Tras un fin de semana de violencia, la posibilidad de una intervención armada estadounidense en Venezuela ha aumentado, pero aún no es alta, dicen expertos.
La violenta forma en que las fuerzas leales al presidente Nicolás Maduro impidieron la entrada de ayuda extranjera al país el fin de semana incrementó las posibilidades de que Washington se involucre militarmente en el conflicto venezolano.
Juan Guaidó, quien ha sido reconocido como presidente interino de Venezuela por Estados Unidos y muchos países europeos y latinoamericanos, exhortó a la comunidad internacional a considerar "todas las medidas para liberar” al país.
El vicepresidente estadounidense, Mike Pence, quien viajó a Colombia para reunirse con el presidente Iván Duque y con Guaidó, anunció el lunes nuevas sanciones contra Venezuela y prometió que Washington estará junto al autoproclamado presidente interino "hasta que la libertad sea restablecida” en su país.
Unión Europea rechaza una intervención. Entretanto, en Bruselas, la UE rechazó este lunes una operación armada en Venezuela. "Debemos evitar una intervención militar”, dijo a la prensa la portavoz de la encargada de la política exterior de la UE, Fedrica Mogherini. El abierto rechazo de la UE a la opción militar parece oportuno en vista de la situación.
"La opción militar es ahora más plausible de lo que lo ha sido desde el inicio de la crisis en Venezuela”, estima Michel Shifter, director del think tank Inter-American Diaglogue (IAD), con sede en Washington.
"Es más probable ahora que el 23 de febrero, porque fracasó el esfuerzo de llevar ayuda a Venezuela”, apunta por su parte Gregory Weeks, experto en América Latina y decano asociado de asuntos académicos de la Universidad de Carolina del Norte.
Ambos entendidos cifran las probabilidades de una intervención entre un 30% y un 40%. Es decir, no la consideran muy probable. Argumentan que en este momento simplemente no hay apoyo a semejante medida ni en Europa ni en América Latina.
Weeks, añade que, sin embargo, el actual ambiente político, que hace improbable una intervención, podría cambiar rápidamente. La chispa que podría modificar los cálculos podría ser una escalada de violencia letal contra la oposición, que Guaidó sea detenido o herido, o que se produzcan ataques contra personal diplomático estadounidense en Venezuela.
Sin parangón. ¿Habría algún precedente? No, responden los expertos. Pese a que Washington tiene un largo historial de intervenciones en América Latina, nada podría compararse con una intervención armada en Venezuela, apuntan.
"Históricamente, Estados Unidos nunca ha enviado tropas militares para derribar un régimen en Sudamérica”, afirma Shifter. Indica que la intervención militar estadounidense en Panamá hace tres décadas, citada a veces como comparación porque es la más reciente intervención militar para derrocar un gobierno en el hemisferio occidental, no es apta como punto de referencia.
Panamá es un país mucho más pequeño y muy diferente, que tenía lazos mucho más estrechos con Estados Unidos, lo que hizo que la intervención fuera comparativamente más fácil para Washington, en tiempos muy diferentes, advierte, y subraya: "Esto no es Panamá”.
"No creo que haya realmente una buena comparación”, dice por su parte Weeks, apuntando que lo típico era que Estados Unidos interviniera militarmente en países de América Central y el Caribe, mucho más pequeños y más dependientes.
Posibles consecuencias. Las posibles repercusiones negativas de una intervención militar resultan tan grandes e impredecibles, que ambos expertos se oponen a semejante paso.
Week señala que actualmente no hay buenas opciones, porque el incremento de las sanciones afectaría más al venezolano común. Pero "creo que la opción militar es la peor”, agrega, explicando que conduciría a más violencia y muerte, sin garantía de éxito.
Es factible que Estados Unidos lograra derrocar militarmente al Gobierno de Maduro, pero el problema es qué ocurriría después, apunta Shifter, recordando que hay diferentes tipos de milicias en el país, que guerrilleros del ELN colombiano operan desde Venezuela, y que todavía quedan muchos chavistas que probablemente estén dispuestos a defender lo que consideran la revolución venezolana. A su juicio, en conjunto, eso constituye un cóctel peligroso y explosivo.