La decisión se adoptó en la última jornada de la reunión del Consejo de la IS en Santo Domingo, y tras la presentación de un informe sobre la situación de Nicaragua a cargo del presidente del comité de disciplina de la IS, Rafael Michelini.
Santo Domingo. El Consejo de la Internacional Socialista (IS) expulsó de sus filas al partido gobernante en Nicaragua, por las violaciones de derechos humanos y valores democráticos del Gobierno de Daniel Ortega.
La decisión se adoptó en la última jornada de la reunión del Consejo de la IS en Santo Domingo, y tras la presentación de un informe sobre la situación de Nicaragua a cargo del presidente del comité de disciplina de la IS, Rafael Michelini, senador del Frente Amplio uruguayo, quien tras condenar la crisis en esa nación concluyó que el Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN), el partido gobernante en Nicaragua, "ya no nos representa".
Al presentar su informe, Michelini señaló que es "desgarrador cuando se decide excluir a alguien de la familia y más cuando se trata del Frente Sandinista de Liberación Nacional, que tiene un pasado glorioso y ellos más que nadie debieron ser ejemplo del respeto a los derechos humanos".
"No ha sido fácil tomar la decisión, pero si nos exigimos respetar los valores de la IS tenemos que ser consecuentes con nosotros mismos" y el FSLN "ya no representa la familia socialista", agregó en sus explicaciones.
La decisión fue fuertemente criticada por el representante del FSLN, Francisco Rosales, quien lamentó que la misma se haya tomado sin que el comité de la IS para América Latina haya realizado una visita a Nicaragua para comprobar la situación.
"Es un verdadero adefesio jurídico. Jamás el Comité para América Latina ha discutido este tema", y criticó que la decisión se haya tomado solo con el voto de 10 partidos, mientras que 9 se opusieron de un total de 59 que, según afirmó, se encontraban en la reunión de este martes en Santo Domingo, ya que la mayoría no emitió su opinión al respecto, añadió.
Nicaragua atraviesa por una crisis, la más sangrienta desde los años 80 del siglo pasado, que ha dejado entre 325 y 561 muertos, y de 340 a 767 detenidos, según organismos humanitarios.
El presidente de esa nación centroamericana, Daniel Ortega, reconoce, sin embargo, 199 muertos y 340 reos, a los que llama "terroristas", "golpistas" y "delincuentes comunes".