He aquí una estadística (i) vergonzosa: hasta un tercio de los alimentos se desperdicia en el mundo. En los países en desarrollo, esto representa entre 400 y 500 calorías diarias por persona. Pero en las naciones desarrolladas esta cifra llega hasta 1.500 calorías per cápita.
No podemos darnos el lujo de botar tanta comida. Aproximadamente, 842 millones (i) de habitantes en el mundo no tienen hoy en día lo suficiente para comer, y el 98% vive en países en desarrollo.
En estas naciones, los alimentos se pierden en las granjas o camino al mercado debido a las malas condiciones de la infraestructura y el almacenamiento. En los países desarrollados, la comida es desperdiciada en el sector minorista y por los consumidores.
Todos tenemos que tomar medidas. Cada uno de los países y cada persona deben reducir al mínimo el despilfarro de alimentos como parte de la lucha contra la pobreza (i) y el hambre.
Hay mucho en juego. Los individuos que no consumen las calorías necesarias no pueden vivir una vida plena, activa y productiva. Además, cerca de 2000 millones de habitantes en el mundo no reciben suficientes micronutrientes, es decir vitaminas y minerales que son esenciales para el desarrollo físico e intelectual. Los niños y adultos malnutridos no alcanzan su potencial, y tienen menos probabilidades de escapar de la pobreza y ayudar al crecimiento de sus países.
Con el desperdicio de alimentos también se malgastan recursos como el agua, la energía, los fertilizantes y la tierra. Todos ellos se vuelven más valiosos y caros. El aumento de la población mundial de 7.000 millones en la actualidad, a 9.000 millones en 2050, nos obliga a mejorar rápidamente, a la vez que enfrentamos hoy problemas debido a la escasez de agua, la variabilidad del clima y una cantidad limitada de tierra cultivable.
Cuando se desaprovechan los alimentos, muchas personas tienen el legítimo derecho de enojarse. Ellas preguntan si la comida se puede distribuir de manera más eficiente para que los excedentes lleguen a quienes más lo necesitan. ¿Podríamos todos comprar y comer solo lo que requerimos? ¿Por qué no podemos considerar a los alimentos como un recurso natural que no debe ser desperdiciado?
La respuesta es que podemos hacer todo eso. Nuestro informe Alerta sobre precios de los alimentos se centra en los factores que pueden estar impulsando el desperdicio de la comida en los países desarrollados, los cuales son responsables del 56% de los alimentos perdidos a nivel mundial. Los supermercados piden más alimentos de los que pueden vender, las personas compran más de lo que necesitan (a menudo en respuesta a ofertas especiales o publicidad) y los alimentos se tiran cuando todavía se pueden consumir porque la gente interpreta mal las etiquetas de caducidad de los envases. Los consumidores tienen el poder de enviar señales a los proveedores comprando cantidades más pequeñas en el supermercado, ordenando menos comida en los restaurantes, o consumiendo menos proteínas, que son las que requieren más recursos para su producción.
En las naciones en desarrollo, donde ocurre el 44 % restante de pérdidas de alimentos, los cultivos de muchos agricultores se pudren en los campos debido a carreteras intransitables y sistemas de almacenamiento inadecuados. En África al sur del Sahara -donde se estima que 1 de cada 4 personas está malnutrida- hasta una cuarta parte de los alimentos producidos se pierde cada año. El Grupo del Banco Mundial está trabajando (i) con los gobiernos y otros asociados para ayudar a los agricultores a mejorar su acceso a los mercados y al financiamiento, así como su capacidad de almacenar sus cosechas. Comprometimos US$12.000 millones en agricultura el año pasado para promover programas agrícolas y de seguridad alimentaria.
Algunas iniciativas prometedoras para reducir el despilfarro de alimentos incluyen enfriadores evaporativos en Tanzanía e India, bolsas plásticas de almacenamiento herméticamente selladas para los cultivos en Nigeria y silos metálicos pequeños en Kenya. A mayor escala, los países en desarrollo deben mejorar y ampliar la infraestructura (i) como carreteras, ferrocarriles, generación de electricidad, abastecimiento de agua potable, calefacción, ventilación e instalaciones de almacenamiento.
Cada uno de nosotros debe tomar medidas rápidamente para detener la pérdida de alimentos y los recursos que se necesitan para producirlos y transportarlos. Sus acciones -junto con las de muchos otros en todo el mundo- pueden ayudar a millones de personas a salir de la pobreza y poder tener vidas más plenas y productivas.
Comparta sus ideas para evitar el despilfarro de alimentos en la sección de comentarios más abajo. En particular, si usted está en la industria de los alimentos o los restaurantes, me gustaría conocer los problemas que enfrenta y sus ideas o iniciativas para abordar los excedentes de alimentos.
*Esta columna fue publicada con anterioridad en la zona de blogs del sitio web del Banco Mundial.