El ex alcalde de San Salvador, quien asumirá este sábado la presidencia, arrasó en los comicios de febrero y puso fin a 30 años de bipartidismo del izquierdista Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN) y la derechista Alianza Republicana Nacionalista (ARENA).
San Salvador. Nayib Bukele asumirá este sábado como presidente de El Salvador con la mira puesta en combatir la corrupción, la violencia y la pobreza en el país más pequeño de Centroamérica y el reto de gobernar con un congreso donde tiene minoría.
El ex alcalde de San Salvador y empresario de 37 años arrasó en los comicios de febrero y puso fin a 30 años de bipartidismo del izquierdista Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN) y la derechista Alianza Republicana Nacionalista (ARENA), que se alternaron la presidencia del país desde que terminó la guerra civil en 1992.
A pesar de haber ganado la elección con holgada ventaja, la alianza con la que el político llegó a la presidencia para gobernar entre 2019 y 2024 apenas cosechó 11 de los 84 escaños del Congreso, por lo que anticipó que "va a trabajar con todas las fuerzas políticas".
Algunos consideran que una debilidad del Presidente electo radica en tener una minoría legislativa y el respaldo de un partido político fuerte.
"(Sin embargo) la fuerza que tiene es que ha despertado mucho entusiasmo popular y en ello se está apoyando", dijo a Reuters el analista político José María Tojeira.
"Los partidos tradicionales se arriesgan a quedar arrasados en las próximas elecciones si se enfrentan mucho con el Presidente o entorpecen su gobierno", agregó el también director del Instituto de Derechos Humanos de la Universidad Centroamericana.
La delincuencia se ha convertido en el principal dolor de cabeza de la mayoría de los 6,6 millones de salvadoreños y Bukele heredará un país que, si bien en 2018 redujo en un 15% los homicidios, su tasa de 51 asesinatos por cada 100.000 habitantes lo mantiene como uno de los más violentos del mundo.
Las autoridades atribuyen la mayoría de muertes a las temibles "maras", organizaciones internacionales de pandillas criminales dedicadas al tráfico de drogas y extorsión, que tienen unos 70.000 miembros. Gobiernos previos han intentado una tregua, pero no han tenido éxito.
Recientemente, la Mara Salvatrucha (MS-13), la pandilla más grande del país, puso sobre la mesa la posibilidad de detener la violencia por la vía del diálogo. "Confiamos en Dios y en el nuevo presidente Nayib", dijo el vocero de la MS-13 a la revista centroamericana Factum.
"El dinero alcanza cuando nadie roba". Descendiente de palestinos, el izquierdista Bukele supo capitalizar el descontento hacia los dos partidos tradicionales con su lema: "el dinero alcanza cuando nadie roba".
En los últimos años, varios expresidentes salvadoreños han enfrentado a la justicia por diversos casos de corrupción.
Bukele ha prometido acabar con la impunidad creando una comisión internacional contra la corrupción -similar a las de Guatemala y Honduras- y propuso impulsar proyectos de infraestructura para contener el éxodo de migrantes hacia Estados Unidos, donde vive uno de cada cuatro salvadoreños.
Sin embargo, no ha dado detalles sobre cómo financiará un propuesto tren o puerto, una tarea cuesta arriba dado el enorme déficit público salvadoreño.
La dolarizada economía local no ha logrado crecer más del 3% anual desde hace una década. Además, el nuevo gobierno deberá aumentar la recaudación fiscal para hacer frente a los pagos de una deuda externa que alcanza poco más de US$9.500 millones, sin afectar los programas sociales.