El ex mandatario informó que el candidato del MAS a la presidencia de Bolivia será Luis Arce, su ex ministro de Economía y artífice del “milagro económico” boliviano, y sacrificó al líder cocalero Andrónico Rodríguez, favorito en las encuestas. Analistas explican qué hay tras esta movida.
La nominación de Luis Arce como candidato a la presidencia de Bolivia al frente de las filas del Movimiento Al Socialismo (MAS), y de David Choquehuanca como aspirante a la vicepresidencia, serán las noticias políticas de la semana en ese país de Sudamérica.
La confirmación de ambos nombres se dio de una forma poco usual: a través de un encuentro realizado en Buenos Aires, donde está asilado el ex presidente Evo Morales. Fue éste quien entregó la información, en una conferencia en la que ninguno de los dos hombres que la protagonizaban estuvo presente.
Esto, de alguna forma, demuestra cuán relevante sigue siendo Morales para la estabilidad del MAS, y evidencia también que su papel en las elecciones del 3 de mayo será central.
"Sigue siendo el referente porque sigue siendo el líder de esa amplia coalición que respaldó sus tres gobiernos, y su intervención busca una conciliación en las nominaciones”, explica a DW el sociólogo y politólogo Fernando Mayorga, director del Centro de Estudios Superiores Universitarios de la Universidad Mayor de San Simón (Cochabamba). Se refiere al hecho de que los nombres de Arce y Choquehuanca parecen equilibrar dos aspectos centrales.
"El MAS lo que buscará es tratar de recuperar o conquistar a la clase media, que en los 13 años de gobierno masista se alejó de su proyecto político. La figura de Arce hace eso, ofrecer estabilidad, mientras que Choquehuanca supone un fortalecimiento del vínculo con la base social”, dice Jorge Hevia, investigador de la fundación alemana Friedrich Ebert y coordinador de proyectos interino de esa institución.
Arce y Rodríguez, estabilidad y novedad. Luis Arce tiene 56 años y fue ministro de Economía entre 2006 y 2017 y entre enero y noviembre de 2019. Muchos le atribuyen la autoría del llamado "milagro económico” boliviano, que tiene al país creciendo a tasas que prácticamente no han bajado del 4% desde 2006.
David Choquehuanca, en tanto, fue ministro de Exteriores entre 2006 y 2017. La nominación de ambos causó sorpresa en algunos sectores, donde el nombre del popular líder cocalero Andrónico Rodríguez sonaba como presidenciable. Sus buenos resultados en los sondeos le daban sustento a esa posibilidad.
Consciente de ello, Morales hizo un guiño al anunciar a los elegidos. "Quiero decirle a la juventud, a los departamentos que han llevado primero a Andrónico, que a veces hay que saber sacrificarnos por un proyecto político”, dijo.
Mayorga considera que la elección de Arce "se enmarca en la línea discursiva de Morales, la de la defensa y continuidad de los logros del modelo económico boliviano, pensados en la lógica de la justicia social. El exministro de Economía es la persona adecuada para cumplir esta tarea y así se explica por qué este binomio se conforma de esa manera”.
"Andrónico Rodríguez emergió con bastante fuerza tras la salida de Morales. Arce, en cambio, tuvo un bajo perfil, pero me parece que acá se trata de apelar a la gestión, al modelo. La clase media boliviana más letrada prefiere a Arce porque da certidumbre económica. Andrónico Rodríguez, en cambio, encabezó marchas y bloqueos tras la salida de Morales y se lo encasilló como un radical, a pesar de que en realidad nunca ha estado en su discurso ni la división del país ni la guerra civil”, agrega Hevia.
Morales: ¿ayuda o complica? ¿Y Evo Morales? Con la decisión de los candidatos adoptada, al ex mandatario ahora le queda operar como jefe de campaña, un rol que –a la luz de la realidad– solo podrá realizar desde la distancia: volver a Bolivia lo expone a una detención inmediata. Si bien es cierto que su figura no pierde peso político por este impedimento, sí hay discrepancia sobre cuánto aporta con su presencia a la causa masista.
"Morales es tan relevante que las acciones del gobierno están dirigidas a evitar que ingrese al país, a enjuiciarlo, a anularlo políticamente o a proscribirlo como posible candidato en el futuro”, dice Mayorga.
"Como jefe de campaña sus decisiones tienen que ver con su rol de articulador de las distintas organizaciones. Como no es candidato, su incidencia política pasa a segundo plano, pero sigue siendo un actor decisorio dentro del MAS”, agrega el sociólogo, quien estima que la fuerza que ganó Rodríguez responde, en buena medida, a que llenó "el vacío físico que dejó Morales” y a que siempre "mantuvo la línea discursiva del padre del proceso”.
"Evo Morales es una figura internacional, indiscutible. Sin embargo, en Bolivia causa mucho recelo, y para algunos está causando más perjuicios que otra cosa para el MAS, porque estaría debilitando su campaña. Yo creo que su presencia va a ser buena en la medida que no trate de antagonizar con sectores que la propia campaña desea conquistar, como las clases medias y sectores urbanos”, estima Hevia, quien advierte que hay algo que se debe tener muy presente: "No se puede borrar la figura de Evo Morales de la noche a la mañana. Es el político boliviano más importante de los últimos 30 años”.