El candidato socialista, elegido a mano por el expresidente Evo Morales, está perdiendo por amplio margen en las encuestas. El posible ganador es una antigua estrella del partido, joven, mujer e indígena, que había sido expulsada por ser demasiado moderada: Eva Copa.
La Paz. En la ciudad boliviana de El Alto, que se eleva por encima de la capital política de La Paz, el partido socialista gobernante enfrenta un ajuste de cuentas político antes de las elecciones regionales del domingo.
El candidato socialista, elegido a mano por el expresidente Evo Morales, está perdiendo por amplio margen en las encuestas. El posible ganador es una antigua estrella del partido, joven, mujer e indígena, que había sido expulsada por ser demasiado moderada: Eva Copa.
La dinámica pone de relieve el desafío que enfrenta el partido Movimiento al Socialismo (MAS) y Morales, que hizo un regreso triunfal a Bolivia el año pasado, cuando su partido volvió al poder con la elección a presidente de su aliado cercano y exministro Luis Arce.
Los votantes bolivianos, incluso en las fortalezas del MAS, buscan una nueva generación de políticos, más allá de la sombra "Evo", quien lideró el país durante casi 14 años hasta su derrocamiento en 2019, en medio de fuertes acusaciones de fraude en una elección.
Tras la salida de Morales, cuando huyó a México y luego a Argentina, estallaron violentas protestas en todo el país. En El Alto alrededor de una docena de personas -en su mayoría sus partidarios- murieron en escaramuzas con la policía.
"Sufrí lo que ellos sufrieron y hemos estado juntos en tiempos muy duros", dijo a Reuters Eva Copa, de 34 años, candidata a la alcaldía por el poco conocido partido Jallalla, mientras hacía campaña en la ciudad. "Soy joven, soy mujer, sé lo que ellos sienten".
"La renovación no solamente se entiende por edades, la renovación es traer nuevos rostros a la política para poder tener un muy buen cimiento y proyectarlo", dijo la expresidenta del Senado del país.
El domingo los bolivianos elegirán unos 5.000 funcionarios, gobernadores y alcaldes, concejales y representantes indígenas.
Una factura por pagar. Durante los tempestuosos meses de 2019, los partidarios de Morales a menudo marcharon por las empinadas carreteras de El Alto a La Paz, ondeando la icónica bandera de Wiphala, símbolo de los grupos de los Andes que tan a menudo había defendido.
Mientras Morales alegaba un "golpe" contra él, Copa, entonces líder del Senado, había tomado una línea más conciliadora con el Gobierno interino y ganó aplausos por calmar la violencia pero causó tensiones con los líderes dentro de su partido.
Así que en lugar de Copa, Morales impulsó a su propio candidato a alcalde de El Alto, Zacarías Maquera, quien tiene alrededor del 8% de apoyo según las encuestas locales. Copa, por su parte, tiene alrededor del 90%.
Morales en una reciente gira de campaña para apoyar a su candidato dijo que confiaba en que el pueblo y la "revolución democrática cultural" mantendría al partido socialista del MAS como "la primera fuerza política, como lo somos hasta ahora".
Pero Marcelo Arequipa, un analista político boliviano, dijo que la decisión de Morales de sacar a Copa había sido contraproducente.
"La factura más grande que va a tener que pagar Evo Morales es la de El Alto, de la señora Eva Copa", señaló.
Los votantes parecen coincidir y muchos culpan a Morales.
"Creo que Evo Morales es el directo responsable porque no escuchó a sus militantes al elegir un representante para la alcaldía", dijo Jaime Copa, un albañil de 45 años, y agregó que apoyaría a Eva Copa.
Víctor Mayta, estudiante universitario de 22 años, también sostuvo que Morales eligió al candidato equivocado.
"Apoyo a Copa por luchar por sus ideales", sostuvo.