Un día después de multitudinarias marchas que tiñeron de morado varias ciudades del país y del mundo durante el Día Internacional de la Mujer, la indignación llevó a gran parte de la población femenina, más de la mitad de los 120 millones de mexicanos, a quedarse en sus casas.
Ciudad de México. México amaneció este lunes con una imagen insólita en escuelas, universidades, empresas e instituciones públicas: muy pocas mujeres y niñas ocupaban sus lugares por un paro nacional que busca visibilizar su peso en la sociedad y exigir políticas públicas para frenar la plaga de feminicidios que vive el país.
Un día después de multitudinarias marchas que tiñeron de morado varias ciudades mexicanas y de Latinoamérica durante el Día Internacional de la Mujer, la indignación llevó a gran parte de la población femenina, más de la mitad de los 125 millones de mexicanos, a no salir de sus casas.
El paro nacional, bautizado como "Un día sin nosotras", fue convocado por varios colectivos feministas después de que el año pasado casi 1.000 mujeres fueron asesinadas en el país por razones de género, un 137% más que en 2015, cuando se comenzó a llevar el registro oficial.
"Paramos porque la máquina de muerte que ha operado contra nosotras tiene que detenerse", se lamentó la diputada independiente Lucía Riojas, quien no acudió a trabajar el lunes.
"Nosotras no vamos a participar de ese escenario que nos han querido vender como única posibilidad de vida", agregó. "Hoy, en ausencia y silencio, retumba en las calles la consigna de 'no más'".
La protesta está inspirada en un movimiento surgido en Islandia. En octubre de 1975, las mujeres decidieron no asistir al trabajo, no dedicarse a las labores del hogar y, en su lugar, tomar las calles de su país para exigir igualdad de derechos.
El movimiento en las calles de la capital mexicana resultó menos agitado de lo habitual y con mayor fluidez en el tráfico de vehículos, el mejor termómetro para medir la actividad de una urbe frenética. Sin embargo, muchas mujeres, sobre todo las que viven en la informalidad laboral, sí salieron a trabajar.
"Me dijeron que si no venía no me iban a pagar el día", se lamentó Yesenia, una mujer que trabaja en un puesto de comidas frente a una concurrida autopista capitalina.
"Sí hay mucha inseguridad en México. A mí me ha pasado, en una ocasión que fui en el metro, un señor mayor de edad intentó propasarse", relató.
Poder femenino. Mientras en otras ciudades del mundo las mujeres demandan mayor igualdad y derecho al aborto, las mexicanas han tomado las calles en las últimas semanas para exigir al Gobierno que ponga fin a los feminicidios, en un país donde 10 mujeres son asesinadas, en promedio, cada día.
La protesta feminista se ha convertido en un dolor de cabeza para el presidente Andrés Manuel López Obrador, cuestionado de culpar al "neoliberalismo" por la violencia de género y pedir a las mujeres que no se dejaran "manipular" por los "conservadores" que buscan atacar a su gobierno.
"No creo que sea de gran impacto", dijo el mandatario el lunes sobre el efecto del paro en la economía mexicana.
Según datos oficiales, las mujeres representan el 40% de la fuerza laboral, pero ganan un 34% menos que los hombres. Un estudio de la filial mexicana del banco español BBVA estima que el paro podría costar más de US$1.700 millones.
Para suplir la ausencia femenina, hubo soluciones como la de la emisora W radio, que optó por utilizar la voz de Google Translate para cubrir a sus locutoras y periodistas mujeres, mientras algunas empresas pidieron a sus trabajadores masculinos usar alguna prenda de color morado.
En otras latitudes de Latinoamérica las protestas feministas continuaban. Las mujeres argentinas, con banderas y pañuelos verdes, empezaban a concentrarse en el centro de Buenos Aires para asistir a una manifestación por la tarde. En Chile, en tanto, se convocó a una "huelga feminista".
"Las mujeres no somos respetadas", dijo Antonia Cáceres, una estudiante de 16 años que participaba de una protesta en la capital chilena.
"Estoy en una escuela de mujeres y se ve mucho machismo. Un profesor nos dijo una vez que la matemática no va con las mujeres, que nunca íbamos a entenderlas", relató.