Tropas leales a Muamar el Gadafi ampliaron su campaña atacando ciudades bereberes en las montañas occidentales de Libia, mientras combatían en los alrededores del puerto de la sitiada ciudad de Misrata, en el oeste del país.
Trípoli. Tropas leales a Muamar el Gadafi ampliaron su campaña atacando ciudades bereberes en las montañas occidentales de Libia, mientras combatían en los alrededores del puerto de la sitiada ciudad de Misrata, en el oeste del país.
Trípoli estaba en calma el martes después de que la OTAN atacara un complejo de Gadafi en la capital, una acción que las autoridades libias calificaron de un intento de matar al líder, que está haciendo frente a un levantamiento contra sus 41 años en el poder en este país productor de petróleo.
Los ataques aéreos occidentales, que se prolongan más de un mes, aún tienen que decantar la balanza de forma definitiva en un conflicto que ha sido descrito como estancado. La intervención en Libia es la mayor en un país árabe desde la invasión de Irak en 2003.
Un portavoz rebelde en Misrata dijo el martes que las fuerzas proGadafi se habían retirado de las afueras de la ciudad, afectada por una crisis humana, pero que continuaba la intensidad de los combates.
"Las tropas de Gadafi siguen situadas a las afueras de la ciudad", dijo el portavoz, llamado Reda, a Reuters en una breve conversación telefónica antes de que se cortara la comunicación.
"Ahora hay combates en la zona sur. Los revolucionarios (rebeldes) están tratando de avanzar (...) El centro de la ciudad está estable esta mañana".
Mientras Libia se ha sumergido en una guerra civil, los contraataques de las fuerzas gubernamentales han puesto de manifiesto que Gadafi no se irá como lo hicieron los presidentes de Túnez y Egipto, en vista de la oleada de protestas populares que se ha extendido en todo el mundo árabe.
El líder libio ha prometido luchar hasta la muerte.
El conflicto ha dividido al productor de petróleo, el cuarto mayor de África, en una zona en poder del Gobierno en el oeste del país, alrededor de la capital, Trípoli, y una región oriental en poder de los rebeldes.
"Agresores cruzados". En referencia a los ataques aéreos de la OTAN, la televisión libia dijo a última hora del lunes que "agresores cruzados" bombardearon instalaciones militares y civiles en Bir al Ghanam, 100 kilómetros al sur de Trípoli, y en la zona de Ayn Zara de la capital, causando víctimas.
La noticia dijo que barcos extranjeros habían atacado y cortado el cable Al Alyaf situado junto a la costa libia, interrumpiendo las comunicaciones en la ciudad natal de Gadafi, Sirte, además de en las poblaciones petroleras clave de Ras Lanuf y Brega.
Estados Unidos, Naciones Unidas y la Unión Europea impusieron sanciones al gobierno libio y ciertas empresas libias en febrero y marzo.
Pero Libia ha importado gasolina de la empresa italiana de refinado Saras en abril, aprovechando un agujero en las sanciones de la ONU que permite las compras por parte de empresas que no están en una lista de la ONU de entidades prohibidas, según fuentes.
Los esfuerzos libios para importar carburante podrían plantearse en una reunión el martes en Washington cuando el secretario de Defensa británico, Liam Fox, se entreviste con su homólogo estadounidense Robert Gates.
Los habitantes de Misrata salieron de sus casas tras el amanecer el lunes para comprobar el panorama de devastación tras el repliegue de las tropas de Gadafi que retrocedieron mientras atacaban con tanques y cohetes, según dijeron testigos por teléfono.
Casi 60 personas murieron en enfrentamientos en la ciudad en los últimos tres días, dijeron residentes a Reuters.
Mientras que la atención mundial se ha centrado en el sangriento asedio del bastión rebelde de Misrata y las batallas en el este, la lucha se ha intensificado en las montañas occidentales.
Flanqueadas por desierto, la cordillera montañosa se extiende unos 150 km desde el sur de Trípoli a Túnez, y está habitada por bereberes, que son étnicamente diferentes al resto de libios y han sido observados con sospecha por parte del Gobierno.
Las poblaciones de las montañas se unieron a la revuelta contra Gadafi en febrero. Temen que ahora estén pagando el precio mientras los esfuerzos de la OTAN por diezmar a las fuerzas de Gadafi desde el aire se concentren en centros poblacionales de mayor tamaño.