"Sabemos que Ecuador está viviendo una crisis demasiado complicada y tenemos que trabajar para poder buscar alternativas de financiamiento", reconoció el líder del movimiento indígena, Jaime Vargas, luego de que el presidente Lenín Moreno derogara la medida de austeridad.
Quito. El movimiento indígena de Ecuador quiere que el Gobierno se aleje del Fondo Monetario Internacional y busque recursos propios para salir de la crisis fiscal, dijo este lunes el líder Jaime Vargas, luego de que el presidente Lenín Moreno derogara una medida de austeridad que desató la peor protesta en más de una década en el país.
Moreno acordó con los dirigentes indígenas derogar el decreto de la eliminación de los subsidios al diésel y la gasolina extra y volvió a fijar los precios que regían antes de que adoptará la medida, con lo que puso fin a la protesta de casi dos semanas.
Además, integró una comisión técnica con los indígenas para elaborar un nuevo decreto que permita una política de subsidios de combustibles con criterios de "racionalización, focalización y sectorialización" de los ingresos.
"Esta comisión debería comenzar a construir un proyecto importante para el país, sabemos que está viviendo una crisis demasiado complicada y tenemos que trabajar para poder buscar alternativas de financiamiento", explicó Vargas en una entrevista con Reuters.
El Fondo Monetario "tiene que retirarse del Ecuador, tiene que dejar al pueblo ecuatoriano libre y el Ecuador tiene que tomar sus decisiones. No podemos tomar decisiones escuchando sus intereses", agregó el líder del pueblo Achuar de 40 años.
Ecuador alcanzó un acuerdo por US$4.200 millones en febrero con el FMI con un programa económico de tres años, que incluye reformas estructurales para reducir un abultado déficit fiscal y una creciente deuda externa.
Las autoridades han señalado que las medidas de austeridad fiscal adoptadas por Moreno a inicio de mes permitirían sostener la dolarización en la nación petrolera y bajar el déficit fiscal a unos US$1.000 millones en el 2020.
"Hay que buscar estrategias para no perjudicar al pueblo ecuatoriano, porque no queremos que mañana nos digan 'por la crisis cayó la dolarización, los culpables son esos indios del páramo, de la selva'", dijo Vargas, quien reconoció haber perdido peso durante las manifestaciones.
Miles de indígenas llegaron a Quito procedentes de las zonas andinas y amazónicas de la nación en rechazo al recorte de los subsidios de los combustibles, vigentes por décadas y que, según las autoridades, han beneficiado al contrabando.
Por varios días consecutivos protagonizaron masivas marchas por el centro de la capital y bloquearon vías importantes en el norte y centro del país. En la amazonia, la protesta afectó a la producción petrolera, una de las principales fuentes de ingresos permanentes.
"El movimiento indígena en este momento tiene el poder de tomar decisiones, el destino del país", aseveró antes de salir a recorrer comunidades indígenas por los Andes.
Las protestas se fueron tornando violentas, lo que obligó a Moreno a trasladar su gobierno a Guayaquil y decretar un estado de excepción y posterior toque de queda, en un intento por detener saqueos, daños a bienes públicos y la quema de vehículos militares.
Moreno ha dicho que dentro de la protesta de los indígenas se infiltraron grupos vinculados con el expresidente Rafael Correa para desestabilizar a su gobierno, una acusación que él niega.
Vargas, quien afirma que fue perseguido por Correa durante diez años, dijo que el gobierno de Moreno no ha resultado mejor.
"Es un gobierno que está muy debilitado políticamente, ya no tiene poder suficiente para tomar decisiones", dijo Vargas."Es un gobierno perdedor (...) Creo que por dignidad debería si es posible dejar (el cargo)".