La compañía estrenará este año su plataforma de streaming y el negocio promete en el largo plazo.
El Observador. Todo hace pensar que la volatilidad volverá a decir presente este año en las bolsas de Estados Unidos con inversores que esperan ganancias moderadas en el mercado de acciones. Dentro de renta variable las acciones estadounidenses suelen ser una alternativa tradicional cuando se diseña el portafolios. Así la apuesta por empresas del sector tecnológico como Amazon, Apple, Netix y Google, u otras de la rama financiera o el retail es moneda corriente.
Al margen de estas opciones, una que se perfila con potencial de crecimiento en el largo plazo es la compañía Walt Disney, fundada en 1923 y con un fuerte modelo de negocios. Aunque claro está, hay que tener paciencia y tratar de no escuchar el ruido del mercado.
El segundo conglomerado de medios y entretenimiento del mundo, aparece muy bien posicionado tras la adquisición de la cartera de entretenimiento de 21 st Century Fox por una cantidad cercana a los US$71.000 millones. Es también una de las compañías de medios que más está apostando al video en streaming, su nueva gran jugada. Y es dueña de medios de comunicación, produce películas, series y contenidos originales, además de explotar parques de diversiones.
Algunos números. El grupo Walt Disney terminó el 2018 con benecios de US$12.598 millones, lo que supone un 40% más que en el ejercicio fiscal anterior. Eso por el incremento de ingresos en los parques temáticos y la división de estudios de cine. Su resultado neto fue de US$7.500 millones en 2014, US$8.392 millones en 2015, US$9.390 millones en 2016 y US$8.980 millones en 2017.
En tanto, que la ganancia neta anual por acción fue de US$8,36 frente a los US$5,69 del 2017, lo que representa una revalorización del 47%, con un incremento de los ingresos del 8% hasta los US$59.434 millones, según reportes ociales.
Pero el 2019 luce algo más desafiante. Este martes se conocerán los resultados financieros del trimestre terminado en diciembre y los pronósticos apuntan a una disminución de ingresos y ganancias.
El precio de la acción se sitúa hoy en US$111, tras cerrar el año pasado en US$109, y está por debajo del pico de US$121 alcanzado en noviembre de 2015.
Hay analistas que apuntan a que si bien, Walt Disney es una firma apreciada por sus ganancias, ahora un aspecto que también comenzará a ser considerado por sus inversores es la cantidad de suscriptores que logre atraer su nuevo servicio de contenidos en línea.
Apuesta al streaming. La compañía de entretenimiento dejó de suministrar películas a Netflix. Hoy su mayor prioridad y principal desafío es la creación de su propia plataforma de streaming con la cual empezará a competir en el mundo. Este año se lanzará Disney+, un nuevo servicio de suscripción que incluirá películas y programas de televisión de Marvel y Pixar, entre otros.
Pero el estudio de cine Fox, y las redes FX y National Geographic también jugarán un papel clave a medida que Disney termine la adquisición de la cartera de entretenimiento de 21st Century Fox.
La consultora Morgan Stanley, estima que la plataforma de streaming puede atrer a 30 millones de suscriptores en los próximos 10 años. Eso también implica una inversión millonaria en tecnología, nueva programación y marketing que ya se está desplegando, según informó Bloomberg esta semana.
Repartir riesgos. Una forma de acceder a los negocios de Walt Disney es a través de los Fondos Cotizados de Inversión o Exchange Traded Funds (ETF), fondos que operan en bolsa y replican los resultados de un índice especíco de acciones.
Estos instrumentos tienen entre sus ventajas la posibilidad de diversicar la inversión con un único producto y a bajo costo. Por ejemplo, si se quiere invertir en empresas dedicadas a tecnología o entretenimiento como en este caso, pero no se sabe qué acción elegir, se puede adquirir una participación en un ETF del sector y tener acceso a una canasta representativa de acciones
De esa forma, en vez de estar invirtiendo en una sola empresa se lo estará haciendo en varias empresas a la vez, lo que también ayuda a reducir el riesgo.
Para operar con este tipo de fondos se hace igual que si se fuera a comprar acciones o bonos, abriendo una cuenta con un corredor de bolsa o un bróker. Siempre es recomendable consultar con el asesor cuál es el producto más apropiado, tomando en cuenta su liquidez, las comisiones que se cobran y sus rendimientos, entre otros aspectos del mercado.