Este miércoles se inicia en Pekín el Congreso Nacional del Partido Comunista, en el que se verá que tan exitoso ha sido el concepto de gobierno de Xi Jinping, el nuevo hombre fuerte de China.
“Cambio y reformas limitadas por la centralización” es el lema del gobierno del presidente de China y jefe del Partido Comunista, Xi Jinping. Durante esta reunión de delegados son adoptadas las decisiones tomadas por la dirigencia del partido y el gobierno. Pero esta vez, la distribución del trabajo es diferente.
El presidente Xi Jinping toca temas económicos, antes un área exclusiva del primer ministro Li Keqiang. “Las principales medidas de la política económica se toman - entretanto - en el seno del Partido y ya no tanto en el gobierno”, dice Sebastian Heilmann, profesor de la Universidad de Tréveris, director del Instituto Mercator para Estudios Chinos (Merics), con sede en Berlin.
Xi Jinping dirige ahora importantes comités del Partido Comunista Chino (PCC) encargados de las reformas, la seguridad nacional y digital. Una concentración del poder que no se veía desde hace mucho tiempo en China. “Es evidente el ímpetu centralista del nuevo Gobierno”, dice Heilmann, quien recuerda que antes Pekín dejaba más espacio a las propuestas de las regiones.
Una tarea importante del Congreso Nacional será la implementación del programa del PCC, aprobado en 2013. Se trata de la desrregulación y una apertura mayor del mercado en el sector financiero, por ejemplo.
Un área con grandes riesgos, considera Heilmann: “Se quiere una mayor liberalización del mercado financiero, más mercado libre, más competencia en todos los sectores de la economía. Pasos muy arriesgados teniendo en cuenta que el sistema financiero chino ha sido inflado con créditos y burbujas inmobiliarias”, diagnostica el profesor de Tréveris.
Rendición de cuentas. El informe de cuentas que debe rendir el Gobierno "debe explicar por qué Pekín se propone reducir el fuerte crecimiento y la dependencia de las exportaciones”, agrega Heilmann. Un plan que no le gusta a todos. Por ello el actual Congreso se convierte en una prueba de fuego del duo Xi-Li.
Pero “no todo lo que el Congreso Nacional aprobó en 2013 se va a convertir en Ley durante este encuentro de diputados”, recuerda Jin Zhong, redactor en jefe de la revista Kai Fang (Apertura), con base en Hong Kong.
Son casi 3.000 delegados los que participan en el Congreso Nacional del Partido Comunista de China, un evento en el cual se discute poco, pero se intercambian muchas informaciones en los pasillos.
Para los representantes de las ciudades los temas salud, medio ambiente y sistema social son, probablemente, los tópicos más importantes, cree Heilmann, mientras para los provenientes de regiones rurales lo prioritario son la reforma agraria, el uso de la tierra, el programa de urbanización y el registro local que impide que los residentes de una ciudad o región puedan asentarse en otra, legalmente.
Jin Zhong, por su parte, cree que los temas que dominarán el Congreso serán “la corrupción, la reformas frenadas y la contaminación del aire en megaciudades como Pekín”. Temas que ocupan a los habitantes de todas las grandes ciudades de China. Pero, aparte de mostrarse en público en una calle de Pekín, Li Jinping no parece tener ninguna fórmula efectiva contra la contaminación ambiental.