Luego del último lanzamiento de un misil intercontinental, sumado a las seis detonaciones nucleares, no es posible dejar de reconocer los avances tecnológicos en materia militar que usted, y la dinastía Kim que representa, ha desarrollado y casi alcanzado con su programa nuclear y de misiles. No cabe duda que el desarrollo tecnológico de un misil de estas características, con capacidad de alcanzar teóricamente incluso objetivos como la Casa Blanca, en los Estados Unidos, es un logro para sus intereses.
Sin embargo, en paralelo, para el sistema internacional y la sociedad global es también un tema de preocupación observar los serios problemas que en materia de Derechos Humanos, económicos y políticos se experimentan en la República Popular de Corea del Norte. Por ejemplo, no parece lógico que, en contradicción con el mensaje que se ha entregado de la realidad de su país, según el Departamento de Estado de los Estados Unidos alrededor de 300 mil de sus ciudadanos han decidido desertar desde su país, desde 1953 a la fecha. Y, según datos oficiales del gobierno de Corea del Sur, en 2016 fueron 1.418 los norcoreanos que escaparon, mientras que en 2017 se sumaran otros 593. El más reciente caso, del soldado "Oh" que desertó por el Área de Seguridad Conjunta, es una demostración fehaciente de la contradicción entre desarrollo tecnológico y la debilidad en materias básicas que presenta el desarrollo de su país.
Usted debe convenir que las sanciones del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, todas las cuales han sido apoyadas por dos de sus más importantes apoyos internacionales (China y Rusia), demuestran un consenso global irreversible al oponerse a que usted utilice armas nucleares como una solución de supervivencia. Es cierto, los países poseedores de armas nucleares deberían comprometerse a eliminarlas y los que no la poseían (y no las poseen), a no adquirirlas.
La cuestión central es resolver el innecesario sufrimiento de los norcoreanos como resultado de las sanciones del Consejo de Seguridad; pero, además, evitar un colapso político y humano en su país. Al menos, ahora que usted insiste que su pais ya es un actor nuclear regional (y global), es momento de utilizar su condición de líder supremo e iluminado para demostrar una capacidad estratégica de negociación: dialogar y negociar con el sistema y la sociedad internacional, para así encontrar una solución pacífica a la actual tensión. Esto es lo que garantizar hasta ahora los derechos humanos en Corea del Norte, implementar un exitoso proceso de paz en la Península, en la región y, ahora, en el mundo.