Alrededor de 500 millones de estudiantes de todos los niveles, carecen de acceso al aprendizaje remoto, según la Unesco.
Estudio de OBS abordó la educación online desde diferentes aspectos: tendencias e impactos que ha causado el COVID-19, donde más de 800 millones de estudiantes (la mitad de la población mundial) seguían afectados por el cierre total o parcial de las escuelas, y donde los modelos de e-learning son -sin duda- una herramienta para disminuir los riegos de que se presenten niños escolarizados.
Luís Toro Dupouy, director de Programas Académicos y profesor de OBS Business School, señaló que la educación depende de la transformación digital, pero uno de los principales retos es que unos 3.600 millones de personas no tienen conexión a internet. Eso quiere decir que, aproximadamente, un tercio de los estudiantes en todo el mundo no tiene la posibilidad de acceder al aprendizaje remoto.
Además, alrededor de 500 millones de estudiantes de todos los niveles, desde la educación primaria hasta la educación secundaria superior, carecen de acceso al aprendizaje remoto, según la Unesco, lo que al final se traduce en que 24 millones de niños y jóvenes están en riesgo de abandonar la escuela y más de 100 millones de niños caerán por debajo del nivel mínimo de competencia en lectura debido al impacto del cierre de las escuelas.
Para evitar este escenario, el análisis de OBS expresa que, en los últimos años, los sistemas educativos más exitosos se dieron en países que invirtieron en su infraestructura digital. De esta manera, la “pedagogía digital” implica una serie de habilidades específicas que los educadores deben desarrollar para garantizar que la tecnología mejore el aprendizaje de los estudiantes.
Uno de los aspectos más relevantes a la hora de explorar los efectos de la tecnología educativa es analizar el acceso a los ordenadores o internet. En este orden de ideas, según la OCDE, la proporción de estudiantes en escuelas con suficientes dispositivos digitales conectados a internet es de países como Colombia y Perú, llegan a apenas el 28,6% y 32%, respectivamente, lo que evidencia que hay mucho terreno por cubrir para cerrar esas brechas y aplicar tener modelos e-learning más robustos.
“Según la OCDE, ninguno de los Estados miembros y socios de la organización de América Latina y el Caribe consideraba que la mayoría de los estudiantes de las escuelas tienen disponible una plataforma de apoyo de aprendizaje en línea eficaz. Esto, a pesar de la importancia que se le está dando a la digitalización en las escuelas. Colombia ocupa el cuarto puesto en la región con un nivel del 36,2% y Perú, estaba en el séptimo lugar con 24%”, detalló Toro.
Tecnología educativa (EdTech) en Latinoamérica
América Latina es el cuarto mercado en términos de ingresos de tecnología educativa más grande del mundo, detrás de América del Norte, Europa Occidental y Asia.
A pesar de ser el cuarto mercado más grande, un estudio realizado en nueve países latinoamericanos en 2020 por el Banco Interamericano de Desarrollo y el Instituto Tecnológico de Monterrey en México, encontró que solo una cuarta parte de los profesores universitarios encuestados se sentían completamente preparados para la inclusión de tecnologías digitales en el aula, mientras que otro 23% se sentía poco preparado o desprevenido.
Respecto al aprendizaje móvil (Mobile Learning o m-learning), en Latinoamérica y el Caribe, Chile se encuentra a la cabeza en la tasa de penetración estimada de teléfonos inteligentes. El país también lidera la región en la penetración estimada de internet móvil en el 2020, con la mayor proporción de la población total con acceso a internet a través de una conexión de banda móvil. En el entorno corporativo, casi el 70% de las organizaciones ofrecen actualmente aprendizaje móvil de alguna forma.
El e-learning tiene un gran efecto cuando se trata de los beneficios que hacen que la actividad educativa sea más fácil y sin complicaciones. La formación ofrece la posibilidad de aprender desde donde sea y cuando sea; con una mejor relación costo-beneficio; en un entorno interactivo, tanto o más que en una formación presencial; desarrollando habilidades en el trabajo en equipos virtuales, una destreza altamente apreciada en el mercado laboral actual y aprovechando la gran diversidad étnica y cultural que suele estar presente en los programas.
“El acelerado crecimiento del e-learning no se está produciendo solo por los efectos de la pandemia. También influyen factores como el creciente costo de la educación universitaria, el propio perfil conductual y psicográfico de los estudiantes, y la aparición de algunas tecnologías disruptivas que tienen un impacto directo sobre el desarrollo e implementación de estrategias educativas. La inteligencia artificial, la realidad aumentada, el aprendizaje móvil, el microaprendizaje y la analítica del aprendizaje son solo algunas de las tecnologías disruptivas que están provocando una revolución en el sector educativo”, señaló el docente de OBS.
El sector de la educación, como el resto de las industrias, tiene la imperiosa necesidad de adaptarse a los cambios impuestos por el imparable aumento de la digitalización. Y así está sucediendo. En el transcurso de las últimas dos décadas, el aprendizaje con tecnologías digitales ha aumentado y el resultado es lo que se ha denominado “pedagogía digital”, la combinación de tecnologías digitales y pedagogía para mejorar el aprendizaje. Esto implica una serie de habilidades específicas que los educadores deben desarrollar para garantizar que la tecnología mejora el aprendizaje de los estudiantes.
Para cerrar, es destacable detallar que, en América Latina, la creciente preocupación de los gobiernos por la educación en las últimas dos décadas ha dado como resultado que la región sea ahora el cuarto mercado más grande del mundo en términos de ingresos de tecnología educativa, detrás de América del Norte, Europa Occidental y Asia.
Sin embargo, en muchos países de la región todavía se considera que la mayoría de los estudiantes de las escuelas no tienen disponible una plataforma de apoyo al aprendizaje en línea eficaz, y solo el 25% de los profesores universitarios se sienten completamente preparados para la inclusión de tecnologías digitales en el aula.