Muchas veces escuchamos decir que todo cambio trae consigo una oportunidad; analizando esta frase en términos menos filosóficos y llevándola a un contexto más tecnológico todo cambio de tecnología trae nuevas oportunidades y beneficios, pero hasta completar el proceso en el que dejamos la tecnología anterior e implementamos y nos acostumbramos a la nueva ese cambio genera incertidumbre, costos y nuevos procesos, entre otros.
Este año las empresas que aún siguen utilizando Windows XP como sistema operativo (SO) se encuentran ante un gran desafío: migrar o migrar. Al terminarse en abril el soporte de Microsoft a este sistema, ya no quedan más opciones que enfrentar lo que implica el cambio. Muchos factores pueden haber contribuido a demorar el cambio, pero lo cierto es que cualquier profesional de IT conoce el esfuerzo que esta migración acarrea donde los métodos manuales descentralizados y la gestión de puestos de trabajo llevan mucho tiempo y son propensos al error. Asimismo, las preocupaciones sobre la compatibilidad de aplicaciones, no son un tema menor, ya que se debe probar y reescribir una por una para una variedad diferente de plataformas. Adicionalmente, en esta oportunidad la elección de continuar utilizando XP puede traer grandes consecuencias a la compañía dado que se verá expuesta a brechas de seguridad, malware, incumplimiento normativo e incluso multas. El riesgo de que una PC o un dispositivo móvil que contiene información sensible de la compañía sea susceptible de pérdida o robo siempre debe contemplarse, pero al tener un sistema operativo no compatible se multiplica esta vulnerabilidad.
¿Cómo trasformar el cambio en oportunidad? La virtualización de escritorios y de aplicaciones son tecnologías que permiten iniciar esta transición y a la vez transformar la infraestructura de TI para que esté a la altura de las necesidades del negocio de las empresas en la actualidad. De esta manera, se pueden virtualizar los escritorios para comenzar a entregar de forma inmediata puestos de trabajo basados en Windows 7/8.1. Y también es posible, gracias a la virtualización de aplicaciones, abordar las aplicaciones de Windows XP que requieren ser reparadas o sustituidas según sea necesario, y en paralelo, hacer una transición gradual desde Windows XP al nuevo SO. Pero una de las ventajas más significativas es que mientras esto sucede, los usuarios mantienen un acceso ininterrumpido a todas las aplicaciones que necesitan para trabajar (independientemente del sistema operativo), no se pierde la productividad y se puede acceder a la información corporativa y a su escritorio desde cualquier lugar y cualquier dispositivo, habilitando una mayor movilidad empresarial.
Otro factor a contemplar es el hardware; un sistema operativo actualizado puede requerir que las terminales del usuario sean actualizadas también para garantizar un rendimiento óptimo. La virtualización, en este sentido, permite extender la vida del hardware existente mediante el cambio de los procesos al centro de datos, asegurando una experiencia de alta calidad e independiente de las características del dispositivo utilizado.
En conclusión, existe una forma concreta de dejar atrás a Windows XP y a la vez revolucionar y transformar la infraestructura de IT: la virtualización de escritorios y aplicaciones. De esta forma, el departamento de IT no sólo aborda la necesidad urgente de este cambio sino que toma también las medidas necesarias para adaptarse a un entorno laboral que vemos evolucionar hacia la movilidad empresarial.
A la vez, la posibilidad de innovar y tomar un nuevo rol más orientado a la estrategia del negocio, se vuelve posible para el departamento de IT que ya no necesitará enfocar su atención y recursos a mantener una infraestructura de puestos de trabajo tradicional.