El auge de las empresas tecnológicas indias o israelíes no podría entenderse sin el papel central que jugaron los empresarios de esos países que se fueron a Palo Alto o Boston, tanto los que se quedaron como los que regresaron.
Esta circulación de personas, ideas y capitales sigue muy viva. De la diáspora de empresarios y managers indios siguen saliendo presidentes, consejeros y miembros de los comités ejecutivos de multinacionales como ArcelorMittal o las estadounidenses PepsiCo, Citbank, Adobe, o la europea Nokia Siemens Networks.
En los últimos meses las escuelas de negocios como las de Harvard y Chicago se dotaron de sus primeros decanos extranjeros: ambos son indios.
¿Existe en América Latina un vivero de talento comparable? Curiosamente en su libro The New Argonauts, la académica estadounidense AnnaLee Saxenian no resalta ningún latinoamericano, centrándose exclusivamente en los casos de las diásporas de emprendedores de naciones asiáticas. Sin embargo, cuando se analizan las cúpulas directivas de muchas de las multinacionales europeas y estadounidenses uno se encuentra con una grata sorpresa: el vivero de talento latino está muy presente.
El restringido grupo del comité de dirección de la española Telefónica incluye un argentino (que dirige, de hecho, todo el mercado español), sin hablar del gran número de altos ejecutivos latinos de su filial internacional. En la minera anglo-australiana BHP Billiton, el colombiano Alberto Calderón forma parte del núcleo directivo, al igual que un peruano en la multinacional suiza de seguridad SGS. El máximo ejecutivo del grupo automotor francés Renault es Carlos Ghosn, de origen brasileño.
La mitad del consejo de administración de la mayor cervecera del mundo, AmBev-Imbev, está formado por brasileños, empezando por el CEO y el director de finanzas. Un venezolano es miembro del comité ejecutivo de Nokia y un hispano preside la filial de Ericsson en América del Norte. En la multinacional sueca Electrolux hay dos brasileños, además de un hispano, en el comité ejecutivo.
La diáspora de empresarios y directivos en las multinacionales estadounidenses es todavía más impactante. Un colombiano preside la división de mercados emergentes de Microsoft; un venezolano está a cargo del área jurídica y protección de licencias, y un mexicano, a cargo de todo el negocio de televisión, video y música. El conglomerado agroindustrial Bunge es piloteado desde Nueva York por un brasileño. El prestigioso bufete de abogados Baker & McKenzie acaba de nombrar a un brasileño como su nuevo presidente mundial.
Por su parte, una chilena forma parte del equipo de dirección de la tecnológica HP como máxima responsable de recursos humanos. En la dirección general de la química Dow figuran un argentino y un vicepresidente ecuatoriano, a cargo de la tesorería. El máximo responsable de ventas mundiales en Kodak es también argentino, miembro del comité de dirección.
Los hispanos, nacidos o criados en Estados Unidos, se han convertido también en una cantera de máximos responsables de empresas multinacionales. Un ingeniero hispano formado en Estados Unidos fue nombrado presidente del grupo Symantec, una de las grandes empresas tecnológicas de ese país. En compañías como McDonald’s, Wal-Mart o Fedex también son muchos los latinos que se destacan. La lista se podría alargar todavía más, pero, en definitiva, todos estos ejemplos ilustran trayectorias exitosas de hispanos en multinacionales globales, tanto en Estados Unidos como en Europa. Todos muestran un estilo de gestión latino.
Las experiencias de India e Israel debieran servir de ejemplo. ¿Cómo movilizar el talento de las diásporas para (re)pensar la inserción internacional de sus economías? En combinación con empresarios y ejecutivos innovadores, asentados en sus propios países, los gobiernos de la región podrían contar con una cantera inmejorable de asesores.
Recientemente, el colombiano Diego Molano, a cargo de asuntos corporativos de Telefónica para América Latina, fue nombrado en su país ministro de tecnologías de la información y de las comunicaciones por la nueva administración del presidente Juan Manuel Santos. Esto ya es un buen comienzo.