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El cunnilingus en peligro
Dom, 09/06/2013 - 16:32

Lino Solís de Ovando G.

Minería a gran escala en Ecuador: ¿nuevas ganas de vomitar?
Lino Solís de Ovando G.

Lino Solís de Ovando G. es periodista y escritor. Se desempeña como editor general de AméricaEconomía.com. Ha trabajado para los medios Las Últimas Noticias (Chile) El Mostrador (Chile), Ecuavisa (Ecuador), y colaborado para variados medios latinoamericanos. Uno de sus libros infantiles fue elegido en 2012 para integrar las Bibliotecas Populares de México. Es parte del staff de escritores de Pearson para su colección 2015 de literatura Infantil/Juvenil para América Latina.*Cuenta Twitter: @lsolisdeovando*Cuenta Facebook: Lino Solís de Ovando

Hombres y mujeres, devotos, simpatizantes en ciernes o convencidos seguidores del cunnilingus, todos estamos de luto.

Quiero pensar que fue el maldito Gordon Gekko y no Michael Douglas quien sugirió en entrevista con The Guardian que su cáncer de garganta se produjo por el contagio oral de agentes patógenos relacionados con el virus del papiloma humano (VPH). Quiero pensar que su representante tiene razón, y que Douglas, un neófito en la medicina, sólo volvió a tener Un Día de Furia y se extralimitó en el afán de lanzar una frase reveladora.

Han sido días difíciles. Una Lluvia Negra ha caído sobre los recuerdos de noches en que sentí que tocaba el cielo con la punta de la lengua, porque desde ahora una pátina viscosa mantendrá su amenaza cada vez que me sienta tentado a iniciar, como un curioso muchachín, una nueva exploración. Tu y yo lo sabemos: ¡ya nada será igual! Lo que era placer, erotismo y complacencia, ahora estará teñido por el riesgo extremo de tentar a una enfermedad que podría alcanzar un nivel terminal; esa lengua que literalmente sale y entra embelesada, comenzará a ser malentendida como una burla con el mundo de los muertos, una afrenta que los malos espíritus -siempre poderosos, agazapados, esperando su minuto como un hábil cocodrilo que otea a ras del agua- querrán cobrarle a uno de los vivos.

Pese a que el alcohol y el tabaco siguen siendo las principales causas del cáncer de orofaringe -que puede afectar a las amígdalas, al paladar blando o a la base de la lengua-, hoy los galenos apuntan al sexo oral como una de las más preocupantes vías de transmisión venérea, un peligro que inquieta principalmente a los menores de 50 años en EE.UU., donde la alarma ha llevado a los médicos a proyectar que en 2020 el cáncer orofaringe producido por VPH superará la incidencia del de cuello de útero, hasta ahora el más numeroso en el mundo entre los que puede producir el virus.

¿Todo está perdido, amigos y amigas legionarias? ¿Nos dejaremos amedrentar o nos convertiremos en kamikazes dispuestos a todo?

El reciente Congreso de la Sociedad Americana de Oncología, pese a lo contraproducente de su sigla corporativa, ASCO, nos acaba de lanzar un calmante a quienes defendemos esta militancia: tras analizar a un grupo de personas infectadas con el VPH y con cáncer de garganta, han llegado a la maravillosa conclusión de que éstos no deberían tener miedo de hacer cositas porque el riesgo de ser infectados por el VPH es similar al de la población general. Es decir, se garantiza que la prevalencia de la infección oral por VPH no se incrementa entre las parejas y que su riesgo de cáncer oral sigue siendo bajo, como asegura Gypsyamber D'Souza, profesor asociado de epidemiología de la Universidad Johns Hopkins en Baltimore (EE.UU.), tras participar del estudio "Human Oral Papillomavirus Transmission in Partners over Time", el primero que ha analizado en un grupo relevante este posible riesgo en parejas. El estudio incluyó a 147 personas con cáncer de orofaríngeo VPH positivo y a sus 83 parejas. La edad media de los pacientes, la mayoría varones, era de 56 años. Los investigadores recogieron ADN de los participantes y vieron, tras analizar buscando tipos del VPH, que en el 66% de los pacientes había VPH, aunque esta cifra era sólo de 7% al cabo de un año de haber sido dado de alta de su tratamiento para el cáncer. Según los investigadores, los resultados proporcionan la tranquilidad necesaria a sus parejas, femeninas o masculinas, de que el riesgo de desarrollar cáncer de garganta asociado a VPH sigue siendo bajo.

Ufffff, ¿verdad que se siente un poco de alivio ahora? Sí, pero ante las evidencias, ¿no habría que popularizar aún más la vacuna contra el VPH entre los padres? (en Argentina ya es gratuita).

Según la Encuesta Nacional de Inmunización 2008-2010, de la Clínica Mayo, en EE.UU., datos de vacunación en adolescentes de 13 a 17 años, comprueban que 8 de cada 10 adolescentes se vacunaron con la vacuna Tdap (contra tétanos, difteria y tos ferina) y cerca del 63% con la MCV4 (antimeningocócica), sin embargo, sólo un tercio de las niñas fueron vacunadas contra el VPH.

Qué duda cabe, son días de temor, extrema confusión. Por eso propongo izar todas las banderas del mundo hasta media asta. Un minuto de silencio al comienzo de cada jornada laboral. Se trata de no bajar la guardia. Es momento de trabajar en equipo. Defender el acceso universal al santo grial. ¡A preservar el cunnilingus, compañeras y compañeros!