Las protestas sociales llegaron este miércoles con violencia a zonas acomodadas de la capital chilena, hasta ahora indemnes a las manifestaciones que sacuden el país.
Santiago. A dos semanas y media del estallido social, cientos de chilenos -en su mayoría jóvenes- llegaron este miércoles hasta las cercanías del centro comercial Costanera Center, el más grande de Sudamérica, para exigir reformas sociales y protestar contra el gobierno de Sebastián Piñera.
Impedidos de avanzar, los manifestantes se expandieron por varios puntos del barrio Providencia, la puerta de entrada al sector financiero y las zonas más acomodadas de la capital. Hubo fogatas, saqueos a una farmacia y al menos dos bancos, y enfrentamientos con la policía además de serios daños al mobiliario público.
Desde temprano, la policía había acordonado el lugar y la administración decidió cerrar las puertas. Locales comerciales resguardaron con madera y latones sus vitrinas y durante toda la jornada se vivió allí un ambiente de gran tensión.
A través de mensajes anónimos en redes de sociales se convocó a trasladar durante esta jornada a los barrios ricos las protestas que se iniciaron el 18 de octubre, que hasta ahora se habían concentrado en el centro de Santiago.
"Llegó la hora de llegar al oriente", el este acomodado de la capital, decía una de las convocatorias en la que se explicaba que era el momento "de que el empresariado sienta el descontento del pueblo" y "las clases se unan".
Cinco policías heridos. Horas después, miles de manifestantes volvieron a congregarse en Plaza Italia, principal escenario de las protestas desde su estallido, donde se registraron incidentes aislados.
En tanto, en la comuna de Renca, un barrio popular en el norte de Santiago, una veintena de personas atacó un cuartel policial dejando a cinco efectivos heridos, mientras camioneros y automovilistas bloquearon algunas carreteras en rechazo a los peajes urbanos.
Las protestas, las más graves desde la caída de la dictadura en 1990, se iniciaron en respuesta al aumento del pasaje del metro pero derivaron en un clamor popular contra la desigualdad y hasta el momento se han cobrado la vida de 20 personas.