El gobierno griego se tambaleaba este jueves por el plan de convocar un referéndum sobre el rescate de la eurozona, y las deserciones en el seno del partido de gobierno plantean serias dudas sobre si el primer ministro Georgios Papandreu podrá sobrevivir a una moción de confianza.

Atenas. El gobierno griego se tambaleaba este jueves por el plan de convocar un referéndum sobre el rescate de la eurozona, y las deserciones en el seno del partido de gobierno plantean serias dudas sobre si el primer ministro Georgios Papandreu podrá sobrevivir a una moción de confianza.

"No creo que el gobierno dure hasta esta noche", dijo Costas Panagopoulos, director gerente de la encuestadora ALCO.

Incluso el ministro de Finanzas, Evangelos Venizelos, se desmarcó de Papandreu, mostrándose contrario a un referéndum tras reunirse con los dirigentes de Alemania y Francia, que dejaron claro que Grecia afrontaba la expulsión de la eurozona si el país rechazaba un rescate de 130.000 millones de euros.

"El referéndum está muerto", dijo el legislador del partido del Gobierno Nikos Salayannis en una emisora estatal.

Otra diputada del partido socialista PASOK de Papandreu indicó que no apoyaría al Gobierno en el voto de confianza del viernes, lo que reduce su mayoría en esa consulta a apenas un escaño. Si se esfuma la mayoría de Papandreu, habría que convocar elecciones anticipadas.

El PASOK se encontraba inmerso en la confusión el jueves, cuando un destacado diputado pidió un gobierno de unidad nacional tras la inesperada convocatoria de un referéndum, y otro aseguró que el Ejecutivo debería dimitir.

Venizelos, uno de los hombres más poderosos del gobierno del PASOK, apoyó originalmente el plan de Papandreu. Su cambio de opinión se produjo después de que Papandreu y él acudieran a una reunión de urgencia en Cannes el miércoles con la canciller alemana, Angela Merkel, y el presidente francés, Nicolas Sarkozy.

Una fuente del Ministerio de Finanzas dijo a Reuters, pidiendo el anonimato, que Venizelos creía que la consulta sobre el rescate acordado por los líderes de la eurozona la semana pasada no debería celebrarse mientras no se haya asegurado una financiación inmediata que mantenga a Grecia a flote.