La vicepresidenta Kamala Harris, la primera en reconocer que Biden tuvo “un comienzo lento, eso es obvio para todo el mundo”, fue una ganadora indirecta del debate presidencial en Estados Unidos.
Miles de estadounidenses se reunieron en bares y eventos partidistas para ver el evento más caliente del verano: el esperado primer debate presidencial entre el demócrata Joe Biden y el republicano Donald Trump, quienes se vieron las caras por primera vez en cuatro años.
El primer asalto de este duelo de revancha, sin embargo, terminó con un resultado mucho menos apretado que los vistos en 2020, con ganadores y perdedores muy bien definidos. Vamos a revisar qué ocurrió en esta histórica jornada.
Perdedor: el presidente Joe Biden
Como señaló el periodista Ian Bremmer, Estados Unidos nunca había visto una reacción similar a la que desencadenó este reencuentro entre Biden y Trump el día después de un debate presidencial. En la prensa liberal se muestra un fatalismo total ante el desempeño de Biden, catalogado como el claro perdedor de la noche. Algo nunca antes visto, al menos en estas magnitudes.
Con titulares como “El presidente Biden es mi amigo, pero debe dejar la carrera” o “Presidente Biden, es hora de retirarse”, los referentes de opinión demócratas mostraron que la confianza en una victoria bajo el liderato actual está rota. Andrew Prokop, corresponsal político de Vox, lo resume muy bien: “Si el debate termina con su partido discutiendo si usted debería permanecer en la carrera, es bastante obvio que perdió”. ¿Qué pasó?
Biden tuvo una combinación de errores que alimentaron los puntos débiles que más critican sus rivales. Se mostró senil, sin energía y contundencia en sus respuestas, lo que exaltó la “cuestión de la edad” y resaltó las dudas sobre su capacidad para asumir un segundo mandato con una plenitud física y mental.
Ganador: ¿Donald Trump?
Por supuesto: si una de las personas en el ring pierde, el otro debe ser, por defecto, el ganador. Sin embargo, debemos destacar que Trump no obtuvo una buena victoria. Al menos no una que deba considerarse arrolladora.
El republicano no gana este duelo por ser impresionante, sino por la misma incapacidad de un titubeante Biden para rebatirlo en su cascada de mentiras. Un candidato republicano disciplinado y centrado pudo haber humillado al presidente más y de una manera más astuta. Biden, cabe resaltar de nuevo, se humilló solo, sin necesidad de Trump.
Como se esperaba, Trump mintió de manera descarada. Dijo, por ejemplo, que “la inflación está matando a nuestro país”, a pesar de la fortaleza de la economía y del empleo, algo que nunca supo aprovechar Biden en sus posturas. También mintió sobre la situación en la frontera, un tema en el que se notó su afán de culpar a Biden, pero en el que ocultó su terrible desempeño mientras estaba en la Oficina Oval.
La sensación final es que Trump se impuso en el debate, pero no por méritos, sino más bien por deméritos de su rival.
Ganador: Kamala Harris
La vicepresidenta Kamala Harris, la primera en reconocer que Biden tuvo “un comienzo lento, eso es obvio para todo el mundo”, fue una ganadora indirecta del debate. Tras el terrible desempeño del candidato demócrata, y ante la urgencia del Partido de encontrar alternativas rápidas, Harris surge como la siguiente en fila para asumir las riendas de la campaña.
Esto ocurriría si el Partido Demócrata opta por realizar una convención abierta en la próxima Convención Nacional Demócrata que se celebrará a finales de agosto. En esta, los delegados del partido, que ya habían depositado su fe en Biden se reunirán para confirmar al candidato que los representará en las presidenciales. Allí podría presentarse un escenario inusual: que los delegados opten por cambiar de líder.
Las reglas de la convención demócrata no son tan estrictas como las republicanas, que desecha los votos en contra en violación de la posición comprometida de un delegado, como recoge El Diario. Esto significa que los delegados podrían ofrecer otro nombre como alternativa a último minuto, pero este proceso tendría que contar con el apoyo del presidente Biden.
Las élites demócratas deberán pronunciarse pronto. El escenario de un cambio de candidato sigue siendo poco probable, pero como dice Prokop, era menos probable antes del debate. Ahora es posible.
Ganador: la fórmula del debate
Contrario a otros debates en los que ha participado Trump, contra Biden y Hillary Clinton, las reglas de este debate facilitaron un encuentro mucho más suelto. La fluidez fue notable sin las interrupciones de aplausos del público, ausente de la escena, y sin las intervenciones del rival, a quien se le cerró el micrófono para evitar cortes.
Perdedor: los moderadores
Si hay que exaltar la función de la fórmula, también hay que hacer una crítica a quien tuvo la tarea de ponerla en práctica. Ni Jake Tapper ni Dana Bash, los moderadores de la noche, se tomaron el tiempo para corregir las falsedades dichas por Trump. Tampoco tuvieron la capacidad para encarrilar de nuevo la conversación cuando ambos candidatos se enfrascaron en una ferviente discusión sobre sus habilidades en el golf…
Perdedor: el votante indeciso
Los votantes indecisos saben ahora más sobre las habilidades de golf entre ambos candidatos, el intercambio más apasionado de la noche, que de sus planes puntuales de gobierno. No hubo información nueva sobre lo que creen ambos candidatos en áreas clave. No hay nada diferente a lo que se ha dicho en campaña. En este sentido, y sin novedad en el frente, el votante indeciso quedó en el mismo punto de partida. Lo único nuevo para este grupo poblacional fue el miedo generado por las capacidades de Biden para gobernar, pero en lo que respecta a las políticas no hubo cambio significativo.