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Andrés Manuel López Obrador, la poesía y la prosa
Vie, 26/04/2019 - 10:30

Pascal Beltrán del Río

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Pascal Beltrán del Río

Pascal Beltrán del Río Martin es periodista mexicano, ha ganado dos veces el Premio Nacional de Periodismo de México en la categoría de entrevista, en las ediciones 2003 y 2007. En 1986 ingresó en la entonces Escuela Nacional de Estudios Profesionales Acatlán de la Universidad Nacional Autónoma de México, donde se licenció en Periodismo y Comunicación Colectiva. De 1988 a 2003 trabajó en la revista Proceso; durante este tiempo publicó el libro Michoacán, ni un paso atrás (1993) y fue corresponsal en la ciudad de Washington, D.C. (1994-99), además de Subdirector de Información (2001-2003). Fue dos veces enviado especial en Asia Central y Medio Oriente, donde cubrió las repercusiones de los atentados terroristas de septiembre de 2001 y la invasión de Irak.

Fue el político estadunidense Mario Cuomo quien en 1985 acuñó la frase “se hace campaña en poesía, pero se gobierna en prosa”.

En septiembre pasado, hice referencia a aquel discurso de Cuomo, pronunciado en la Universidad de Yale, en el que habló del dilema que tienen los políticos cuando ganan elecciones. “¿Hay manera de zanjar la brecha de credibilidad entre lo que prometemos y lo que al final podemos realizar?”, se preguntó.

El presidente Andrés Manuel López Obrador está, a todas luces, viviendo precisamente ese dilema.

El reclamo que el mes pasado le hizo la CNTE, en el sentido de que no había cumplido el compromiso político de campaña sobre la derogación de la Reforma Educativa, llevó al tabasqueño a pedir a su bancada en la Cámara de Diputados frenar la votación en el pleno de un dictamen que había sido producto de una complicada negociación con otros partidos.

Al Presidente le parecía más relevante cumplir la palabra que dio a la Coordinadora que consolidar una vía de entendimiento político con la oposición.

Y así se aprobó el dictamen, la madrugada del jueves, sin el apoyo del PAN. Veremos qué pasa en el Senado, donde los legisladores de la oposición no siempre atienden las órdenes de sus gobernadores. Pero si López Obrador trata siempre de cuadrar lo dicho en campaña con lo que se puede realizar en el gobierno, podría terminar quebrándose la cabeza.

Veamos algunos ejemplos de la poesía y la prosa lopezobradoristas:

1)  El 15 de febrero de 2017, durante un mitin en Huixquilucan, Estado de México, el entonces aspirante presidencial se comprometió a acabar con las masacres y se terminaría con la guerra si Morena llegaba a la Presidencia. Dijo que entre los sexenios de Felipe Calderón y Enrique Peña Nieto, había “un promedio de una masacre por mes”. Agregó: “Vamos a garantizar la paz y la tranquilidad públicas sin el uso de la fuerza”. Como se sabe, esa promesa no ha sido fácil de cumplir. En el primer trimestre de 2019, se alcanzó el mayor número de homicidios dolosos en la historia, y apenas se acababa de dar a conocer ese número, sucedió la masacre de Minatitlán, en la que 13 personas fueron acribilladas por sicarios.

2)  El 18 de octubre de 2018, después de haber ganado la Presidencia, pero antes de tomar posesión del cargo, López Obrador dijo que su gobierno otorgaría visas de trabajo a los migrantes centroamericanos, que avanzaban en caravana hacia la frontera norte del país. “Nosotros, a partir del 1 de diciembre, vamos a dar empleo a centroamericanos; es un plan que tenemos, que el que quiera trabajar en México va a tener una visa de trabajo, no sólo con deportaciones, sino dando opciones, dando alternativas”, afirmó en Tamaulipas. Seis meses después de haber prometido eso, López Obrador ha tenido que darse cuenta que las redadas y las deportaciones son cosas que su gobierno no ha podido evitar.

3)  El 18 de mayo de 2018, en Oaxaca, el candidato López Obrador llamó al presidente estadunidense Donald Trump a serenarse. “No debe estar ofendiendo al pueblo de México”, advirtió. “No queremos confrontarnos con él, pero le vamos a pedir que nos respete”, dijo. “Ahora está hable y hable mal del mexicano, pero ya vamos a llegar nosotros y cada vez que lance un tuit va a haber otro de regreso”. Ya en la Presidencia, López Obrador ha optado por “no caer en la provocación” y dejar sin respuesta los mensajes de Trump.

Hacer campaña en poesía y gobernar prosa, el dilema de todo político que gana elecciones.

*Esta columna fue publicada originalmente en Excélsior.com.mx.