Chile arrancó la jornada con caravanas de camiones que detenían el flujo en las principales autopistas hacia la capital, en una protesta de los transportistas por los cobros al uso de las carreteras, concesionadas mayoritariamente a privados a partir de la década de 1990.
Santiago. Manifestantes convocaron este viernes a marchas masivas en Santiago y otras ciudades, con las que esperaban reunir a miles de personas en las calles, al completarse una semana de las fuertes protestas contra el modelo económico en Chile que dejan ya 17 muertos, miles de detenidos y cuantiosos daños.
Chile arrancó la jornada con caravanas de camiones que detenían el flujo en las principales autopistas hacia la capital, en una protesta de los transportistas por los cobros al uso de las carreteras, concesionadas mayoritariamente a privados a partir de la década de 1990.
Santiago arrancó la jornada con más líneas del metro operando parcialmente, una paulatina recuperación del servicio desde el fin de semana, cuando suspendió completamente sus operaciones tras el incendio de decenas de estaciones que llevaron a los militares a tomar el control de la seguridad de la ciudad.
"Está todo difícil. Difícil para tomar locomoción, para todo. Esto tenía que suceder y está bien, pero es difícil para llegar aquí, para movilizarse", dijo a Reuters Sergio Pérez, un vendedor ambulante de frutas en el centro de Santiago, que lucía más vacío que días previos y con más gente caminando.
Las movilizaciones que se iniciaron con un llamado a evadir el pago de pasaje del tren subterráneo debido a un alza de las tarifas, congregó luego diversas demandas sociales como salud, educación y pensiones, en una de las economías más estables, pero a la vez más desiguales de Latinoamérica.
El movimiento hasta ahora no ha mostrado un liderazgo claro y las convocatorias a se han dado mayoritariamente a través de redes sociales. La del viernes llamaba a unirse a "La Marcha más Grande de Chile" a partir de las 2000 GMT en la céntrica Plaza Italia de Santiago, a poca distancia del palacio presidencial.
Adicionalmente y en medio de un Estado de Emergencia que ya suma una semana, los conductores del sistema de autobuses Subus y Vule iniciaron una paralización del servicio en protestas por el baleo que sufrió uno de sus afiliados este jueves.
Manifestaciones similares se convocaron en otras ciudades de Chile, que está casi en su totalidad bajo custodia militar desde que el presidente Sebastián Piñera decretó estado de emergencia la madrugada del sábado primero en Santiago y luego en muchas otras regiones del país.
"Yo tomaba un solo bus y ahora tengo que tomar como cuatro. Esto tiene que terminar, cómo vamos a estar todos iguales que unos mendigos terminando en cualquier vehículo", reclamó Julio Herrera, de 71 años, que esperaba movilización.
Las movilizaciones inicialmente pacíficas de la última semana han derivado en saqueos y violencia, especialmente en los barrios más pobres en las afueras de Santiago. Las protestas han dejado más de 6.000 detenidos y al menos 17 muertos, pese al toque de queda que ha regido en la semana.
La justicia investiga también si efectivos de seguridad han cometido abusos en el uso de la fuerza para reprimir las manifestaciones, como señalan organizaciones locales de defensa de los derechos humanos.
Este jueves, el canciller Teodoro Ribera dijo que el Gobierno invitó a representantes de la Alta Comisionada de la ONU para los Derechos Humanos, la expresidenta chilena Michelle Bachelet, y a Human Rights Watch a visitar el país para constatar la situación. Bachelet confirmó el envío de una misión.
Aunque Piñera retrocedió en el alza en el precio del metro y luego anunció una serie de medidas para contener el descontento, aún enfrenta un camino de negociaciones con el Congreso, donde la centroderecha es minoría, para avanzar en la agenda social.