No rehuye el enfrentamiento con Trump, pero siempre fue reacia a iniciar un proceso de destitución contra él. Ahora la situación ha cambiado y, a sus 78 años, Pelosi está a las puertas del punto culminante de su carrera.
Cuando Nancy Pelosi, presidenta de la Cámara de Representantes de Estados Unidos, compareció en el Capitolio el pasado martes, no dejó duda alguna de que se trataba de un momento histórico. "Se trata de nada menos que de conservar nuestra República”, dijo Pelosi citando a Benjamin Franklin, uno de los padres fundadores de los Estados Unidos. "Las actuaciones del presidente han violado la Constitución”, declaró la líder de los demócratas estadounidenses en el Congreso, una mujer que, según describió el Washington Post hace dos semanas, "se toma su labor como legisladora en serio” y también su responsabilidad como guardiana de la Constitución.
"En el marco del caso con Ucrania, Trump ha traicionado su juramento, la seguridad nacional y la integridad de las elecciones estadounidenses. Nadie está por encima de la ley”, dijo Pelosi. Por eso, "los demócratas harán una investigación previa para incoar un proceso de destitución contra Trump”. Se basarán en la sospecha de que Trump vinculó la entrega de fondos de ayuda a Ucrania con la investigación de material incriminatorio sobre el hijo del contrincante de Trump, el demócrata Joe Biden, durante una conversación telefónica con el presidente ucraniano, Volodomir Zelenski.
El jueves (26.09.2019) fue publicada la queja de un miembro del servicio de inteligencia, donde pueden leerse otras acusaciones explosivas. Según esa persona, los empleados de la Casa Blanca habrían intentado guardar bajo llave la transcripción de la conversación telefónica de Trump. El informe atribuye al abogado personal de Trump, Rudi Giuliani, un "papel central” en el asunto. También el fiscal general, William P. Barr, podría haber estado involucrado en el presunto abuso de poder.
"Ha cambiado la situación". Todo ello le basta a Nancy Pelosi para iniciar los preparativos para un posible proceso de "impeachment". "Por fin”, habrán pensado algunos de sus compañeros de partido. Porque la mujer más poderosa de Washington respondía desde hace meses escéptica a los pedidos de sus propias filas para investigar a Trump. Pero Pelosi, a la que una vez Trump tildó de "loca”, es una de las más acérrimas y valientes adversarias del presidente estadounidense. Y sabe utilizar su poder como presidenta de la Cámara de Representantes: el pasado mes de enero de 2019 consiguió obligar a Trump a buscar una solución provisional al cierre de gobierno, después de utilizar sus prerrogativas para posponer el discurso sobre el estado de la nación del presidente. "Hace tiempo que aprendí a no apostar nunca contra Nancy Pelosi”, dijo entonces a Deutsche Welle John Lawrence, antiguo jefe de personal de Pelosi.
Algunos demócratas ya apremiaron a Pelosi para iniciar un proceso de destitución contra Trump tras el informe que publicó el fiscal especial Robert Mueller sobre presunta connivencia con Rusia durante la campaña electoral de 2016, pero ella siempre advirtió de los peligros de tal empresa, también con vistas a las elecciones presidenciales de 2020. Según dijo, le preocupaban las encuestas que decían que solo una minoría de los votantes aprobaba un proceso de destitución. También dijo acordarse bien del fracasado proceso contra Bill Clinton, del cual salió reforzado.
Pelosi justifica el viraje en su forma de actuar de la siguiente manera: "La gente dice que he cambiado de opinión. No he cambiado de opinión. Los hechos han cambiado la situación. Si el presidente cuestiona nuestros sistema de controles mutuos, si socava nuestra democracia, nuestro sistema electoral y su propio juramento, tal y como hace, eso es una amenaza para nuestra Constitución”, argumenta.
Una carrera tardía y meteórica. Pelosi hizo historia cuando tomó posesión de su cargo en 2007 como primera mujer al frente de la Cámara de Representantes. En 2019 logró un nuevo hito: volver a ocupar el puesto, algo que no había sucedido en más de cinco décadas. Pelosi, de 78 años, parecía estar predestinada a hacer carrera política.
Nacida en una familia de Baltimore, su padre y su hermano fueron alcaldes de la ciudad. Pelosi se mudó a California con su esposo y trajo cinco hijos al mundo. Ya bien entrada en la cuarentena, con sus hijos crecidos, se convirtió en política a tiempo completo.
En 1987 fue candidata para ocupar un puesto en la Cámara de Representantes. Lo ganó y desde entonces no lo ha perdido. Al mismo tiempo, ascendió en el Congreso hasta puestos elevados. Uno de sus más significativos éxitos como portavoz de la Cámara de Representantes fue la colaboración con el presidente republicano George W. Bush durante la crisis financiera de 2008.
Los expertos también atribuyen a la demócrata haber jugado un papel decisivo en la codificación de la ley que regulaba el histórico seguro médico promovido por Obama.
"No nos ha dejado elección”. La decisión de apoyar finalmente una investigación para un posible proceso de destitución de Trump es el escalón previo al punto político culminante de Pelosi en Washington. Pero existe el peligro de que el proceso fracase por la oposición de la mayoría republicana en el Senado. Hasta ahora, ningún presidente estadounidense pudo ser separado del cargo por un proceso de "impeachment”.
David Remnick afirma en el New Yorker haber preguntado a Pelosi si un posible proceso de destitución podría perjudicar a los demócratas. "Eso no es lo importante”, le contestó la presidenta de la Cámara de Representantes. "Hemos tratado el asunto con el máximo cuidado. Trump nos ha conducido a esta situación. No nos ha dejado otra opción. En mi opinión, un proceso de destitución no tiene nada que ver con la política”.