tema.
A mediados de diciembre, había un total de 47 taladros activos de servicio y mantenimiento a pozos en la Faja del Orinoco y 29 más en otras regiones, según un documento interno de PDVSA visto por Reuters. El mismo informe mostró otras 19 unidades similares inactivas. No se reportaron taladros de perforación activos, esenciales para desarrollar la capacidad de producción.
El Departamento del Tesoro de Estados Unidos, que administra el régimen de sanciones a PDVSA, no respondió a una solicitud de comentarios.
Volver a la tierra perdida
Venezuela reportó una producción anual de crudo de 569.000 bpd en 2020 y sus exportaciones promediaron 627.000 bpd debido a que PDVSA fue capaz de drenar buena parte de sus inventarios acumulados. Las cifras oficiales no excluyen la porción de diluyente importado o el agua presente en cada barril de crudo.
Pero analistas independientes y expertos coinciden en que la producción se ha recuperado. La consultora IPD Latin America estima que la producción de crudo de Venezuela promediará 640.000 a 660.000 bpd este año, excluyendo condensados y líquidos de gas natural.
En el oriente de Venezuela dos proyectos petroleros que restablecieron parcialmente sus operaciones, Petro San Félix y Petrodelta, están buscando financiamiento para continuar aumentando producción, dijo Antero Alvarado, socio gerente de la consultora Gas Energy.
Empresas de servicio han ayudado a reabrir rápidamente pozos en esa región, particularmente en la Faja y el norte de Monagas, mediante el empleo de tubería flexible (coiled tubing) para su acondicionamiento, dijeron dos fuentes.
"PDVSA ha amortizado deuda con proveedores", agregó Alvarado. La compañía también reparó tres de sus taladros de 750 caballos de fuerza importados de China, con el objetivo de activarlos el próximo año, dijo.
En la región occidental, donde el robo de equipos ha sido desenfrenado, al menos otros dos proyectos, en los campos maduros Tía Juana y Cabimas, planean casi duplicar su producción en 2022, dijeron personas familiarizadas con los planes.
"Se está arrancando bastante producción por aquí. Los 'chivos' (taladros de mantenimiento) no han descansado perforando y limpiando, eso está caminando", dijo un trabajador del Lago de Maracaibo, en el noroeste de Venezuela. Agregó que se espera que algunas estaciones de flujo inoperativas reinicien en 2022. OBSTÁCULOS PERSISTEN Se espera que las demoras en el cumplimiento de pagos por parte de PDVSA continúen siendo un problema clave. Los acuerdos con firmas de servicios petroleros para reanudar el trabajo son frágiles y podrían deshacerse si PDVSA no cumple sus promesas.
"La deuda sigue aumentando", dijo un ejecutivo de una contratista que pidió no ser identificado por temor o represalias. "Las empresas facturan US$ 1 millón mensuales, pero reciben pagos de US$ 50.000 o US$ 100.000 mensuales".
Un trabajador de otra firma dijo que su compañía ha estado trabajando intermitentemente este año por problemas de pago.
En la Faja del Orinoco, donde los diluyentes son esenciales para mantener la producción a flote, alcanzar niveles de extracción superiores a los actuales requerirá que al menos otro mejorador de petróleo entre en servicio, en los proyectos Petromonagas o Petro San Félix, para aprovechar al máximo el suministro de diluyentes, dijeron los expertos.
La infraestructura de PDVSA para descargar y almacenar los diluyentes importados también se ha saturado.
Desde que comenzaron a llegar los envíos desde Irán, se han producido retrasos en la exportación de crudo, según documentos internos de la empresa. PDVSA también ha tenido que estacionar parte de su flota de tanqueros, cruciales para sus operaciones, con el fin de almacenar parte de los diluyentes.