Entre enero y agosto, el gobierno destinó US$4,6 millones a gastos de comunicación social, apenas un 3,.6% del monto desembolsado en el mismo lapso de 2018 por la administración del ex presidente Enrique Peña Nieto.
Ciudad de México. Desde que asumió la presidencia de México, Andrés Manuel López Obrador prometió reducir el gasto público para dar más recursos a los más pobres. Pero sus planes de austeridad pusieron contra las cuerdas las finanzas de muchos medios de comunicación.
Entre enero y agosto, el gobierno destinó 88 millones de pesos (US$4,6 millones) a gastos de comunicación social, apenas un 3,.6% del monto desembolsado en el mismo lapso de 2018 por la administración del ex presidente Enrique Peña Nieto, según el ente contralor, la Secretaría de la Función Pública (SFP).
Si bien el mayor gasto por publicidad oficial suele darse durante los últimos meses del año, se trata de la cifra más baja desde que comenzaron los registros en el año 2012 y muy por debajo de lo presupuestado.
La repentina falta de recursos ha derivado en una ola de despidos y cese de proyectos, en una industria que desde hace años viene sufriendo los efectos de un auge de los medios digitales, que ha hecho desaparecer a muchas firmas de medios tradicionales alrededor del mundo.
Todos en el sector están sintiendo el dolor, desde los pequeños medios regionales, hasta los grandes jugadores como -Televisa y TV Azteca.
Analistas temen que la compra de espacios para publicidad estatal pueda convertirse en una moneda de cambio del gobierno para presionar a los medios a tomar partido a favor de su proyecto, autodenominado "Cuarta Transformación".
"Si el objetivo del presidente es regular este flujo de inversión en publicidad oficial, yo lo celebraría, pero tampoco me sorprendería que los recortes al gasto también sean una medida de presión a la prensa", opinó Rubén González, académico de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla (BUAP).
El mandatario no ha ocultado sus anhelos por contar con una prensa más afín a su proyecto, avivando las preocupaciones entre algunos expertos y opositores.
"Estamos buscando la transformación y todos los buenos periodistas de la historia siempre han apostado a las transformaciones", dijo a finales de julio el mandatario en una de sus habituales conferencias de prensa matutinas.
"Los periodistas mejores que ha habido en la historia de México (...) todos, tomaron partido", agregó.
Es difícil cuantificar el impacto de López Obrador en la línea editorial de los medios, pero algunos de ellos se están volviendo más amigables con su administración, afirmó el analista político Fernando Dworak.
"Es una pérdida de pluralidad y no sabemos exactamente si es por financiamiento, o si es por una presión pública o si es por conveniencia", dijo.
Lo que está fuera de discusión, agregó Dworak, es que las conferencias diarias de López Obrador, que suelen prolongarse por más de dos horas, han obligado a los principales medios a dedicar más tiempo aire a la línea oficial.
El gobierno no respondió de inmediato a una solicitud de comentarios hecha por Reuters. López Obrador ha negado que su objetivo sea debilitar a los medios.
América Latina no es ajena a estos comportamientos. El expresidente Alberto Fujimori, quien gobernó Perú entre 1990 y 2000, compró la línea editorial de periódicos y canales de televisión para favorecer a su administración y desprestigiar a sus opositores.
Más recientemente, en Venezuela, allegados al gobierno de Nicolás Maduro adquirieron importantes periódicos como El Universal, que cambió bruscamente su línea editorial, otrora de oposición. Además, no les renovaron licencias a televisoras y radios opositoras y se limitó el acceso al papel periódico, obligando a muchos medios a cerrar.
"Poquito porque es bendito". En total, el expresidente Peña asignó unos US$2.500 millones en publicidad durante los seis años de su gestión, privilegiando grandes contratos con Televisa y TV Azteca.
El gobierno de López Obrador tiene presupuestado este año unos US$250 millones para gastos de comunicación social, casi la mitad de los 485 millones erogados por la administración de Peña Nieto en 2018, su último año de gobierno, según la SFP.
"Sí nos importa mantener el gasto en publicidad. Nada más que con moderación, poquito porque es bendito", argumentó López Obrador a principios de octubre.
Según un reporte del Reuters Institute for the Study of Journalism sobre la situación de la industria, los ajustes podrían poner en aprietos a muchas compañías del sector local.
"Las nuevas disposiciones políticas están teniendo repercusiones en los medios de comunicación, que se han acostumbrado a que el gobierno sea su principal anunciante", escribió la académica María Elena Gutiérrez, en el capítulo del informe dedicado a México.
Si bien no existe una cifra oficial del total de medios de comunicación que operan en México, el Padrón Nacional de Medios Impresos mostraba 833 periódicos y revistas registrados, un 52% menos que al cierre de 2018, según datos de la Secretaría de Gobernación.
¿Un negocio artificial? Desde que asumió en diciembre del año pasado, la relación de López Obrador con algunos medios ha sido ríspida, llamando "prensa fifí" (un vocablo usado en el país para describir despectivamente a la clase acomodada) y "mafia del periodismo" a quienes han cuestionado las decisiones de su administración.
En su más reciente informe trimestral, Televisa, a la que el mandatario ha acusado de ser partícipe en un supuesto fraude que le hizo perder las elecciones presidenciales de 2006, reportó un descenso del 9% en sus ingresos totales, su mayor caída desde que se tienen datos disponibles en el año 2000.
La firma del magnate Emilio Azcárraga y que durante años mantuvo una estrecha relación con el Partido Revolucionario Institucional (PRI) -que gobernó México durante más de siete décadas hasta el 2000- ha dicho que parte del declive se debe a una menor inversión del gobierno en espacios publicitarios.
"Esta reducción tuvo un impacto importante en los ingresos por publicidad durante el segundo trimestre", afirmó Televisa cuyos ingresos por la contratación de espacios del gobierno representaron el año pasado un 11% del total de sus ventas totales por publicidad.
En el mismo período, las ventas de publicidad de su rival TV Azteca también se contrajeron un 29%, como resultado de la menor demanda gubernamental por espacios publicitarios.
El menor gasto también ha golpeado a la cadena de emisoras Grupo Radio Centro, cuyos ingresos retrocedieron un 24% en el segundo trimestre.
A principios del año, la empresa anunció la salida del aire de algunos programas y el despido del personal que trabajaba en ellos. Pero su caso no es el único.
En medio de los recortes del gobierno, el diario El Financiero, que también opera un canal de televisión, ha despedido en los últimos meses a gran parte de su equipo. Además, prescindió de sus secciones impresas de cultura y deportes y dejó de publicar algunas ediciones regionales.
Según datos de la SFP, la empresa recibió entre enero y agosto menos de un 15% de los recursos por publicidad que percibió del gobierno en el mismo período del año pasado.
"Fue muy frustrante para todos nosotros", dijo Margarita Vega, quien a mediados de abril recibió la noticia de su despido mientras ayudaba a redactar el guión de uno de los noticiarios de la tarde de El Financiero Bloomberg TV.
"Me pidieron que abandonara la redacción sin más. Mi conductora lloraba, nunca lo olvidaré", agregó.
Quienes permanecen trabajando allí, durante meses se quejaron de retrasos en sus sueldos ante la debilidad financiera de su matriz, Grupo Lauman, dijeron a Reuters tres empleados de la empresa que solicitaron el anonimato.
No estaba clara la cifra de personal despedido por la compañía, ni la situación actual de los retrasos en los pagos. El Financiero declinó hacer comentarios sobre el tema.
La falta de recursos también ha alcanzado a los principales medios públicos del país.
Las televisoras Canal 11 y Canal 22, la agencia estatal de noticias Notimex y el Instituto Mexicano de la Radio en conjunto han recortado su nómina en un 14% hasta principios de agosto, de acuerdo con información oficial obtenida por Reuters.
El reto de los medios en México es encontrar un modelo de negocio que refleje más sus ventas y les permita ser menos dependientes de la publicidad oficial, mientras que el gobierno tiene que buscar la manera de fortalecer el sector, sobre todo a los medios de comunicación más pequeños, dijeron expertos.
"Aquí la reflexión es: si se cierra mucho la llave de la publicidad oficial, ¿qué tipo de apoyo debe proveer el gobierno para garantizar una pluralidad de medios, que es vital para la democracia?", afirmó Justine Dupuy, investigadora del centro de análisis Fundar.