Al parecer es poco probable que el apoyo de dos de sus aliados más cercanos resuelva el tema energético de Cuba y el Gobierno mantiene las medidas de ahorro emprendidas en septiembre.
La Habana.- Una flotilla de buques provenientes de Venezuela con cargas de crudo proporcionó esta semana un respiro a Cuba tras la escasez generada por las sanciones de Estados Unidos, en una semana en que el primer ministro ruso se comprometió durante una visita a ayudar a desarrollar el sector energético de la isla.
Sin embargo, al parecer es poco probable que el apoyo de dos de sus aliados más cercanos resuelva el tema energético de Cuba y el Gobierno mantiene las medidas de ahorro de energía emprendidas en septiembre en medio de crecientes tensiones con la administración Trump.
En respuesta a la escasez, Cuba profundizó rápidamente las medidas de austeridad que había introducido desde que el colapso económico de Venezuela, su principal proveedor, interrumpió sus importaciones de energía.
Autoridades cubanas recortaron el servicio de transporte público, disminuyeron la producción en algunas fábricas y animaron al uso de más medios de tracción animal.
Venezuela respondió aumentando los envíos de petróleo a su aliado caribeño, a pesar de sus propios problemas de producción y las restricciones relacionadas con las sanciones desde Washington.
Desde fines de septiembre se han enviado a Cuba al menos ocho buques cisterna que transportan unos 3,83 millones de barriles de crudo y combustible desde Venezuela, según datos de Refinitiv Eikon e internos de PDVSA, en comparación con cinco buques con 1,98 millones de barriles que llegaron durante la primera quincena de septiembre.
Las exportaciones de crudo de Caracas a La Habana aumentaron en casi 143.000 bpd, más del doble del volumen enviado en meses anteriores. No hay filas en estaciones de gasolina, sólo para el diésel que sigue siendo difícil de alcanzar.
Ante la situación energética en la isla, la visita de dos días del primer ministro ruso, Dmitry Medvedev, que concluyó el viernes, envió una señal de que Cuba no está sola.
Medvedev visitó el viernes el primer pozo de petróleo horizontal de la isla. Ubicado en Boca de Jaruco, en el norte de Cuba, la instalación está siendo construida por empresas estatales rusas y cubanas.
Moscú y La Habana están trabajando para reducir la dependencia de Cuba de importaciones de crudo, mejorando la cooperación en la exploración de pozos de petróleo, dijo un alto funcionario del gobierno ruso a la agencia TASS.
La producción petrolera cubana satisface alrededor del 40% de sus necesidades. El resto ha sido suministrado por Venezuela durante años a precios subsidiados bajo un acuerdo entre ambos países firmado en 2000. Argelia y Rusia, otros aliados, también aportan con envíos.
Sin embargo, pese a su visita, Medvedev no anunció ninguna medida a corto plazo para aliviar la situación de la isla.
Probable Escasez. Analistas sostienen que Venezuela y Cuba tendrán dificultades para seguir sorteando cada vez más las sanciones estadounidenses.
"Se está volviendo cada vez más difícil", dijo Francisco Monaldi, un experto en energía de América Latina en el Instituto Baker de la Universidad de Rice.
Monaldi agregó que muchas compañías de la industria están evitando cualquier negocio con Venezuela a raíz de las sanciones.
"Han decidido que no vale la pena tratar con Venezuela y correr el riesgo de ser castigado por Estados Unidos", señaló.
Esto sugiere que es la propia capacidad de refinación de Cuba o envíos desde otros países como Rusia, que son difíciles de rastrear.
Otros analistas dicen que uno de los principales objetivos de la visita de Medvedev era discutir ayudar a Cuba a salir de su crisis energética, tal vez en conjunto con Venezuela.
"Pero el grado en que Rusia puede proporcionar eso es cuestionable dada su propia situación económica", dijo Jason Marczak, director del Centro para América Latina Adrienne Arsht.
La cubana Niuris Higueras, propietaria del Atelier, un restaurante de La Habana, dijo que autoridades se reunieron con dueños de negocios privados para pedirles que redujeran su consumo de electricidad a la mitad como parte de las medidas de ahorro.
"La mayoría de las veces he dejado de usar el aire acondicionado y el horno eléctrico", comentó. "A los clientes les gusta usar las terrazas de todos modos, pero imagino que es un problema para restaurantes que no tienen espacios exteriores".