Golpeando ollas, agitando carteles y pancartas, los participantes llamaban a votar “Apruebo” el próximo domingo en un referendo sobre la posibilidad de escribir una nueva Constitución que reemplace al texto que data de la dictadura militar (1973-1990).
Santiago. Miles de chilenos se concentraron el domingo en Santiago para conmemorar el primer aniversario de las masivas protestas sociales que estallaron a fines del año pasado contra la desigualdad y que dejaron más de 30 muertos y miles de heridos.
Los manifestantes comenzaron a reunirse temprano en la céntrica Plaza Italia para una reunión en gran parte pacífica, aunque con algunos incidentes en horas de la tarde, bajo un cielo despejado en plena primavera austral.
Golpeando ollas, agitando carteles y pancartas, los participantes llamaban a votar “Apruebo” el próximo domingo en un referendo sobre la posibilidad de escribir una nueva Constitución que reemplace al texto que data de la dictadura militar (1973-1990), una demanda clave de las protestas de 2019.
Las manifestaciones, que estallaron el 18 de octubre, se extendieron con fuerza hasta fin de año y se apagaron en marzo con la llegada del coronavirus al país sudamericano, llevaron a millones de chilenos a las calles para pedir reformas a los sistemas de pensiones, salud y educación.
Pero también en medio de violentos episodios de saqueos, disturbios y estaciones de metro incendiadas, el gobierno decretó entonces un estado de excepción constitucional para dejar la seguridad de la capital en manos de los militares, algo que no ocurría desde la dictadura de Augusto Pinochet.
Las protestas del domingo eran menores y más pacíficas que las multitudinarias manifestaciones del año pasado. Algunas estaciones del metro de la capital cerraron durante horas y el tránsito en la superficie era desviado debido a las manifestaciones.
Medios locales de prensa reportaron incidentes aislados de violencia, vandalismo y enfrentamientos entre manifestantes y la policía, que utilizó gases lacrimógenos y chorros de agua. Una pequeña iglesia católica cercana al lugar de concentración sufrió un ataque incendiario.
Protestas e incidentes violentos resurgieron en las últimas semanas en Chile en momentos que los ciudadanos comienzan lentamente a dejar atrás el confinamiento. El domingo en Santiago la mayoría de los manifestantes llevaba mascarillas, pero había muchas personas en grupo, lo que levanta preocupación sobre posibles riesgos para la salud.
El presidente de centroderecha, Sebastián Piñera, cuya popularidad se desplomó tras las protestas de 2019, se reunió con miembros de su gabinete y gobernadores regionales para monitorizar las manifestaciones, pero no se esperaba que hablara.
Amnistía Internacional pidió esta semana a Chile que investigue a los más altos rangos de su fuerza policial en relación a presuntas violaciones de los derechos humanos durante las manifestaciones.