Todos estábamos equivocados. Un gran error. ¡El candidato Donald Trump es mucho peor que un simple vulgar colérico o que, incluso, un machista! Más bien, hasta ahora se había contenido en sus declaraciones para no mostrar su verdadera personalidad. Durante mucho tiempo fue respetuoso con los líderes de su partido. Pero, desde que los directivos republicanos se negaron a seguirle, el multimillonario insinuó que dejará de tener mano blanda. Y ahora estamos viendo un Trump "desatado".
Quien pensaba que la campaña electoral en Estados Unidos había alcanzado su punto moral más bajo, está equivocado.
Trump se siente traicionado. Esta es la primera vez que la dirección del partido republicano se aleja de su principal candidato. Algo totalmente injusto, desde el punto de vista de Trump. Después de todo, ya se había disculpado por su "charla de hombres en el vestuario”. Pero, después de la publicación de sus comentarios sexistas, a muchos republicanos se les acabó la paciencia. El candidato presidencial republicano ha provocado una profunda crisis en el partido.
El establisment, el culpable. Desde la perspectiva de Trump, él no es culpable. Y señaló con el dedo al establishment, que desde el principio estaba en contra de su candidatura. Trump hace un teatro al quejarse de la falta de apoyo. Como en un reality show. En realidad, el presidente de la Cámara de Representantes Paul Ryan trata de salvar lo que se pueda: el honor del partido y, en lo posible, muchos escaños en el Congreso. La lucha por la presidencia parece estar perdida.
Ahora, Trump no tiene solo a los líderes del partido en su contra: los poderosos de Wall Street, los lobistas y los ricos de Hollywood se han mostrado en contra de su candidatura. Especialmente los medios de comunicación. En el reciente debate televisivo con Hillary Clinton y dos moderadores, Trump señaló, como un niño ofendido en el patio de la escuela, que "tres contra uno, es injusto."
También criticó a los medios. ¡Como si Trump fuera la reencarnación de la justicia! Así llevó a la cultura del debate de su país a un nivel muy bajo y sin precedentes, y llevó a su oponente a una lucha en el fango. De esta forma hizo famosa su candidatura al principio. Trump, que ahora se queja de los medios de comunicación, debería agradecerles por su ascenso. Casi sin protestar lo dejaron instigar sobre la construcción de un muro en la frontera con México, sobre un posible cierre de las fronteras para los musulmanes o sobre el fin del libre comercio. Con sus elocuencias provocaba altos índices de audiencia. Y con ello, las cadenas de televisión veían crecer sus ganancias.
Pero por fin se dio vuelta la tortilla. El comportamiento de Trump es ahora cuestionado frente a las cámaras de televisión, así como su selección de palabras, sus modelos de control y otras "soluciones" políticas han quedado desenmascaradas. ¿Por qué demoraron la dirección del Partido Republicano y los medios de comunicación tanto tiempo en darse cuenta?